Capítulo 19

768 114 7
                                    

No quería abrir los ojos, me sentía agotada. Me acurruqué más, sintiendo un calor abrazador rodear todo mi cuerpo.

—Mmm —murmuré acomodándome mejor entre las sábanas, en un instante me llegaron los recuerdos de anoche y una sensación que no había tenido nunca, se instaló en el centro de mi pecho.

Abrí los ojos y el sol no molestó mi vista, porque la mano de Zack impedía que la luz me diera directo en los ojos.

—Buenos días —saludé, después de mirarlo por un instante.

—Buenos días, Bellota —sonrió, bastante animado.

No recordaba cómo habíamos terminado así, me refiero a que anoche Zack se quedó dormido sobre mi pecho mientras le acariciaba el cabello y ahora era viceversa.

—¿Qué hora es?

—Casi las diez, no quería despertarte. Parecías agotada —me guiño un ojo y esta vez ya no me sonrojé, sino que le di un beso fugaz en los labios.

—Alguien me dejó en ese estado anoche —tuve el valor de decir.

—¿Sabes? No me molestaría despertar así todos los días.

—A mi tampoco —volví a acomodarme, cerca de su cuello mientras me acariciaba delicadamente mi brazo descubierto de la sábana.

Media hora después de haber tenido una sesión de caricias y besos que no pasaron a mayores, decidimos bajar a desayunar.

Zack se colocó unos pantalones oscuros de algodón y se dejó el torso descubierto ya que antes de que él pudiera darse cuenta o siquiera llegar a detenerme, me coloqué su camiseta que me quedaba más grande de lo que creí.

—¿Cómo me veo? —uno de mis mayores deseos y secretos que guardaba para cuando tuviera una buena pareja, era que siempre quise hacer esto.

Tonto, puede ser, pero me parecía algo lindo el colocarme la ropa de mi novio, sobre todo porque yo era la única que iba a tener ese privilegio con el hombre que tenía delante de mis ojos.

—Hermosa —se acercó a mí con una sonrisa contenida—. Te ves muy bien con mi ropa, incluso más que yo. Debería empezar a considerar en regalarte todo mi armario.

Me abracé a su cuello y reí, mis risas con él siempre eran sinceras, nada era fingido y eso me gustaba, pero me aterraba a la vez. El confiarle a alguien tu corazón puede ser duro, más cuando no sabes como va a terminar esto.

—Tengo hambre —quité el cabello que caía cerca de sus ojos.

Lo tenía más largo, no mucho, pero si se notaba la diferencia a su corte habitual. Cuando bajamos las escaleras, me recogí el cabello en un moño alto, para que no interfiriera en la preparación de la comida.

La sala estaba vacía y era tarde como para que los chicos y mis amigas siguieran durmiendo. Mientras Zack preparaba los panqueques, yo hacía el jugo de naranja. No me gustaba mucho el café para ser sincera, prefería jugos o agua natural.

Los dos acabamos al tiempo y cuando estaba repartiendo el jugo en cada vaso, Zack se colocó detrás de mí, abrazándome por la cintura y dejando un corto beso en mi hombro.

—No quiero que esto acabe —murmuró con la voz ronca por su volumen tan bajo, casi que no pude escucharle bien.

—¿Qué cosa?

—Tú y yo, este momento. La paz que siento estando contigo es única, diferente a lo que he sentido siempre. No quiero que termine nunca esta sensación.

Sentía lo mismo y quería decírselo, pero algo muy dentro de mi mente me decía que era mejor no hablar, no ahora.

Comimos y después subí a darme una ducha en mi habitación, tocaron a la puerta del baño justo cuando colocaba el shampoo en mi cabello.

(NO) Podrás Amarme © [COMPLETO]Where stories live. Discover now