Parte 11

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El menor se despega un poco de la puerta y se sienta otra vez en el sillón. El rubio sale con las orejas rojas y acolchados entre las manos.

Bakugou: La cama está lista para que te acuestes... (Decía evitando mirarlo, mientras se dirigía al sillón)

Deku: Okey, g-gracias... (Camina por al lado suyo y entra al cuarto) Descansa. (Con una voz suave y una sonrisa tímida)

Bakugou: Adiós... que duerma bien... (Lo mira de reojo y le sonríe leve y débilmente)

El rubio ve al pecoso irse y cuando ya no podía verlo, se arrodilla en el piso y apoya su cabeza en los almohadones del sillón. Siente a la perrita acurrucarse a su lado para ofrecerle su calidez, pero él se sentía impotente y molesto, extrañaba a su esposo y el chico que estaba allí lo quería, obvio, pero cada vez que lo veía una culpa recorría todo su cuerpo a través de sus venas.

El pecoso deja la puerta semi abierta, se sienta en el borde de la cama del lado el cual sería suyo en el futuro. Se saca sus pantalones para estar más cómodo, aparte de que tenía la costumbre de cambiar antes de dormir. Se queda en calzones y solo tenía la remera que le dios el rubio. Se acurruca en el medio de la cama algo angustiado y trata de dormirse.

El rubio suspira cansado y se levanta del piso para acomodar los acolchados y las sábanas en el sillón. La perrita que se encontraba a su lado se frota levemente en su pierna y se va con el pecoso, ya que él la necesitaba aún más.

Sin sacarse nada de ropa se acomoda debajo de las sabanas y saca su celular para ver si le había llegado algún mensaje de Kiri. Pero nada. Frunce el ceño y cierra sus ojos, apoyando su teléfono en su vientre.

Pasan las horas y Deku tenía ese típico sueño de que se dormía y despertaba así sucesivamente hasta que en un momento se quedó mirando a la nada mientras abrazaba a la perrita.

Frustrado de no poder dormir se levanta y agarra una de las grandes almohadas y el acolchado tan esponjoso, camina hacia la sala y se asoma por la entrada para ver al rubio dormir.

Deku: (La perra trota hacia el rubio que dormía) No- Saki ven... (Dijo en un susurra, pero la perra lo desobedeció, se sienta al lado del sillón con la lengua afuera) Ven, lo vas a despertar... ¡Saki! (La perra se quedaba ahí inmutada)

El pecoso la sigue y trata de convencerla de volver, pero al ver al rubio acurrucado en el sillón, se compadece de la petición de la cachorra y se enrolla en el acolchado, deja la almohada en el piso y se acuesta en el piso, pegado a las patas del sillón para sentirse más pegado al rubio.

El rubio sin mutarse se acurruca contra el respaldo del sillón, dándole la espalda al menor. Sus labios estaban ligeramente abiertos y su celo estaba algo fruncido. Se podía notar su espalda algo tensa, al igual que sus piernas y brazos.

El pecoso lo mira barias veces, tratando de que sus ojos no se cierren, pero al final el cansancio volvió a él y se duerme.

Pasan las horas y la luz del sol entra por el ventanal que daba al patio, que por suerte estaba tapado con esas largas cortinas.

la perra se despierta y se para arriba del pecoso que estaba echo bolita para despertar al rubio con sus lamidas.

Bakugou: ¡Ugh! Siempre igual vos. (Decía medio irritado, pero a la vez estada divertido. Se limpia las lamidas de la perra con una sonrisa) ¿Cómo es que estás...? (Se estira un poco para ver cómo era que la perrita haba llegado hasta el sillón, y ve al pecoso a su lado) No me la cuentes... (pensaba algo divertido)

La perra lo mira, pero baja del menor, en el cual estaba parada, el pecoso suelta un gemido de dolor y luego se acurruca para el otro lado.

Saki ladraba bajo junto al gran ventanal pidiendo ir afuera para sus necesidades.

El Futuro en Retroceso.Where stories live. Discover now