Capítulo 8: ¡Demasiado tarde! Otro rumbo espera

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(Unos minutos después, en el almacén furtivo...)

Los cazadores estaban en el interior, descansando un poco en unas sillas mientras las crías de los animales lloraban de miedo. Uno de los malos, que despertó, se empezó a golpear los barrotes de todas las cajas con tal de silenciar a sus víctimas.

"¡Ya callen, bestias locas!" les gritó, despertando a su compañero, "Oye, ya es de mañana, llevemos a estos animales al aeródromo antes que me vuelvan loco"

"Vale, vale" le respondió el segundo cazador. A continuación, encendió un cigarrillo, se levantó y se dirigió hacia la puerta, "Iré arrancando el carro... ¡Ahhhhhhhhhhhhhh!"

El motivo del grito era que un gran león con una especie de aura brillante blanca le había derribado de improviso, inmovilizándole ambos brazos para que evite agarrar su arma (que había rodado por el suelo). El otro cazador le intentó ayudar, disparándole con una pistola.

Con una rección rápida, Dan esquivó el tiro

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Con una rección rápida, Dan esquivó el tiro. No obstante, el otro había conseguido también tomar su pistola, de modo que estaba acorralado. Era aquel momento: levantó una pata, como si fuera una señal de rendición. Al hacerlo, un resplandor rápido pero potente salió desde la plantilla de su pata hacia los ojos de ambos cazadores, quienes dispararon errando irremediablemente.

"¡No veo nada!" gritó uno.

"¡Estoy ciego!" gritó el otro.

Y era verdad: los iris se habían vuelto de un color blanco, como si sus ojos habían perdido cualquier atisbo de color... o luz. De igual forma, ambos cazadores se desplomaron, como su también les hubieran quitado toda su fuerza. Casi de inmediato, Dan entendió lo que el chamán le había dicho:

"...la oscuridad se ciega ante la luz..."

"No sabía que era tan literal..." se dijo a sí mismo, "¡Ya puedes entrar, Ono!"

La garceta entró por una ventana abierta y se impresionó de cómo Dan había ya inmovilizado a los dos cazadores.

"Woah, nunca había visto un poder así..." comentó.

"No planeo usarlo muchas veces, para evitar llamar la atención" respondió Dan, "Ahora ayúdame: vamos a liberar a todos. Avísame si encuentras a Simba primero"

"¡A la orden!"

Dan se encargó de abrir las cerraduras de las celdas, debido que el sabía hacerlo. Mientras que Ono iba de un lado a otro, guiando a los recién liberados y buscando al príncipe. Sin embargo, el corazón de Dan se hundió profundamente cuando tuvieron a varias crías (antílopes, gacelas, cebras, hipopótamos, jirafas, etc.) pero no había ni rastro de Simba.

"¡Simba! ¡Simba!" gritó desesperado, esperando que estuviera en alguna parte de allí.

"Disculpe..." dijo una gacela pequeña, "Yo vi que se llevaron a un cachorro de león..."

El Rey León 6: Más allá del ReinoWhere stories live. Discover now