「15」

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Tord acababa de salir de la ducha y se puso un par de pantalones cortos cuando su abuela llamó a su puerta.

— ¿Estás presentable, querido? Tienes una visita.

Preguntándose quién podría ser, abrió la puerta. Thomas estaba parado al lado de su abuela.

Tord parpadeó, sintiéndose perdido. ¿Qué estaba haciendo Thomas ahí?

— Oye —dijo, encontrándose con los ojos de Thomas. Tom tiró de su cuello y se aclaró la garganta.

— Yo estaba en el vecindario —dijo, con algo de rigidez.

Tord parpadeó, desvió la mirada y asintió.

— Vamos, entra —Se corrió hacia un lado, dejando que Thomas entrara en la habitación.

Su abuela le dio una mirada inquisitiva, pero Tord negó con la cabeza: No, Thomas no era su novio.

— Su abrigo, jovencito —dijo su abuela.

Tom se quitó el abrigo y se lo dio. Tord cerró la puerta.

— Lamento el desorden. Sé que lo odias —En su defensa, era como la habitación de un estudiante universitario promedio.

Thomas miró a su alrededor.

— Esperaba que fuera peor.

— ¿Debería sentirme ofendido?

Tom volvió su mirada hacia él, y de repente, Tord se volvió muy consciente de que sólo llevaba un par de pantalones cortos. Y él estaba mojado. Tord agarró una camiseta limpia y se la puso rápidamente.

— Yo no sabía que vivías con tu abuela.

— Estoy un poco corto de dinero en este momento, por lo que vivir aquí tiene sentido. A la abuela no le importa. Creo que ella se siente sola.

El silencio se sintió en la sala mientras se miraban el uno al otro.

Tord pasó de un pie al otro, frotándose el dorso del cuello.

— ¿Puedes sentarte?

Los labios de Thomas temblaron.

— ¿Eso es una pregunta?

Tord sonrió tímidamente.

— Quizás.

Thomas lo miró fijamente durante unos momentos antes de aclararse la garganta.

— Yo tengo dos horas que matar hasta que tenga que recoger a Katya. Entretenme.

Tord se echó a reír.

— ¿Tú nunca trabajas? —dijo, dejándose caer en el sofá y agarrando el control remoto de la tele.

— A veces —dijo Tom, fingiendo seriedad—. Si estoy de humor.

Tord se encontró sonriendo mientras encendía el televisor. Todavía le sorprendía un poco que Thomas no fuera un adicto al trabajo compulsivo y perfeccionista. Parecía del tipo, pero en realidad no lo era. Parecía que se esforzaba por la perfección sólo en su vida personal.

— Creo que tengo algunas películas de acción pésimas. Son tan malas que son hilarantes. Venga, siéntate.

Se dio cuenta demasiado tarde que el único lugar para sentarse, aparte de la cama, era el espacio en el sofá junto a él.

Thomas vaciló antes de sentarse tan lejos de él como pudo, lo que no era muy lejos: el sofá era bastante chico.

Lamiendo sus labios, Tord miró a la TV mientras la película comenzaba.

★ obsessed ── tomtordWhere stories live. Discover now