Prólogo

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Erase una vez, en un pintoresco reino, a las afueras del pueblo se encontraba una casa que claramente había visto días mejores; la pintura se craqueaba, la enredadera la invadía, las fuentes y los jardines que las decoraban estaban cubiertas de ho...

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Erase una vez, en un pintoresco reino, a las afueras del pueblo se encontraba una casa que claramente había visto días mejores; la pintura se craqueaba, la enredadera la invadía, las fuentes y los jardines que las decoraban estaban cubiertas de hojas y maleza, rodeando la propiedad de un aura triste. La mansión Fell perteneció a una de las más influyentes y antiguas familias de la región, pero ahora su linaje se encontraba perdido junto con su fortuna, lo que quedaba de esa mansión fue la sombra de lo que fueron.

En esa casa quienes residían ahora eran la familia postiza de los Fell; cuando el patriarca murió, su esposa, quien solo tenía un pequeño niño de seis años al cual cuidar y a la para mantener a flote la riqueza familiar, contrajo matrimonio luego de respetar un tiempo apropiado de luto. Su esposo era Gabriel Arch, otro noble de igual influencia que necesitaba un empujón económicamente hablando.

Aunque la pareja no se amaban, tenían una buena relación de amistad y consideraron que no era necesario procrear descendencia entre ellos, al fin y al cabo, Ella Fell, ahora Arch, ya tenía a su pequeño Aziraphale, mientras que Gabriel, tenía a dos hijas de su anterior matrimonio; Michel y Uriel, los tres ya con su respectiva herencia de familia.

En un principio los cuatro fueron una familia feliz, Ella se concentró en su deber de esposa y madre, realmente no le molestaba tener que cuidar a otras dos niñas a parte de a su propio hijo, pero solía darle un poco de problema que sus hijastros pelearan mucho por los juguetes de Aziraphale, enseñándoles a los tres el valor de compartir, pero también de respetar lo ajeno. Para el joven fue difícil comprender por que Gabriel se había mudado con ellos, pero dado el poco tiempo que había convivido con su padre biológico, no tardó en ver a Gabriel como su nueva figura paterna, aunque este era más apegado a sus dos hijas. Ella veía esto como algo normal, después de todo eran su familia biológica, pero de igual manera incitaba a su esposo a conectar mas con Aziraphale, quien sabía que necesitaba un padre para hacerlo un hombre de bien.

Sin embargo, el cuento de la feliz familia terminó cuando una extraña enfermedad azotó a Ella Arch, los médicos hicieron todo lo posible pero fue inútil, siendo diagnosticado el cólera como causa de muerte. Esto supuso un duro golpe para la familia, pues ella fue como un sol para todos los miembros de la casa, con su radiante sonrisa, sus deliciosas comidas, su canto tan magnifico como un ruiseñor, la hora de cuentos, todo eso se había ido ahora.

Por supuesto quien más resintió todo fue el pequeño Aziraphale, que estaba en víspera de sus ocho años. No recordaba mucho a su padre y ahora había perdido a su madre, a pesar de que tenía un padrastro y dos hermanastras, se sentía terriblemente solo.

Una noche mientras sollozaba entre las mantas arropado por la oscuridad, escuchó que alguien entraba y se sentaba a su lado en la cama. Una pesada y conocida mano se acercó a acariciar sus rizos blancos. Por primera vez se sintió confortado desde la muerte de su madre, aquellas caricias tan paternales ahuyentaron los terrores y la soledad de la noche. Había deseado que eso no terminara nunca.

Fue sutil, silencioso como el asecho de una serpiente, no sabes de donde vino, pero cuando te das cuenta, el veneno ha entrado en tu cuerpo; primero empezó dándole tareas como ayudar a sus hermanas a limpiar sus habitaciones, acompañar a los sirvientes cuando iban a algún mandado al mercado o diciendo que debía compartir sus juguetes cuando luego de prestarlos Michel o Uriel se negaban a devolverlos. No ayudaba a que Ella había inculcado a Aziraphale en el arte de la cocina, sobre todo con los postres, así que Gabriel lo alentaba a pasar más tiempo ahí, olvidándose de sus clases de etiqueta, esgrima, equitación, música y otras tantas ocupaciones para un niño de su estatus. Una de las criadas frunció el ceño y le dijo que no debería estar ahí, al menos no tanto tiempo y haciendo tareas que les correspondía a la servidumbre hacer, muy amablemente le dijo que se fuera a jugar.

