Capítulo 14

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Huanle


Si pudiera ser siempre yo



―¿Te sientes mejor?

Con toda la delicadeza que soy capaz de imprimir a mis movimientos, termino de aplicar una fina capa de medicamento sobre los nudillos desollados de Louan. Su aroma se ahoga en el olor penetrante de la hierbabuena y la sensación de frescor que deja en el aire.

―Sí. ―Levanta la cabeza y me sonríe. Por lo menos, parece mucho más animado que hace un rato― Gracias por detenerme...

Deja las palabras flotando entre los dos como si tendiera un puente de vuelta al terrible escenario que hemos presenciado. Había estado pálido y tembloroso, casi parecía apunto de desmayarse entre mis brazos. Ahora, el color le ha regresado a las mejillas y parece que la compañía le sienta bien.

Trago saliva mientras agarro un trozo de venda blanquecina.

―¿Quieres hablar del tema? ―murmuro. Un rápido vistazo a sus ojos y regreso a sus heridas―. Prometo escucharte y no hacer preguntas.

Se revuelve un poco en su asiento y se pasa la mano libre por el pelo; se encoge sobre sí mismo antes de despegar los labios:

―William dijo algo que me ha hecho daño..., mucho daño. ―Me descuido un instante y lo descubro mordiéndose el labio inferior. No es la primera vez que lo hace, que le veo hacerlo. Los dedos se me agarrotan unos segundos, suspendidos a escasos centímetros de su piel desgarrada―. Solo necesitas saber eso.

Y la mano de Louan se alza para atrapar la mía. Me quedo muy quieto, ya que es la primera vez que él inicia el contacto entre nosotros. Contengo la respiración con ansiedad, estudiando, a cámara lenta, cómo se mueve hacia mí.

Sus dedos caen sobre los míos, enredados en la venda.

Está temblando.

¿O soy yo el que tiembla?

―Está bien. ―Su piel es suave y cálida, pero la mía arde ahí donde él me toca. Me tenso involuntariamente, esperando a que sea él quien se aparte primero―. No sé qué dijo, pero estoy seguro de que no es cierto y no tienes nada por lo que preocuparte.

Ante toda respuesta, aprieta un segundo nuestras manos unidas y disuelve el contacto con ligereza. Mi movimiento se queda paralizado en el aire, con la venda suspendida entre mis dedos... Su falta enfría mi piel.

Sacudo la cabeza y me concentro en ponerle el vendaje correctamente.

―Gracias, tienes razón ―contesta. Suspira, pero la relajación es palpable en su expresión―. No es nada de lo que deba preocuparme.

Sonrío; aunque no lo miro... aunque no sé si él me mira a mí. Al menos tengo el consuelo de serle de ayuda. Aún así no pienso rendirme, no pienso dejar que estos sentimientos que albergo caigan en saco roto.

Porque desde que Louan apareció en nuestra secta hay mucho más color en mi vida. Hay luz y sensaciones nuevas, deseos que no sabía que podía llegar a experimentar y la imperiosa necesidad de estar a su lado.

No lo entendí aquella noche, cuando te cuidé y dormimos juntos en la misma cama.

No lo entendí tampoco a la mañana siguiente o cuando me llamaste por mi nombre de nacimiento.

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⏰ Last updated: Jan 21, 2023 ⏰

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Besar, casar y matar. Un juego de espadasWhere stories live. Discover now