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Regrese a la habitación y cerré la puerta. Ya no quería más apariciones de jardineros nocturnos y adolescentes raros. Me tiré a la cama viendo al techo tratando de conciliar el sueño. Empecé a recordar uno de mis mejores días con los chicos.

El día comenzó con un pequeño Seungcheol de 11 años entrando a mi habitación.

—¡Hoy es el gran día! — dijo brincando a mi cama.

Recuerdo que el uniforme de la escuela le quedaba grande. Salté de la cama para arreglarme.

—Hoy es el día — dije al espejo.

Los dos corrimos al camión con nuestras mochilas en la espalda, la suya de Ferrari y la mía de puntos de colores. Al llegar a la escuela nos esperaban los demás. Soonyoung, Jihoon, Mingyu, Seokmin y Joshua.

—Vamos a hacer historia — dijo Soon.

—¡Sí! — dijimos todos a coro.

La campana sonó y nos fuimos a los salones; los chicos compartían el mismo salón en el cuarto piso, mientras que yo tomaba clase con el profesor Huh. Un gordo y amargado que me odiaba por ser hermano de Cheol.

—El joven Choi presta atención a la lectura.

Solo tenía que esperar hasta el recreo para ver a los chicos, pero no podía esperar. Quería ver si todo el plan estuviera en orden.

—Profesor, Huh, necesito ir al baño — dije haciendo un pequeño baile.

Después de una mirada de desaprobación, me dejo salir.

—No quiero saber que estaba merodeando los pasillos, joven Choi.

Salí rumbo al pasillo principal hasta llegar al cuarto de limpieza, el cual era un pequeño closet lleno de escobas y trapeadores. Subí por las repisas hasta llegar al ducto de ventilación. Me arrastro por el ducto con ayuda de los codos hacia el salón de los chicos. Pasé por la cafetería para acortar el camino. Ese día estaban cocinando hamburguesas, las favoritas de Joshua. Llegué al salón, al parecer tenían una aburrida lección de matemáticas con el profesor Suho. ¡Dios, cómo odio a ese profesor!

—Choi y compañía guarden silencio — dijo el profesor.

Jihoon arrugó una hoja de su cuaderno y se la lanzó al profesor.

—¡Sí! — grité de alegría.

Pero llevé mis manos a la boca al ver que se había escuchado. Todos se voltearon a ver tratando de descubrir la voz. Di media vuelta y regresé al cuarto de limpieza. Pero para mi mala suerte estaba el verrugoso Earl. El conserje de la escuela, cuyo apodo se ganó al tener una verruga del tamaño de una canica a lado de la oreja. No podía salir si él estaba abajo, me reportaría y me castigarán, pero si no llegaba pronto a clase, el profesor Huh me regañaría.

El verrugoso Earl no se movía por ningún motivo, estaba sentado en una silla de plástico con los brazos sobre la panza. ¿Acaso estaba dormido? No podía arriesgarme, así que me quedé un rato viéndolo. Quite uno de los tenis y le toque el hombro con ayuda de las agujetas. Parecía estar dormido y yo no podía estar más tiempo ahí. Baje con mucho cuidado para no despertar al conserje, su gordo trasero ocupaba todo el espacio del cuarto de limpieza. Por un momento casi tocó la asquerosa verruga de Earl. Salí corriendo hacia el salón donde me esperaba un muy grande regaño.

—¿Dónde estaba Choi?

Yo no podía mentir, había tardado veinte minutos gracias al verrugoso Earl, pero tampoco podía delatar mi pasadizo secreto por toda la escuela.

—Fuí al baño y luego fui a ver qué habría hoy en la cafetería.

El profesor me mandó una mirada de desaprobación, pero en parte era cierto. Yo había estado en la cafetería, bueno, en el techo de esta.

My brother's best friend ツ JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora