Capítulo 5

12 1 28
                                    

Rachelle.

Tenía que admitir que me encontraba un poco frustrada, era viernes e ignorando el hecho de que ha pasado dos semanas desde que Evan se fue y no he tachado más que la primera oración de “el Plan de Rachelle”, todo ha ido relativamente bien.

Harper y yo habíamos estado hablando mucho durante esta semana, tenía que admitir que si antes me gustaba, ahora estaba comenzando a reforzarse el gusto con toda su atención sobre mi, me daba los buenos días, las buenas noches, incluso se tomaba la molestia de acompañarme a las clases que no compartíamos juntos; me daba la impresión de ser realmente un buen chico.

Aún recordaba ese primer encuentro entre ambos, fue iniciando la secundaria cuando su mirada me notó y mis ojos apreciaron por primera vez a Harper Roy y su bonita sonrisa, mientras esperaba que Amara terminara de quejarse por haberle tocado el casillero frente a los baños masculinos.

Quedé flechada.

Me fue imposible no soñar con alguna vez salir con él y debía admitir que había planeado un montón de primeras citas en estos años esperando que se cumplieran.

Harper Roy siempre me ha gustado, pero siempre temí que las cosas entre nosotros fueran arruinadas.

–Rachelle Brooks –Miré al dueño de esa voz y sonreí, cerrando mi libreta azul e introduciendola a mi casillero.

–Harper Roy –Le imite, notando que tenía una mano detrás de su espalda, ocultando algo –¿Que tienes allí? –Me llené de curiosidad y de nervios.

Agrandé mis ojos en cuanto dejo a la vista una flor y lo miré a los ojos, notando en el camino su bonita sonrisa.

¿Esto es real?

–He pensado que podríamos ir a cenar juntos está noche, claro... Si estás dispuesta –Desordenó sus rizos y sus mejillas se sonrojaron levemente– Ya sabes... Como... una cita –Concluyó.

Mi corazón brinco de alegría y asentí sin siquiera pensarlo.

–Por supuesto, me encantaría –Hable con rapidez por la emoción. Tomé la flor  e inmediatamente la lleve a mi nariz –Huele muy bien, gracias –La sonrisa de mi rostro era tan grande que incluso mis mejillas se sentían un poco adoloridas.

El asintió y miró a nuestro alrededor, para luego dar un paso atrás.

–¿Te acompaño a tu clase? –Señaló.

–Claro –Asentí, volviendo a llevar la flor a mi nariz.

Cerré mi casillero y ambos comenzamos a caminar juntos.

–¿A dónde te gustaría ir está noche? –Su pregunta me produjo un apretón en el centro del pecho. ¿Como es que ya no había planificado eso? –No, ya se, déjame eso a mi. Mejor dime: ¿Eres alérgica a algún alimento en especial? –Cuestionó, mirándome con interés.

Fruncí un poco el ceño.

–Solo al maní.

–Maní, lo tengo –Se pasó una mano por el cabello y respiró profundo –Estoy algo nervioso –Admitió.

Sonreí y tomé su brazo con cariño.

–Estoy segura de que me gustará lo que tienes planeado –Asintió, sonriendo.

El timbre de entrada sonó, por lo que nos apresuramos en llegar al aula que me corresponde y despedirnos.

–Te veo luego –Pellizco mi mejilla y dejó un rápido beso en ella que me obligó a contener mi respiración durante los mismos segundos en que lo ví marcharse apresurado.

El Error En El Plan De RachelleUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum