ESPACIO PARA LOS DOS (PARTE II)

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Tras lo sucedido, no mantuvimos contacto, quedó establecida nuestra ruptura, pasé días grises, noches frías donde me arrepentía de haber tenido la curiosidad de leer lo que no debía, me sentía culpable, tuvo que hacer eso porque su pareja, como ella lo dejó claro, era un niño, el cual, no tenía nada que ofrecer, sentí que fui duro con ella, que en vez de juzgarla por ego, solo debía apoyarla sin más como en un principio, debía además de ser su novio, el amigo que al inicio, no la juzgó, pero luego pensaba en las cosas que desde niño me habían enseñado, y es que, hay muchas maneras de hacer las cosas bien sin dejar a un lado nuestra dignidad, no sabía qué hacer, estaba confundido…

Nat, por otro lado, intentó hablar conmigo, buscaba la manera de solucionar las cosas, prometiendo no volver a hacerlo, encontrar una forma para salir adelante de forma que no afectase nuestra relación, pero yo estaba a la defensiva, en mi confusión no hallaba manera de creerle. Decidí pedir consejo a mi mejor amiga; ella decía que sí, estuvo mal lo que Nat hizo, pero que, si estaba tan interesada en arreglar las cosas, merecía una oportunidad, con la condición propia de que esta vez, no iba a ser tan ciego y crédulo como para aceptar todo lo que quisiera y me hiciera sentir incómodo. Sin embargo, con todo y eso, no lo decidí al momento, tomé un tiempo para pensar las cosas, además, sentía que las cosas no debían solucionarse mediante mensajes, debía ser cara a cara, pero no logré decirle, sucedió algo que escapó de mis manos en ese momento.

El 18 de marzo, hubo un apagón nacional en mi país, el cual duró, aproximadamente, 6 días, los cuales, Nat y yo no hablamos, ni siquiera había señal telefónica, lo último que supe de ella antes del apagón, fue que estaba en casa de su amiga Kat. Los días pasaron muy lentos, las mañanas se hacían tardadas y las noches eternas, pero durante todo ese caos, surgió algo que, en su momento, me mantuvo distraido…

Nació un sentimiento por una chica en medio de esos 6 días, su nombre era Hope, era un año menor, y mucho tiempo atrás, gusté de ella, pero por razones que salían de mis manos, jamás hubo nada allí por lo cual luchar. Su familia me veía de mala manera gracias a mi padre, él comentaba nuestros problemas con su madre (eran viejos amigos), esto hizo nacer rumores y pensamientos hacia mí que nunca tuve la oportunidad de desmentir, por lo tanto, Hope dejó en claro, tiempo atrás, que algo entre nosotros no podría suceder, nunca sabré sí fue una excusa, solo sé que no lo parecía, se le notaba a su familia el desprecio hacia mí. No me enamoré de ella, es un sentimiento muy grande para nacer en tan poco tiempo, además, sentía mucha confusión por lo que había sucedido con Nat, sin embargo, seguía sin poder expresar mis emociones, sabía cuál sería la respuesta, preferí desahogarme en una carta escrita a mano, la cual, jamás llegó a leer.

Tras acabar el apagón, no tuve mucho contacto con Hope, volví a mi rutina habitual, lamentarme por muchas cosas e intentar saber qué hacer con lo que no sabía si seguía existiendo entre Nathalia y yo. Lo pensé mucho y llegué a la conclusión de que sí pude apoyarla una vez en una situación peor, podía perdonar esto, no aceptarlo, pero al menos dejarlo atrás; y así fue como Nat y yo permanecimos en un descanso, a la espera de vernos, de solucionar las cosas y de poner sobre la superficie, una relación que iba en picada hacia las profundidades.

Dicen que después de la calma, viene la tormenta, pero en mi caso, solo veía un tornado entre nosotros, los problemas, o en este caso, las consecuencias de nuestra irresponsabilidad. Nat, padecía una semana de retraso en su siclo menstrual, lo cual, no era una noticia nada agradable para ninguno de los dos. Una chica de 20 años sin empleo, y yo, un chico que ni siquiera tenía la edad para trabajar, no había manera de afrontarlo. Ya sin opciones, Nathalia, una chica pro-aborto, decidió hacerlo, yo no sabía si era lo correcto, jamás había estado en una situación como esta, no sabía qué debía hacer, ya que, lo que debía, la sociedad no me lo permitía, por lo tanto, a mi chica le tocó en la capital, sobrellevar ese proceso sola, incluyendo los gastos, sin ningún tipo de ayuda, lo único que pude hacer, fue intentar de que mantuviese la calma, supe de inmediato, que esto no sería más que reproches que irían madurando con el tiempo, válidos para que en algún momento de nuestra historia, florecieran con la finalidad de ganar discusiones, los cuales, no tendría cómo responder.

Me sentí incompetente durante muchos días, pedí disculpas a Nat cada que lo recordaba, me comprometí en buscar manera de hacer algo, tal vez no un empleo, pero sí que me ayudase a desenvolverme más adelante. Opté por un curso de primeros auxilios, fue divertido, como cansado, muchas de las practicas fueron al aire libre, hubo mucho sol y calor; conocí personas increíbles, las cuales, me ayudaron al momento de ejecutar lo aprendido, y tras acabar las dos semanas, conseguí mi certificado, me sentí orgulloso de mí, había logrado algo por mi cuenta que algún día sería de utilidad en mi vida.

Luego de haber logrado asimilar un poco todo lo sucedido, y Nat el proceso tan horrible que le tocó vivir sola, decidimos planificar nuestro tercer encuentro, este ocurriría para el mes de abril, ella vendría y buscaríamos darle solución a todo, pero por supuesto, esta vez tendríamos más cuidado al momento de tener relaciones, no seríamos tan irresponsables como meses anteriores.

ANTE LA LUNAWhere stories live. Discover now