(NO) Podrás Amarme © [COMPLETO]

Capítulo 8

ZACK

Odié verla ahí.

Por alguna razón no me gusto en absoluto que estuviera ahí, sola y bebiendo como si la vida se le fuera en ello. 

Una extraña sensación se instaló en mi pecho al verla llevarse el creo que quinto vaso de alcohol a la boca.

No, no fueron celos los que sentí cuando un montón de chicos se acercaron a ella.

Solo que me sentí identificado al verla en ese estado.

Desprotegida, sin rumbo fijo y sin nadie alrededor.

Al principio la vigile desde lejos, ella parecía estar demasiado ocupada bailando con el capullo de Chris o bebiendo con chicos que yo no había visto en mi vida.

Y así me quedé las siguientes horas, sin beber, no iba a meter la pata solo por estar ebrio. El camarero se me quedó mirando con el ceño fruncido cuando le pedí un zumo de naranja, aunque al final trajo mi pedido.

Yo ya no llevaba la cuenta de cuántos vasos de jugo de naranja iba tomando, pero al observar el reloj de mi teléfono supe que era mucho más tarde de lo que parecía ser dentro del bar.

Tengo que decir que pensaba irme solo, los demás había insistido en quedarse, así que en mi mente ya había organizado un plan, muy corto, pero favorable.

Ir a casa, tomar una ducha y dormir.

Pero mis planes acabaron por arruinarse cuando la vi, caminar desesperadamente a los baños, su cabello color miel oscuro se le pegaba al rostro por el sudor, sus manos apartaban a las personas que se le atravesaban por su camino para llegar a los servicios y sus ojos castaños; esta vez cubiertos por un poco de maquillaje, recorrían todo el bar.

Tardó más tiempo de lo normal dentro de los servicios de damas, me acerqué a la puerta de estos, pero por muy cerca que hubiera estado no pude escuchar nada gracias a la música del bar. 

Summer tardó en salir y cuando lo hizo, yo ya me había alejado de la puerta de los baños, su maquillaje se había corrido un poco, tal vez porque se había salpicado la cara con agua, volvió a sentarse en el sofá y beber otro vaso de alcohol. 

En ese pequeño sofá de cuero, ella se volvía a llevar otro vaso a la boca y ahí fue cuando no pude más y exploté.

Me acerqué a Summer, quedando enfrente de ella, con la respiración entrecortada.

Cuando se llevó el líquido a la boca, le sujeté la muñeca dejándola inmóvil.

―¡¿Pero, qué haces?! ―pregunté al verla tan tranquila.

―Beber ¿No es obvio?

Amaba el sarcasmo de esta chica, pero este no era el mejor momento.

Solté el aire que contenían mis pulmones y le quité el vaso.

―No sé lo que intentas hacer, pero deberías parar ―sugerí, ahora con menos paciencia―. Ya has ingerido suficiente alcohol por hoy, Scott.

―¿Y en qué te afecta a ti si bebo o no? 

Debo decir que no me afecta en nada. Pero por mucho que quiero y deseo ignorarla, no puedo. Mi cuerpo y mi conciencia me hacen querer protegerla y cuidarla de lo que le pueda suceder.

―No eres mi padre, o mi hermano, ni siquiera eres mi puto nov...

Vale, no íbamos a entrar en ese último tema.

―¡Joder, no lo soy! Lo sé. Pero, ¿sabes qué se también? Que en los pocos días que te conozco, sé que no eres de las chicas que salen a fiestas o se emborrachan por placer. No tengo idea de lo que te sucede, pero deberías parar en este instante. ¡Esta no es la manera de arreglar algo!