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"I'm free to be whatever I whatever I choose, and I'll sing the blues if l want l'm free to be whatever I whatever l choose, and I'll sing the blues if l want."

♪ ♪ ♪ ♪

— Buen día, mi pequeño cachorro— Susurró Lisa, removiendo suavemente el enmarañado cabello de Binnie. Sonrió para sí misma cuando el pequeño comenzó a moverse bajo su tacto, no pudo aguantar las ganas de darle un beso en la sien aspirando su conocido aroma. Era lo único que calmaba a su omega interna cuando esta se encontraba inquieta.

— Buen día, mami— Murmuró todavía más dormido que despierto.

Lisa acarició suavemente su espalda, para así lograr despertarlo por completo. Lisa amaba tanto a su cachorro, su bienestar era todo lo que anhelaba en su vida. Desde el segundo en que supo que estaba en espera, supo que iba a ser su gran compañero y que daría la vida por él de ser necesario.

— Hambe mami— Habló Binnie, restregando sus ojitos aún medio
dormido.

— Lo sé amor, el desayuno está listo cachorro. Luego debemos ir al hospital ¿Sí?

Binnie fijó la vista en su madre entonces. La luz del dia le pegaba en su pequeño rostro, resaltando sus lindos ojos.

— ¿Rosie?— La sola mención de la alfa hizo que le diera una puntada en el pecho a Lisa, sabiendo la decisión que había tomado el día anterior sería una de las más difíciles.

— Sí, bebé. Veremos a Rosé en un rato— Binnie asintió, y extendió sus brazos para que Lisa pudiera alzarlo en brazos.

Por supuesto que alzó en brazos a su cachorro y se dirigieron hacia el comedor, dónde aguardaba un desayuno para ambos.

Una vez terminado, la omega se encargó de vestir lo más abrigado posible a Binnie ya que.estaba haciendo bastante frio. Lavó todos los trastes que habían utilizado, ordenando el apartamento de Rosé, no quería que esta pensara que Lisa era una ingrata que ni siquiera había dejado limpio el lugar que tan amablemente le había brindado.

Una vez lista, tomó las poseciones de ambos y salieron de aquél lugar que tan especial había sido los últimos días, no solamente por la comodidad de ella sino por la invaluable mujer que vivía alli y que le brindo absolutamente todo sin pedir nada a cambio.

Pero no podia seguir abusando de su hospitalidad, no era justo que ambos siguieran viviendo en su casa pretendiendo que era también suyo. Pretendiendo que no estaba viviendo solamente de arrimada, y que no era más que alguien de paso por la vida de Rosé.

Nunca podría agradecerle con palabras lo que había hecho por su cachorro y por ella, pero era momento de seguir adelante. Era momento de buscar algo propio, o al menos dejar de molestarla. Porque sí, Lisa había sentido que era una molestia, no porque Rosé le hubiera hecho sentir así, absolutamente todo lo contrario pero pensó que quizás, el alfa, era alguien tan bueno que no le pediría que se fuera de su hogar por más que ya no quisiese tenerlo allí. Jisung no podía concebir ese pensamiento.

Por eso, dio una última vista al lugar y luego cerró la puerta tras ellos. Su próximo destino era el hospital, y luego... Bueno, eso lo vería después.

←→

Lisa acababa de cerrar la puerta del consultorio de Rosé detrás suyo, con el corazón latiendo en su garganta y los ojos tal vez más húmedos de lo que le gustaría admitir.

¿Por qué se sentia tan mal hacer lo correcto?

Sabía que era lo que debía hacer, pero aún así le dolía y su omega aullaba de pena en soledad dentro suyo, rogando y llamando a una alfa que no era suya.

A Christmas baby ∆ Chaelisa Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu