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♪"And I want to be there when you're coming down, and I want to be there when you hit the ground so don't go away, say what you say but sa that you'll stay forever and a day in the time of my life"

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Lisa maldijo entre dientes. Hacía casi una hora que estaban esperando, ella y Binnie, en la sala de espera del hospital, lista para irse a solo Dios sabe a dónde. El servicio meteorológico había acertado el pronóstico, y la tormenta de agua nieve cayó con ganas sobre Seul, y si seguía como decían duraría varias horas.

¿Era la mujer mala suerte o qué?

Dejó que Binnie jugara a su lado mientras aguardaban a que mejore al menos un poco. El pequeño tenía puesto su gorro de osito panda que cubría sus orejas del intenso frío, más su camperita azul llena de arcoíris pequeños.

Luego de uno minutos, en que Lisa se perdió en su mente, sintió un tirón en el estómago cuando vió el rostro triste de Binnie, al tener que dejar de jugar con una niña de casi su edad cuando su madre omega lo miro de arriba a abajo por ser hijo de una omega no marcada, y con un nudo en la garganta entonces se ofreció a jugar con él.

Su hijo no se merecía tal desprecio.

Era siempre así, la gente los trataba como personas de segunda clase solo por no tener una alfa en sus vidas. Por no tener una maldita marca en su cuello, la condenan a ella, la dejan de lado.

Pero no al alfa que la usó y maltrato siendo tan solo una adolescente.

Sabía que la sociedad estaba de cabeza, y le dolía pensar que su hijo se iba a criar marginado por culpa de ella al haber confiado en la persona equivocada, aunque si le preguntan hoy no hay un segundo que se arrepienta de su error porque a veces de ellos sale lo mejor de nuestras vidas y de ello nació Binnie. La omega no concibe un mundo sin su hermoso y pequeño Binnie.

Su mente divagó hasta cierta alfa de barbilla afilada, y la forma en
que la trató esa mañana, todo sin dejar de jugar a la carrera de autos con Binnie, dónde el pequeño siempre ganaba pero a Lisa no le importaba.

Volviendo a Rosé, ahora se siente muy confundida por sus acciones.

¿Por qué hizo lo que hizo? ¿Por qué le ofreció su casa para quedarse? ¿Por qué la contuvo de esa manera cuando se quebró? ¿Por qué la abrazó tan íntimo? ¿Por qué se sintió tan correcto por un momento, como si de verdad perteneciera ahí? ¿Por qué no la miraba con asco como la mayoría de alfas que conoció?

Muchas preguntas, ninguna respuesta.

Era muy extraño, nadie jamás la trató de esa manera. Como si de verdad valiera, como si fuera importante. Como si Lisa existiera.

Lo cierto es que se sintió tan bien, pero la vez tan mal. No debió quebrarse de esa manera en los brazos de una alfa desconocida, era completamente inmoral. Y menos aceptar ir a su casa, es impensado.

La sala se encontraba casi vacía ahora, y Lisa, mientras jugaba con Binnie y se ahogaba en sus propios pensamientos, no pudo percibir el par de ojos profundos como un bosque que la veían desde el otro lado del lugar, la dueña de una sonrisa suave y hoyuelos profundos.

— ¿La tormenta sigue?

Se asustó la omega, cuando una voz la sacó de sus profundos pensamientos, y al girar era nada más ni nada menos que la doctora Roseanne Park.

— Ups, te asusté— Se disculpó, dando un paso hacia atrás y dejando lugar a la omega.

— ¡Doctoa' Rosie!— Binnie enseguida le habia tomado cariño a su amable doctora.

A Christmas baby ∆ Chaelisa Where stories live. Discover now