A la anochecer del día siguiente, vio a Gabriel molesto dándole un sobre de paga a esa misma sirvienta antes de darle la espalda sin dirigirle palabra, observó como la puerta estaba abierta, la mujer ya no portaba el uniforme del servicio si no ropa de campesina normal y sus maletas estaban a sus pies. Ella al verlo a través del pasillo le dedicó una sonrisa melancólica y una mirada que parecía decirle "que Dios te ampare, mi niño".

Poco a poco el servició fue haciéndose más escaso, y a medida que Aziraphale crecía, comenzaba a cubrir con las tareas domésticas. Empezó primero con ayudar a sus hermanas a ponerles los vestidos, aprender como peinarlas y organizar su ropa en los armarios. Todo lo hacía sin poner un solo pero, recordando que su madre siempre le dijo que debía ser bueno, un alma amable, un alma buena era recompensada, pero no debía hacerlo solo por el premio; las buenas acciones siempre se premian con otras.

Así que por muy buena alma que fuera el chico, un día se cansó cuando Michel lo acusó de tirarle del cabello cuando la estaba ayudando a peinarse. Aziraphale protestó que no y que si tanto le molestaba, que se peinara ella misma, arrojando su cepillo de plata a sus pies. La niña encolerizada, comenzó a berrear y su cara se puso roja de coraje. Gabriel entró a ver que le pasaba a su hija, y antes de que el chico pudiera defenderse, entre lágrimas acuso a Aziraphale de haber tirado a propósito de su cabello y arrojarle el cepillo. A punto de decir que había sido un accidente, el joven no pudo pronunciar defensa alguna tras un doloroso bofetón que lo hizo aterrizar en el suelo.

Como castigo, Gabriel le dijo que dormiría en el ático. Se suponía que esto era un castigo temporal, pero siempre que preguntaba si ya podía volver a su habitación, este se negaba. Una noche entró a hurtadillas a sacar todo lo que pudo de valor para él: los cuentos que su madre le había dejado, el anillo de bodas que su padre había forjado para ella, una caja de música que había sido un regalo por su nacimiento y su chaqueta favorita azul celeste.

Fue una suerte que hizo eso, pues el resto de sus pertenencias, Uriel y Michel las acapararon como si fueran suyas, modelaban las chaquetas y trajes por toda la casa. La chaqueta fue guardada más como algo simbólico, pues luego de eso tuvo que despojarse de sus finas ropas, para sustituirlas por ropas de sirviente, para encargarse de lavar, cocinar, planchar, sacudir y todo muchas veces le tomaba hasta altas horas de la noche. El ático se ponía horriblemente frío y la manta que le habían dejado apenas lo mantenía caliente incluso en las mejores noches, así que descubrió una vez que las cenizas de la chimenea, aún teniendo rato de ser apagadas, estas emanaban un calor agradable, así que comenzó a dormir ahí, provocando que su tierna cara y su blanco cabello quedaran manchados de negro.

-Pfff te vez ceniciento - Se rió un día Uriel, mientras lucía una chaqueta color crema que había pertenecido a él.

-Es el monstruo de las cenizas - Remató Michel.

El pobre solo agachaba la cabeza, sabía como le iría si se le ocurría contestarle de alguna manera a sus hermanastras ¿De qué le servía ser bueno si todos en su propia casa iban a pisotearlo? Aún así no de desistió de ayudar a los que tenían menos que él, ser amable con los animales y compasivo con los niños más pequeños qué él, con esas buenas acciones se sentía más cerca de su madre. Esperaba que las cosas pudieran mejorar algún día.






Bien, en épocas antiguas, estaba prohibido para la población vestir ropa del sexo opuesto, siendo condenado como pecado. Aquí por conveniencias del guion, no va ocurrir (jajaja si hasta estoy planteando una historia homosexual donde claramente en el contexto histórico sería condenado como el peor de los pecados, mujeres con pantalón y hombres con vestido es el menor de los problemas xd)

También no se si incluir Mpreg... dado que no es Omegaverse, no tengo mucha experiencia con eso. Veré como sale esto conforme avanza.

P.D: Zapatito y diamante si quieres una dedicatoria en algún capitulo 👠💎

Ángel De Ceniza [Good Omens]Where stories live. Discover now