chicles y psicología

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messi ya había aceptado el hecho de que tenía que convivir con martínez.

aunque no compartieran cuarto, sus habitaciones quedaban una en frente de la otra, así que era común tener que cruzárselo a primera y última hora del día.

lo positivo es que con el pasar de los días, parecía que emiliano había tomado en cuenta el reto de ferraro, ya que su nivel de densidad había bajado considerablemente. aunque esto no significaba que hubiera dejado de aborrecer a lionel, claro que no. seguía odiándolo como el primer día. y lionel... ya más o menos podía decir que era mutuo.

el tiempo transcurría, hasta que llegó el segundo partido.
era un amistoso, y nada complicado. no obstante, luego de haber perdido el primer partido como equipo, la mayoria de integrantes estaban nerviosos. la minoría, como emiliano, se encontraban mucho más motivados que antes.

──¿podés dejar de masticar así? ──emiliano habló, agachado, atándose los botines.

──¿eh? ¿tené' oído biónico boludo o qué onda? ──lionel respondió, sorprendido. juraba que ninguno de sus compañeros había notado que estaba masticando un chicle.

──pasa que está obsesionado con vos así que te presta suma atención ──interumpió uno de sus compañeros. el comentario fue acompañado de las risas del resto, y una expresión de frustración por parte de emiliano, el cual apenas hizo contacto visual con messi, le dio vuelta el rostro.

──cerrá el orto, cuti. qué manera de decir pelotudeces. ──el nombrado comenzó a reír.

──bue, pará, no es para caliente, dibujito ──le acarició la cabeza burlonamente y se encaminó a la salida de los vestuarios, ya para empezar a formarse.

mientas tanto, lionel se sentó al lado del arquero para acomodarse las medias. emiliano intentaba no ser consciente de aquel molesto ruido, pero no podía no escucharlo.

──la otra vez en el partido también tenías un chicle, ¿no te ahogás, flaco? ──emiliano volvió a hablarle. a este punto messi ya se estaba acostumbrando a sus preguntas hechas de mala gana. y no le quedaba más que responderle.

──al contrario.

──¿ah? ──el más alto estaba más confundido que antes. messi lo miró comprensivamente, y martínez se sintió un poquitito (solo un poquitito) culpable de haberle preguntado de esa forma agresiva.

──me dan arcadas en los partidos. me ayuda a no ahogarme.

emiliano elevó las cejas, sorprendido.

──¿posta? ¿tan nervioso te ponés? ──messi rodó los ojos. no se cansaba de preguntarle... no sé... ¿todo?

──no sé, hermano. me pasa y listo. ──se levantó de la banca y comenzó a acomodarse el short, pensando que la charla había terminado y finalmente era libre. pero vio el momento exacto en el que emiliano abrió la boca para decir alguna otra boludez.

──te falta psicología ──alegó. ──. control mental. si vos no sabés controlar tu ansiedad, te va a controlar a vos.

──meno' mal que te pregunté. ──messi no podía lucir más desinteresado. martínez no tardó en molestarse de vuelta.

──¿no tenés psicólogo vos?

──¿debería?

emiliano abrió los ojos lo más que pudo, casi que ofendido.

──¿qué es esa pregunta? obvio, nene. no necesitarías meterte ocho chicles de menta antes de un partido para estar tranquilo.

lionel le dedicó una mirada de odio, ganándose una sonrisa engreída por parte del más alto.

𝗘𝗧𝗘𝗥𝗡𝗔 𝗝𝗨𝗩𝗘𝗡𝗧𝗨𝗗 messi, dibuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora