UNA SEMANA ANTES

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Mi vida se tornó un desastre… Tenía múltiples conflictos en mi memoria, en mi hogar, en mi alma, y en todo lo que pudiera rodearme. Entre ellos: Problemas paternos por ambas partes, los cuales, desde pequeño no me dejaban surgir de la manera en que todas las personas esperaban, una infancia separada por la ausencia de mi madre, malentendidos con mi padre por haber cambiado tanto (tras esa separación que me llevó a elegir con cuál de ellos compartir mi vida), decisión que lamenté mucho tiempo después. Entre estos, estaba la lejanía de mis hermanas, la exigencia de ser mejor que ellas y la presión de no cometer sus mismos errores, imposiciones que me llevaron a la depresión que muchos llamaron locura, ya que, incontables veces mutilé mi cuerpo con el fin de drenar los dolores que yacían dentro de mi corazón, aquellos que no me permitían tener una vida normal. Abusos sexuales, burlas por mi manera de ser que, para muchos, me hacía parecer homosexual, además del Bullying por parte de mis familiares y amigos que afirmaban mi sexualidad a su criterio desde niño, lo cual, me hizo dudar mucho en su momento y me mantuvo sumido a ser una persona asocial. Tampoco tuve la facilidad de muchos para hacer amigos, temía a las burlas, al desprecio y a la soledad; desde que tengo uso de razonamiento, mi mayor miedo ha sido permanecer solo, temor que, posteriormente, logró que permitiese cosas a personas que no merecían nada de mí, que me haría aceptar cualquier mínimo afecto de los demás para conmigo, porque creía que no conseguiría más que eso, que me hizo conformarme con menos, y que, por más incoherente que parezca, me forjó como una persona sumisa ante todo, sin importar qué, fuese bueno o malo, lo cual, distorsionó mi mente. Y quizás fui lo bueno y lo malo, pero mi frustración, no era por el calificativo, sino, porque nunca me dejaron descubrirlo por cuenta propia.

Y como si fuera poco, tampoco hubo suerte en el amor. Hoy reconozco, que la primera vez que me enamoré fue de una chica, la cual, no me correspondió dicho sentimiento, pero que, a su vez, pudo haber sido un juego de su parte, ya que, aunque no me veía como yo a ella, tampoco permitía que yo viese a alguien más de otra forma, quería que mi atención fuese completamente suya; eso me hizo crear una ilusión, vagamente incorrecta de lo que quería, lo cual, no era nada comparado a lo que yo esperaba lograr si me permitía su corazón.
Mediante cartas, chistes, atención y canciones, intenté demostrar que ese amor era real, no algo pasajero. Yo esperaba y merecía más que las migajas de amor y las lágrimas que ella me ofrecía, puesto que, demostraba solo verme como su amigo incondicional, ese que, sin importar nada, estaría a su lado, y así fue… Me convertí en la persona que ella esperaba y necesitaba, dejando de lado mis sentimientos, me centré en ser ese soporte que ella necesitaría en sus noches grises, donde yacía en su habitación destrozada, porque uno que otro chico no la miraba o no le daba paz, y al escucharla, solo pensaba en que era totalmente una ironía del destino que le pasara con otros, lo que a mí me pasaba con ella y no se diera cuenta de lo que tenía en frente.
Tal vez tuve que ser algo más imponente, luchar más y no doblegarme, ni conformarme con lo que me daba, tal vez no debía ser ella, tal vez no era para mí; y el problema era que, ese tal vez, me generaba dudas, pero también la pizca de esperanza que me hacía creer, haber encontrado en ella, lo que carecía en mí, cosa que jamás sucedió. Muchos dijeron que no podía buscar en otra parte lo que no hallaba en mí, fuese autoestima, amor propio o compañía, y menos, recibirlo a medias, pero fui tan arrogante que me aferré allí 3 años. Permanecí en una montaña rusa de emociones, puesto que, hubo besos y caricias en nuestra historia (si alguna vez existió para ella), pero también hubo palabras y momentos, que dieron fin a ese guion, y como cualquier historia de amor, siempre empieza soñando y termina en insomnio…
Culminé mi bachillerato (16 años), no sabía qué debía o quería estudiar en la universidad, me obligaron a tomar algo que no me hacía sentir cómodo, por lo cual, no lo culminé. Decidí buscar una forma de generar dinero, tenía en claro que no iban a permitirme vivir en el que era mi hogar siendo el bachiller que no quiso estudiar, y con justa razón, pero lo que yo deseaba estudiar, para ellos, era una tontería: Psicología. Esto sumó problemas a mi cabeza, ahora debía buscar manera de demostrar que podía salir adelante sin ser alguien estudiado, hice cursos públicos a espaldas de mis padres, ya que nunca me apoyaron económicamente para las cosas que yo deseaba aprender, y que podrían ayudarme a desenvolverme más, al momento de mi adultez. Un año después, aún sin lograr nada de lo que me propuse a causa de la situación inflacionaria que padecía mi país, conocí a una persona que hoy admiro mucho y considero mi mentor; un joven escritor que llegó a pasar el verano con su tío, el cual, residía en un establecimiento que alquilaba mi abuela paterna. Al pasar los días, de a poco nos fuimos acercando y nos hicimos muy amigos, pasaron meses y él decidió quedarse en la ciudad a vivir porque conoció a una chica. Pasaba mucho tiempo junto a él, no solo porque poseía medios económicos, también porque allí aprendí mucho sobre gramática y todo lo que tuviese que ver con la escritura, me enseñó lo que hoy sé sobre la misma, y me invitó, tiempo después, a formar parte del equipo de trabajo en su empresa, con gusto acepté. El leer tantos libros me hizo enamorarme de la escritura, y pasados los meses, emprendí mi camino en su empresa como corrector… Un día, yacía en mi habitación revisando mis redes sociales, cuando este joven, me pidió el favor de hacerle publicidad a la página de la compañía, sin objeciones lo hice, pero, quién pensaría, que ese acto, sería lo mejor que pasaría en mi vida, porque gracias a eso, la conocí.

ANTE LA LUNAWhere stories live. Discover now