SIX. ミ paseo

9.4K 882 653
                                    

Antonella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Antonella.

Bien, cuando acepté salir a andar en monopatín y recorrer la ciudad no me imaginé todo este quilombo. Éramos bastantes si, pero a la vez no porque eran algunos de los chicos junto a sus novias menos Melina y yo que no estábamos emparejadas con nadie y éramos caso aparte. Además, no me di cuenta que eran monopatines eléctricos, yo me había quedado en los que empujabas con el pie que usaba cuando era chiquita y claramente no pensé en grande, ya ni existían casi esos.

Pero quién creo que estuvo en peor situación fue Melina, que su idea principal fue andar sola en monopatín porque Paulo no aceptó, pero tampoco él acepto que anduviera sola, así que ahí fue como una media hora más de los dos peleando. Y de verdad estuvieron así hasta que apareció un chico que nada que ver a nosotros, acercándose a Paulo y Melina. Supe que los dos lo conocían y noté cómo Melina se ponía nerviosa a cada palabra que le decía Paulo señalando al chico, que por lo que oí mientras hablaba, tenía un español malo así que supuse que era algún amigo de ambos que jugaba en otro equipo, porque seguía vestido cómo recién salido de un entrenamiento.

─ ¿Vamos? ─ miré a Enzo quien venía a mi con el monopatín en mano.

Si, también creí que también iba a poder andar sola en el monopatín, pero cuando Enzo me invitó no me di cuenta que era para ambos andamos en esa cosa. Así que sin reprochar acepté, por lo menos me podía llegar a ahorrar una caída vergonzosa.

─ ¿No subis? ─ le pregunté, viendo que ponía el monopatín entre los dos y no subía. Él negó con la cabeza.

─ No, quiero que subas vos adelante.

Yo miré a ambos adelante mío y suspiré, porque era bastante grande el monopatín y tenía cero equilibrio yo.

─ Bueno pero agarralo porque me caigo sino ─ dije, escuchando cómo se reía y eso me puso más nerviosa.

A nuestros costados algunos ya estaban subidos y a dos de dónde estábamos nosotros estaba Melina subida y detrás del chico con el que estaba recién, ella me miró fijamente y pude adivinar en su mirada que quería morir.

Yo agarré el manubrio con mis dos manos justo cuando algunos ya salían andando y me apuré bajando la vista a mis pies para subirlos a la base. Y ni bien lo hice sentí que Enzo se subió rápido detrás mío presionandose en mi espalda, para después rodear con sus brazos a mi al rededor y puso sus manos a un costado de las mías en el manubrio.

─ Agarrate que salimos ─ sentí su aliento en mí cachete mientras de reojo veía cómo ladeó la cabeza más a mi para verme el rostro y yo solo asenti rápido.

De a poco la respiración se estaba volviendo un problema, porque me estaba costado hacerla llegar a mis pulmones.

Y sin que me diera cuenta hizo acelerar el monopatín saliendo detrás de los demás que ya habían comenzado a andar, a dos más adelante de nosotros vi la cabellera rubia de Melina casi prendida al chico adelante suyo y volví mí vista adelante, donde habíamos agarrado la senda que iban otros monopatines y en bicicletas. De repente olvidé que Enzo estaba atrás mio y hasta se me fue cualquier tipo de nerviosismo cuando comencé a admirar cada cosa que le pasábamos por al lado. Amaba las estructuras de las casas, que digamos que todas eran blancas, y la forma en la que todo estaba iluminado. Hasta por un momento cerré los ojos sintiendo el viento pegarnos de frente y el pelo que llevaba suelto voló para todos lados y algunos mechones se pegaron a mi rostro.

✓ HECHIZAME, enzo fernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora