Capítulo 8

7 1 20
                                    


Rachelle.

Todo era paz y tranquilidad,  mis sentidos comenzaron a despertarse un poco y fui consciente de una voz susurrante, y una caricia constante en mi mejilla.

—... podríamos quedarnos todo el día así, pero si no despiertas ahora luego te enfadaras conmigo porque no podremos llegar temprano para organizar tus cosas del instituto, me mentaras la madre en español sin saber español y luego vas a ignorarme por dos semanas —Soltó una pequeña risa —Que digo dos semanas, eres tan orgullosa y cruel que lo harás por un buen mes —Sentí sus labios en mi frente y oí su suspiro —Rachie, es hora de abrir tus bonitos ojos o llegaremos tarde.

Gruñí.

Tenía tanto sueño y me sentía tan agusta.

—No quiero —Susurré, usando mi voz de niña chiquita.

—Oh, no... Esa voz no, por favor, no puedo resistirme a Rachie con voz de bebé —Su voz comenzó a oírse lejana de nuevo, luego de aferrarme a su cuello y comenzar a dejarme vencer por el sueño —Rachie... — Soltó un largo suspiro —Bien, tu ganas, pero debes prometer no enfadarte conmigo después, ¿Me oyes? —Fue lo último que oí, antes de volver a caer en los brazos de Morfeo.

(...)

Cuando abrí mis ojos me encontraba durmiendo sobre Evan, literalmente. Mi nariz pegada a su cuello, mi cuerpo entero sobre el suyo, mi brazo rodeando su cuello y mi mano descansando a un lado de su cabeza; sus brazos, por el contrario, me rodeaban con firmeza y seguridad hasta la espalda, manteniendome en una especie de jaula humana, y su mandíbula descansaba sobre mi frente; abajo, mis piernas se encontraban en la misma posición de la vez anterior, una rodeaba su cintura y la otra descansa entre las suyas.

Tenía que dejar de hacer esto, ¿Que pensarían los Sanders si nos encuentran en esta posición?

Intenté bajar mi pierna de golpe para alejarme y de inmediato su mano tomo mi muslo con algo de fuerza prohibiendo mi huida, sobresaltandome en el acto. Alejé mi cabeza de su cuello y busque su mirada, pero sus ojos se encontraban cerrados.

—Por el amor a Dios, Rachelle, ten cuidado al bajarte de encima de mi, mi amiguito no tiene la culpa de estar despierto a esta hora —Su voz recién despierto se hizo notar, luciendo ronca y perezosa.

Mi mirada se fue a sus pantalones de pijama antes de que pudiera evitarlo y aparte mi mirada de inmediato, muerta de vergüenza.

—Necesito... Necesito ir al baño —Balbuceé.

Me dejó libre y me bajé de inmediato, caminando con rapidez fuera de la habitación. Entré al baño y tache mi rostro, para luego sostenerme del lavado, respirando hondo.

Mi corazón se había acelerado y mi cerebro envío un montón de alertas a mi cuerpo.

¿Acaso...?

Fruncí las cejas.

¿Acaso me sentía atraída por Evan?

Negué.

—Es remotamente imposible.

Lavé mi rostro, echando esos pensamientos al fondo y respirando hondo.

No tengo idea de que hora es, pero si se que debemos regresar lo antes posible Quebec, por lo que abrí la puerta con intención de ir por mis cosas a la habitación para volver de regreso al baño, lo que no esperaba era encontrarme a Evan recostado del marco.

—¿Qué haces? —Me alarmé.

Dejo mi bolso con mis cosas a la vista y estire mi mano para tomarlas, pero las alejó de inmediato, dejándolas de nuevo detrás de su espalda. 

El Error En El Plan De RachelleWhere stories live. Discover now