2.- El arte del secuestro

539 51 0
                                    

Para la hora del crepúsculo, los niños ya estaban encerrados en sus casas desde hacia un buen rato. A través de los postigos de sus habitaciones vieron a sus padres, hermanas y abuelas que que, armados con antorchas, rodeaban el bosque siniestro, desafiando al director a cruzar su circulo de fuego.

Sin embargo, mientras los niños, temblorosos, apretaban los tornillos de sus ventanas, Sophie se preparaba para aflojarlos. Quería que este secuestro fuera lo mas practico posible. Encerada en su habitación, preparó sus horquillas, pinzas y limas de uñas, y dispuso a trabaja.

✩。:•.───── ❁ - ❁ ─────.•:。✩


Pocos minutos después de las diez, Sophie arranco el ultimo cerrojo de la ventana y forzó los postigos. Pudo ver el borde del bosque, donde su padre, Stefan, esperaba junto al resto de la guardia perimetral. Pero no parecía ansioso como los demás: Stefan sonreía, con su mano apoyada sobre el hombro de la viuda Honora.

Sophie hizo una mueca. No sabia que veía su padre en esa mujer. Su padre murmuro alguna picardía al oído de la viuda, y Sophie se puso colorada de vergüenza. Seguramente, si los dos hijitos de Honora estuvieran en peligro de ser secuestrados no reirían tanto. Es verdad que Stefan la había encerrado antes del crepúsculo, le había dado un beso y actuado como un padre amoroso. Pero Sophie sabia la verdad. Veía la verdad en la cara de su padre todos lo días de su vida: su padre no la quería porque ella no era un varón. Y ahora quería casarse con esa bestia, sin embargo, necesitaba la bendición de Sophie para que los ancianos le permitieran casarse. Pero Sophie jamás le permitió hablar del tema.

Que el cobarde se case con ella una vez que me vaya, pensó, mientras los miraba con odio a través de los postigos. Cuando ella se marchara, su padre se daría cuenta de cuanto valía. Cuando Sophie desapareciera, sabría que nadie podría remplazarla. Cuando ella no estuviera mas, el sabría que que habría engendrado a alguien mas valioso que un hijo: habría creado a una princesa.

✩。:•.───── ❁ - ❁ ─────.•:。✩

Apenas la cabeza de Sophie desapareció bajo de la ventana, Agatha se metió un gran pedazo de pastel chocolatoso a la boca, la cabeza de Jazmín se recostaba suavemente en su hombro, dormida. Bostezo y se dispuso a volver con su amiga en brazos; el reloj de la aldea marcaba las doce menos cuarto.

Cuando dejaron a Sophie, Agatha empezó a pensar que escaparía al bosque para buscar a esa escuela de tontos y chiflados y terminaría corneara por un jabalí. Así que regreso al jardín de su amiga, obligando a Jazmín a acompañarla. Esperaron detrás de un árbol, escuchando como Sophie desarmaba su ventana, preparaba su equipaje, se maquillaba y se ponía su mejor vestido, y finalmente se metía a la cama. Jazmín no pudo vencer el sueño asi que se derrumbo en el hombro de Agatha.

Agatha tomo a su amiga en brazos y se dirigió al cementerio. Sophie estaba a resguardo, y mañana, cuando se despertara, se sentiría como una tonta. Sin embargo, Agatha no iba a refregárselo por las narices; Sophie las iba a necesitar aun mas ahora, y ellas las iban a ayudar. En este mundo seguro y solitario, entre las tres crearían su propio paraíso.

Mientas subía por la colina, su amiga se sostenía de su cuello, sus frías manos le causaban escalofríos a Agatha. Observo un arco de oscuridad al limite del bosque, iluminado por antorchas. Parecía que los guardia responsables del cementerio consideraban que no valía la pena proteger a quienes vivían allí. Cada año que pasaba, la gente cuidaba menos de hablar en voz baja -<<bruja>>, <<villana>>, <<escuela del mal>>-, hasta que Agatha empezó a buscar excusas para no salir de su casa. Primero pasaron días, luego semanas, y luego permaneció allí indefinidamente, como un fantasma.

иυєѕτяο ƒιиαℓ ƒєℓιz ▪ The School For Good And EvilWhere stories live. Discover now