UN FAVOR, UN COMIENZO

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Entre tantas personas, las cuales envié el texto de publicidad, estaba ella, era, una en un millón la posibilidad de nacer una conversación entre nosotros, pero el destino quiso que intercambiáramos palabras, gustos, risas y dolores. Durante días mantuvimos contacto, nos hicimos muy unidos (muy rápido), pero solo existía una amistad, no teníamos muchas cosas en común, y gracias a eso, las conversaciones eran infinitas, uno le enseñaba infinidades de cosas al otro, nos llenábamos de conocimiento, de alegría, y por si fuera poco, nos fuimos completando.
Ella venía saliendo de una relación, la cual, culminó por su culpa pensaba, estaba llena de arrepentimientos y de palabras que nunca pudo decirle para que no partiera de su vida, pero así sucedió. Tenía 20 años, y al igual que yo, no estudiaba por situaciones económicas, su trabajo para ese entonces, era ambiguo, un poco fuera de lo común, y que para muchos, atentaba contra su integridad al sentarse frente a una cámara para ofrecerle placer a otros, sin embargo, no lo ejercía por gusto, sino, por necesidad, pero me dejó bien claro que, al saldar sus deudas, lo abandonaría. Me había convertido en su amigo, por lo tanto, mi deber era apoyarla y no juzgarle, a su vez, no comprendía del todo su trabajo, pero acepté y entendí su situación, era un crío, me sentía en la edad de golosinas, seguía siendo igual de sensible, de tímido, y no lograba tener el coraje de preguntar de qué trataba y por qué ella decía que las personas lo veían de esa forma.
Una noche, en la que compartíamos el desvelarnos, acción que se volvió costumbre, decidí husmear en su perfil y ver sus fotografías, me di cuenta que, hacía mucho tiempo atrás que ya le había visto, habían reacciones mías en ellas; recordé que la observaba como a una diosa, alguien completamente inalcanzable, y me sentía por dentro emocionado, que alguien así, me dejase compartir mis dolores, y al mismo tiempo, ella los suyos, que, sin pensarlo, ni buscarlo, nació un acercamiento, una relación de amistad, tan linda y tan pura que, seguía sin creerlo.
Ella, una chica de baja estatura, piel canela, labios pronunciados, nariz que para mis ojos era perfilada, ojos cafés oscuros, cabello castaño, aunque cada cierto tiempo cambiaba de color a su gusto, y para ser honesto, cualquiera le quedaba hermoso. Su silueta no era nada más para mí, que arte, busto pronunciado, glúteos orbiculares, sin más que decir... Era una hermosura.
Habían transucurrido 2 meses de habernos conocido, y dicha chica, comenzó a llamar mi atención ¿Para qué les miento? Comenzó a gustarme de modo que, cuando compartía conmigo que se sentía triste por su relación pasada, me daban celos, los cuales, sabía disimular, respondía de la manera correcta, dándole consejos, ironías de la vida...
Una noche, estábamos hablando sobre la confianza entre amistades, tema que nació porque yo le había comentado que mi mejor amigo, tenía una chica, la cual le pasaba fotos subidas de tono en son de confianza, y ella insinuó que, le gustaría tener a alguien para hacer lo mismo, comentario que yo noté y me ofrecí, pero de pronto, dejó de responder, y al volver minutos después, dijo: -Esto es para ti -con caritas de corazones en su mensaje.
¡No lo podía creer! Esta chica que tanto observaba por las noches, imaginando cómo sería su cuerpo tras esas prendas, había compartido conmigo su intimidad, era algo inimaginable, y tener el privilegio de verla de esa manera, más... Lo que ocultaba su ropa, eran tantas cosas que no hallo cómo describirlas; su cintura era algo, que logró pasmar mis ojos; mi cuerpo sintió que caía en picada al núcleo que desbordaba placer en ella, sus piernas, hermosamente cuidadas, sin ningún tipo de grieta, sus manos, parecían tan delicadas como las de un recién nacido, sus uñas, perfectamente aseadas, sus senos y glúteos poseían una proporción que, para mis ojos, sería inolvidable, no podría dejar nacer ningún prejuicio, y sobre todo, ningún complejo podría ser implantado o justificado. Ingenuo pregunté la razón por la que decidió compartir su intimidad conmigo, a lo que respondió diciendo: -Creo que es obvio ¿No lo crees? -Mensaje que no comprendí, y pedí el favor de que me explicara.
Al hacerlo, dejó claro que no pensara ser fácil, que me había ganado la confianza para ella tomar el valor de hacerlo; segundo, confesó que lo hizo porque le gustaba, me veía como un chico tierno, inteligente, gracioso y de un corazón noble, ha pesar de haber sido pisoteado por personas que no lo supieron valorar, seguía desbordando mucho amor, y su ultima razón fue, para incitarme a decir lo que ya sabía. Me sentía desarmado, no pensé plantarle mi ideología, y luego de dudar varios minutos, le dije que me hacía sentir como nunca nadie lo había hecho, que me otorgó esa seguridad, cariño, solidaridad, confianza, y ahora, el corresponder, que tanto había esperado de una persona, en dos meses logró convertirse en la razón de mis sonrisas, en el motivo de mis desvelos, en mi inspiración... Ella, que suponía saber mis intenciones, dijo que quedó perpleja al leer mis palabras, al pasar los minutos, una pregunta surgió de sus manos, la cual fue: -¿Quieres ser mi novio, Bruce?
Sin dudarlo, opté por un sí, respuesta que dio inicio ese 11 de noviembre, a esta historia. Al darme cuenta de lo que había sucedido, en mi interior, planteé hacer lo posible para ser merecedor de tal título, quererla, apoyarla y estar a su lado, mantener su interés vigente hacia mi persona sin importar qué. Ella se convertiría en mi prioridad, en resumidas cuentas, me comprometí, a hacerla feliz.

ANTE LA LUNAWhere stories live. Discover now