Ángel De Ceniza [Good Omens]

Paraíso Edén

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La organización de la boda siguió en pie, Crowley le preguntaba que podía hacer para disminuir su ansiedad por todos los cambios sufridos, a lo que solicitó más paseos en caballo, por suerte cada vez menos requería del bastón para moverse.

También fue catártico las clases de piano y de poemas, parecía que las palabras y las notas se llevaban parte de sus frustraciones. Por supuesto, su prometido no lo presionó para presentarse en recitales en el futuro cuando hicieran conciertos reales, solo lo haría si quería y estaba listo. 

Por suerte su futura familia política era comprensiva, así que las cenas dejaron de ser incómodas, pues muchas veces era obligatorio asistir a las cenas y Dagon solía aligerar las charlas con su sarcasmo para que se sintiera más cómodo.

Regresando a los preparativos de la boda, Aziraphale se mentalizó que debía ser un día feliz, el amor había tocado a su puerta en momentos de miseria, Crowley era todo lo que quería para pasar el resto de su vida en pareja. así que fue particularmente activo en lo que se serviría durante el banquete y el tipo de pastel que quería.

Se confabuló con Adam y Warlock para servir pequeños pasteles de manzana. Warlock sintió un poco de vergüenza.

-Muchacho, la verdad es que debería agradecerte. No apruebo que hayas robado, pero tu actuar, de una manera muy loca, me llevó a conocer el amor de mi vida.- Le había dicho.

Por su parte el chico hizo una mueca de asco, típica de un niño que aún no esta abierto al amor de pareja.

-Es muy cursi de su parte, Sr Aziraphale, pero al menos prometo ya no robar más manzanas... o cualquier otra cosa.- Aseguró el chico.

-Me alegro que hayas aprendido la lección.-

-¡Ahora vayamos a la lección de arquería! ¡Es divertido, tienes que aprender!- Se entusiasmó Warlock

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Las campanas resonaban, solo por esa noche, la pareja no durmió en la misma habitación; Aziraphale fue trasladado a una de las habitaciones de invitados, eso si, siempre colmado de atenciones y lujos, solo por que ya no estaba e la habitación del príncipe no iba a ser menos. Los sirvientes le ayudaban a colocarle el bello traje de novio azul cielo con blanco y finos bordados, al final valió la pena esas horas parado en forma de T sobre el taburete. Aunque prefería la magia que le había proporcionado el espíritu de su madre.

A quien por cierto, podía sentir que estaba cerca, le agradecía infinitamente por ponerlo en el camino correcto cuando lo ayudó ir al baile.

Tocaron la puerta y el príncipe Beelzebub entró para felicitarlo, a su manera claro.

-Aunque no cambiaría a mi preciosa Dagon por nada, ya veo por que mi hermano esta tan prendado de ti.- Se rió sarcástico. 

En un principio sus comentarios solían incomodarlo, su familia adoptiva usaba mucho el sarcasmo para burlarse de él, mayormente de su inteligencia (o en ese caso, la supuesta escases de esta), por lo que se ponía muy a la defensiva con su futuro cuñado, pero luego entendió que era su manera de expresarse, pues no era muy afectuoso, Crowley a menudo le regresaba los comentarios y ninguno parecía ofenderse, así que lo tolero. Quién diría que ahora había aceptado su propuesta de llevarlo al altar para entregarlo a Crowley.