PRIMER ENCUENTRO

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Pasaron los días y sin darme cuenta, llegó el tan anhelado viernes 28 de diciembre, quedé perplejo al leer su mensaje que decía:

—Mi bus sale a las 6 pm, estaría llegando al terminal de la ciudad, a las 8 u 9 pm (si demora mucho), estoy nerviosa, pero no aguanto las ganas de verte.

Desesperé, en pocos minutos se harían las 7 pm y yo aún no salía de mi hogar ¡Debía apresurarme! Cogí lo primero que encontré de ropa y salí corriendo en busca de un Uber; tardé, aproximadamente, 30 minutos en conseguir uno que pudiera pagar y me esperara hasta que Nat llegase, para llevarnos de vuelta.
Llegué a las 8 pm y aún no tenía ni un mensaje, había llevado el móvil de mi abuela, desesperado intenté comunicarme, pero no lo conseguía, hasta que, de pronto, el teléfono vibró, era ella, llamó para avisarme que, en poco tiempo, estaría ahí, que me posicionase en un lugar que pudiera reconocer. Atontado por mis nervios, extendí mi mirada hacia la nada, un farol que titilaba en una esquina luchando por no apagarse se hizo notar, para mí, fue el lugar adecuado.

Cada minuto parecía eterno, un bus llegaba y yo me levantaba emocionado, entre tanta gente la buscada y no la encontraba, así transcurrieron 20 minutos y entre mi paranoia, percibía una vibración en mi pantalón, cegado por la desesperación, quise descubrir qué estaba atormentando más mi agonía, y al darme cuenta, leí un mensaje que decía:

—Ya estoy aquí ¿Dónde estás? —Sudándome las manos y en la cabeza mil cosas, pregunté: —¿Aquí dónde? — Qué idiota fui…

—En la sala de espera, Bruce ¿Dónde más? —La sentía enojada.

—¡Oh, cierto, lo siento! Es que estoy nervioso. Escogí un farol como punto de encuentro, su luz no está muy bien, supuse que sería el lugar adecuado.

—Si eres tonto, si hay una sala de espera ¿Por qué no esperarme allí? Te dije eso por si no había.

—Lo siento, Nat —La verdad me sentía muy inútil, hice esperar tan anhelado momento por una tontería.

—No veo ningún farol, ya en serio, Bruce ¿Dónde estás? Estoy acá sola, no me digas que no has llegado ¿Cómo es posible? Ta avisé con antelación, si no estás aquí, cogeré el primer bus que salga para la capital y me iré.

—Nat, cálmate, yo estoy aquí, llegué mucho antes, no te vayas. Yo iré hacia a ti, no te preocupes.

—Ok. Ven rápido, estoy estresada y acalorada.
Caminé hasta la sala, y allí estaba sentada… Zapatos deportivos, pantalón alto, suéter gris, anteojos negros y un pasamontaña beige, cubrían su cuerpo, la encontré igual a sus fotografías, de baja estatura y adorable; nervioso, extendí mi mano y me presenté, ella hizo lo mismo, pero no noté tal emoción que tiempo después, describiría.

Cogí sus cosas y le dije que afuera nos esperaba un coche para irnos, sin decir nada más, solo asintió con la cabeza y cogimos rumbo. En el automóvil se sentía una incomodidad enorme, sabía que estaba arruinando nuestro primero encuentro, pero a su vez, no creí que fuera motivo de daños, tal vez la pena haya sido una pared entre nosotros, pero, sinceramente, lo imaginé de otra manera.
Bajamos, entramos a mi casa, le presenté a mi padre y a mi abuela, ella dialogó varios minutos con ellos, pero al notarla cansada, pregunté si quería ducharse. Mientras hacía su aseo, organicé las cosas de manera que no hicieran bulto en la habitación, salió del baño, ya vestida y con pijama, dije:
—Hay dos camas, si deseas descansar tranquila, puedes dormir sola, a menos que, quieras hacerlo conmigo.

—Dormiré sola, estoy muy cansada y no quisiera incomodarte, aún no sabemos si congeniamos para estar juntos, además, me da algo de vergüenza, si tu padre o tu nana, entran y nos ven tan cerca.

