Ángel De Ceniza [Good Omens]

Vida Cotidiana

Dedicatorias: Is4aC_5 charl0tte_01 MarianaPertuz5 Lasnalgasdezira
💜💜💜💜 Con mucho cariño

Los rayos del sol se colaron por la raída cortina de la habitación improvisada en el ático. Eran los primeros rayos de la mañana que le indicaban qué otro día había empezado. Con mucha pereza se levantó para quitarse su amarillento camisón qué alguna vez conoció el blanco. Su vestimenta diaria constaba de un pantalón café oscuro, parchado en algunas zonas y roto de los dobladillos, una camisa de lino beige que conoció mejores tiempos y un chaleco de cuero café y zapatos gastados. Tanto su ropa como su rostro siempre estaban cubiertos de suciedad de ceniza, ya era algo común en él.

Bajó hacia las cocinas a preparar el desayuno, hoy era sábado y todos se levantarían un poco más tarde de lo habitual, así que desayunaran en sus alcobas.

Preparó él té, tostó rebanadas de pan, cocino huevos con embutidos y partió la fruta. Siempre tenía que subir las tres bandejas al mismo tiempo para no perder tiempo, teniendo qué tomar una en cada mano y la tercera sobre su cabeza y subir las escaleras. Tocó las respectivas puertas para repartir las bandejas de comida. Dio los buenos días mientras repartía los desayunos individualmente antes de irse a barrer el patio.

Esperaba terminar pronto sus tareas para ese día cuando lo sorprendió un grito de su hermanastra Uriel desde el segundo piso de su habitación. Aziraphale fue corriendo a ver cual era el motivo del grito; quizá se tropezó, o entró un ladrón por la ventana de su alcoba o algo peor.

-¡Papá, papá!- Gritaba mientras salía en camisón y se dirigía a la habitación de su padre.- ¡Lo hiciste a propósito! - Encaró a Aziraphale cuando se lo topó en el pasillo.

La verdad no tenía idea de lo que había hecho ahora.

-¿Qué cosa le hiciste?- Escuchó a su hermanastra Michael replicarle cuando saló haber porque tanto alboroto.

Escuchando del otro lado de la puerta de Gabriel, escuchó a Uriel chillar:

-¡Papá, ese ese... ceniciento me puso un ratón! ¡Esperaba que me sirviera té de ratón!- Se lamentaba.

Suspiro. Así que eso era.

Discretamente fue hacia la habitación de Uriel, donde justo a tiempo salía un pequeño ratoncito gris oscuro, casi negro.

-¿Otra vez con tus bromas Raguel?- Le sonrió lastimero.

El ratoncito solo movió sus bigotes en respuesta.