𝗘𝗧𝗘𝗥𝗡𝗔 𝗝𝗨𝗩𝗘𝗡𝗧𝗨𝗗 messi, dibu

en la lluvia

──¡eu, enano! ──messi dio la vuelta al escuchar aquel timbre de voz tan característico. su cuerpo se ponía alerta al escucharlo. ──¡pasame la pelota!

martínez le gritaba desde el arco.

lunes, 7 a.m. se encontraban en un entrenamiento. la mitad del equipo con caras de zombies. un par de ellos incluso estaban durmiéndose parados.

y lionel no era la excepción a los malos humos. frunció el ceño y le disparó al arco, tomando a emiliano totalmente desprevenido. este intentó detenerla pero fue muy tarde; la pelota había entrado con fiereza.

──qué hijo de re mil puta... ──dijo para sí mismo mientras agarraba la pelota, todavía mirando a lionel, quien se daba la vuelta como si nada hubiera pasado.

lo cierto es que lionel cada vez clasificaba más alto en el ranking de personas que odio de emiliano, rozándole los tobillos al director técnico del arsenal.

y más aún después de aquel encuentro extraño luego del segundo partido, donde messi fue más simpático que de costumbre y el corazón de emiliano parecía haber apretado el botón de alerta, porque quería salir de su pecho cada vez que veía al más bajo. y como el gran tonto que era, dibu asumió que aquél palpitar era el odio creciente que le tenía a su compañero. la bronca. nada más que eso.

a todo esto, romero se burlaba del golazo que se había comido el arquero por parte de lionel.

luego de aquellos pases y penales, comenzaron a disputarse un picadito. algo rápido. a ferraro le había surgido una urgencia y la cancha mojada les estaba imposibilitando seguir.

una lluvia torrencial cayó del cielo. empezó lento, como llovizna. de la nada, se encontraban empapados hasta las medias.

corrieron hacia la parte techada. en aquella carrera de agarrar los conos y todos los elementos de práctica, lionel pisó mal, provocando que su tobillo casi se torciera.

emiliano apareció por detrás, casi que mágicamente. agarró la pequeña cintura de lionel con su gran brazo. bastó solo uno para levantarlo en el aire, mientras cargaba con los conos restantes recogidos del suelo.

──menos mal que estaba yo, eh ──le habló mientras aceleraba el paso, afianzando su agarre en la cintura del más bajo. éste le regaló una mirada molesta.

──yo podía solo ──sin embargo, aún habiendo pronunciado aquellas palabras, lionel se aseguró de agarrarse bien fuerte de la nuca de emiliano para no caerse.

las manos del delantero estaban frías. a martínez lo tomó por sorpresa. no solo la temperatura de su compañero, sino el hecho de que messi se pegó más a él para no caerse. sus prendas estaban completamente mojadas, así que podía sentir perfectamente el cuerpo ajeno apretándose con el propio. de repente hacía más calor. aún bajo la fría lluvia.

──¡apurense, wacho! ¡alta gripe les va a dar! ──otamendi les hacia señas desde la parte techada, secándose la cabeza con una toalla.

──¡si te dignaras a ayudarme, turro! ──le gritó emiliano, provocando que el aludido riera mientras desaparecía por la puerta que lo dirigía a los pasillos.

y otamendi no fue el único que rió ante su comentario.

la risa ahogada de lionel golpeó su oído. o bueno, casi cerca de su oído. aún teniéndolo a upa, no llegaba a su altura.
no supo si considerarlo risa, ya que lionel había hecho lo posible para que el otro no lo escuchara. había sido muy obvio.

al fin habían llegado al lugar seguro. messi se soltó inmediatamente, dirigiéndose hacia adentro, con el objetivo de chequear si su tobillo se había visto afectado de alguna forma por la casi caída.