—Por ellos no te preocupes, saben que eres mi novia, y aunque seas la primera chica que viene a quedarse conmigo, sé que comprenderán, pero no te preocupes, duerme donde te sientas cómoda.

Cada quien se acostó, ella revisó su móvil, y yo, mi computador, no había ningún tipo de diálogo entre nosotros, pasado los minutos, se quedó dormida, al verla, intenté hacer lo mismo, pero se me dificultó conciliar el sueño, pensaba una y otra vez en distintas formas de cómo pudo haber sido nuestro primer momento, para mi mala suerte, no poseía una máquina del tiempo, quería hacer las cosas de otra manera.

La madrugada se hizo notar, y la luz de la luna, se adentraba por mi ventana, sin esperarlo, sentí un peso a mi lado, entre abrí los ojos, mi cansancio y el rebote de la claridad, no me dejaron ver nada, solo sentí un roce de sus labios con los míos, poseían un sabor mágico, difícil de explicar, ella acariciaba mi piel con sus manos, no quería abusar de lo que sucedía, solo deseaba sentirla y saber que no era un sueño, pero, no me dejó siquiera pasar mis yemas a la orilla de su rostro, tomó mi palma y la puso sobre sus glúteos, allí me di cuenta de lo que iba a suceder, estaba nervioso, no sabía qué debía hacer, pero ella, al tanto de la situación, me guio en todo momento…
Yo, virgen por excelencia, Nat, con amplia experiencia, se aferró a la odisea, e hizo un instante sublime, nos entrelazamos, nos tocamos, quizás con la plenitud de algunas cohibiciones, pero, con el afán de explorar esa primera vez, que para ella, no sabría cómo la tomaría, pero para mí, marcaba el inicio de una historia que nació sin darnos cuenta, el amor llegó deprisa, y el acto se hizo con la imprudencia de un novato, un sumiso haciendo caso a lo desconocido, pero a su vez, gozando lo que parecía prohibido, pero que amé, únicamente, con ella.

Y después, de tal instante, el amor, siguió jugando y explorando a su paso, esa vergüenza, disminuyó notablemente; las salidas se hicieron notar; un par de comidas, lugares ocasionales, eventos no planificados, y por supuesto, las románticas palabras de habernos encontrado, pues, nuestras miradas, seguían ofendiéndose, con el más profundo de los amores, el deseo era demasiado, y la felicidad, reaparecía en mi vida; ella, que un determinado momento, fue una desconocida, hoy, se convirtió… en mi mejor amiga, pero cuando sus labios correspondieron esas palabras que permanecieron ignoradas en dicho texto, supe que, además de eso, se convertiría en mi tesoro más preciado.

Y aunque la magia seguía intacta, pequeños percances estorbaron la alegría, quizás mi pasado, conversaciones ajenas ¡Las malditas redes sociales! Me hicieron varias jugadas que, debo confesar, perdieron todo el valor cuando ella se adentró a mi existencia, sin embargo, algún romance sin sentido, fue motivo de dilemas, los cuales, hasta la fecha, me pasan factura, incluso, cuando ni siquiera… Tuvieron relevancia. Nat, no supo, ni sabrá, que desde que toqué sus labios, cualquier absurdo inmediato, perdió el sentido, porque ella, aunque nunca lea estos fragmentos, debo aclarar, marcó el inicio de mi todo, y el cierre, de mis locuras, pues, regresó mi estabilidad emocional.

Luego se tuvo que ir… Por más que quisiera retenerla, y pospusiéramos la fecha, era inevitable… El encuentro con el adiós. Múltiples redacciones hice en su nombre, escritos llenos de inspiración, pero la agonía, siempre terminaba igual (su partida). Mi alma se partió en pedazos, peor aún, porque se había rearmado, y aunque entendiera mi estado de ánimo, el cual era complicado, con ella tuve todo; recoger su maleta, fue extraer mi corazón y dejarlo a la deriva, nadie nunca entenderá, cuán difícil fue encontrar lo que debía dejar, mucho menos, atesorar, lo que no podía retener. De esa manera, una noche, nos despedimos, nuevamente con la esperanza de reencontrarnos otra vez.  

ANTE LA LUNAWhere stories live. Discover now