ESPACIO PARA LOS DOS (PARTE I)

1 1 0
                                    

Fin de año para mí, nunca fue una festividad muy feliz, de niño tal vez, pero luego de la separación de mis padres, se convirtió en algo triste, desde aquel momento, hasta un año antes de conocer a Nat, al reloj marcar las 12:00 am iba a la terraza de mi casa para estar solo y de esa forma, lamentar que sería otro año que no estaríamos todos juntos como familia, mi madre llamaba al celular de mi padre para hablar conmigo, en pocas ocasiones me encontraban para pasarme con ella. Esta vez fue un poco diferente, no fui a ningún lado, estuve en mi habitación y entre lágrimas sentí una cálida presencia a mi lado, era Nat, no preguntó, solo me abrazó y dijo:

—Tal vez no sea tu mamá, y mucho menos pegamento para unir a tu familia nuevamente, pero te juro que seré un pilar que nunca te deje caer ¡Te amo! —Por primera vez, en mucho tiempo, no iniciaba un año nuevo triste y solo, y aunque ella no lo sepa, fue el mejor desde entonces.

Esa noche hicimos el amor una y otra vez, no había medida numérica, solo disfrutamos de nuestra compañía hasta que caímos agotados, y de antemano, nunca había dormido con tanta paz… Jamás dormí con una pareja al lado, y se me hizo imposible de creer que, en 12 días me haya acostumbrado, las primeras semanas que no estuvo conmigo se me hizo difícil conciliar el sueño, debía dormir con alguien a mi lado e imaginar que era ella, no me quedó de otra que dormir con mi abuela, de lo contrario, seguiría despertando en la madrugada buscándola para abrazarla, mi cuerpo y mente, se acostumbraron a que estaría allí, fue una experiencia inolvidable.

Nat, por otro lado, solo planeaba nuestro segundo encuentro, además de estar conmigo, moría por conocer una Isla que quedaba a las afueras de mi ciudad y que, por falta de dinero, no pudo hacerlo la primera vez. Así transcurrieron los días, nuestra relación no era perfecta, apenas teníamos un mes y pocos días, como todas las parejas había problemas que, aunque se hablaran para llegar a un acuerdo, permanecían flotando entre nosotros, por su parte las fotografías y salidas poco convencionales, por mi lado, amistades con chicas, que, para su criterio, eran inusuales, pero que existían en mi vida, mucho antes que ella. Para ese momento, solo poseía tres amistades muy fuertes, mi mejor amigo Winter, mi mejor amiga Yim y Rose.

A Winter lo conocí en el colegio junto a Yim, a Rossy así la llamaba la conocí por las redes sociales y pasado el tiempo, nos enteramos que vivíamos en la misma ciudad. Tras graduarnos, Yim, Winter, junto a otros amigos y yo, solíamos salir, pero siempre al mismo lugar, un club que poseía amplías hectáreas de terreno, también piscinas y quedaba cerca de la playa, al menos una vez al mes, se planeaba para pasar allá el día. Fuera de ellos, en un determinado momento de mi vida, que viví tres meses junto a mi madre, hice amistades muy lindas que aún permanecen en mi vida, pero Nat no lo entendía, sigo sin saber si lo hacía por celos, o para tener motivos de salir a donde ella quisiera, solo sé que se enojaba si lo hacía con las personas que conoció cuando vino a verme, o si trataba con mucho cariño a mis amigas, pero no podía decirle nada cuando ella salía con personas que nunca conocí o hablaba con chicos de una manera que no veía correcta, cosa que me parecía una descarada injusticia.

Estos pequeños, pero que se convirtieron en grandes problemas, hicieron nacer dudas en ambos, de si uno tomaba en serio al otro o no, además de eso, estaban complejos por mi parte que no se desvanecían con nada; sin razón, solía compararme a mí mismo con sus parejas pasadas, física, sexual y económicamente, cosa que no me dejó disfrutar del amor y la atención que Nat me brindaba. Ella solía animarme y hacerme entender que no debía hacerlo y que era más que todos ellos, pero siempre dentro de mí estaba ese pensamiento de no ser suficiente por más que me esforzara. En ocasiones como esa, sumando los problemas en casa por no conseguir empleo, estar mucho en el computador, y hasta por el simple hecho de no lavar un plato, caía desanimado y me preguntaba siempre ¿Por qué mi vida tiene que ser así? ¿Por qué no puedo salir adelante? Me sentía ahogado, la chica que quería no me respetaba y me veía como un crío, además que sentía no ser suficiente, mi familia se quejaba de mí, pero no me apoyaban en lo absoluto a buscar una manera de salir adelante, tenía un amor odio por estar dentro de mi mundo de males, me gustaba porque me aislaba de todo, pero a su vez, me sentía muy solo y que nadie me entendía; estos pensamientos recorrían mi cabeza y solo pensaba en recaer a mis acciones pasadas, y que gracias a una promesa, las abandoné. No quería decepcionar a Rose y a Yim, no podía permitir que ahora ellas también sintieran asco de mí, y gracias a eso, no lo hice por mucho tiempo, solo me perdía en mangas, animes y cigarrillos, no comía ni me aseaba, solo aguardaba por un milagro para sentirme mejor, y ser el chico gracioso del grupo, ese que escucha a los demás y les da un motivo para seguir adelante aunque su vida se tornase una mierda; por mucho tiempo intenté mostrar una parte de mí donde no era débil, que siempre me encontraba feliz, sin ningún tipo de sombra tras de mí ocultando odio, rencor, dolor y desesperación; me comprometí en los días buenos, ser esa persona que yo necesitaba para los demás y para mí mismo, en los días malos, ya que, por más que intentase explicar cómo me sentía, no lograban comprenderme y sin pensarlo, decían cosas que no ayudaban en nada y que odiaba mucho, porque me sentía alguien inconforme y malagradecido con ellos, solo decía que no me sentía bien, pero que pronto, estaría mejor.

ANTE LA LUNATahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon