CAP 9 - SEÑORES HARRIS

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Señores Harris

Aaron Corth

—¿Por que eres tan difícil de llevar?—pregunta Kendra en un suspiro de hastío.

—Ya te dije que no.

—¡Solo es de camino!

—No—reafirmo.

—¡Solo necesito comprarle pienso a Gatsby!

—No. Kendra, vamos a secuestrar a los Harris en unas horas ¿Y tú piensas en el pienso de Gastby?—muevo la cabeza en un gesto incrédulo.

—Si mi gato se muere Aaron. Va. A. Ser. Por. Tu. Culpa.—puntualiza señalandome.

—Puedes ir en otro momento.

—¡Apenas y tengo tiempo para respirar!—luce abatida.

La loca de esta mujer quiere hacer una parada de camino al colegio de la hija de los Harris para comprarle el cereal ese raro de bola de pelos a el suyo.

—Estas respirando y hablando, entonces si tienes tiempo de hacer de lora, tienes tiempo de comprarle eso a esa bola peluda con patas en otro momento.

—¡Agh!—se molesta y frunce el ceño, se cruza de brazos y no me mira. En vez de transmitir enojo, transmite ternura.

Me golpeo el cerebro mentalmente. ¿Cómo carajos pensé en que era tierna baboso!? —me reprendo. Esa mujer solo tiene veneno en las venas.

—Partimos en la camioneta en media hora, tienes que estar lista.

—Me importa una mierda.

—Que boquita más sucia—tuerzo una sonrisa.

—Cállate cretino descarado idiota malnacido—vocifera.

—Loca demente.

"loqui diminti"—me repite.

—No sé ni porque gasto saliva en tí.

Me dirijo a una de las mesas en dónde hay una pistola diminuta que se camufla muy bien para la ocasión. Se la tiró a Kendra, ella la toma en el aire sin problema.

Kendra observa el arma que le di y frunce aún más el ceño al ver qué yo tomo una Glock.

—¡Ey! ¿¡Porque yo una chiquita y tú una Glock!?—musita tomando la arma miniatura como si fuera mierda.

—Porque yo, soy yo.

—¡Huh! Creído. El descaro no tiene nivel para tí, ¡No, mejor! NO EXISTE.

—Deja de comportarte como estúpida y agiliza.

—Ah si, lo dice el que cogía a otras en vez de trabajar.

—Y me cogeré a otra más está noche si eso quieres—digo con suficiencia.

Kendra se calla de golpe y solo me mira antes de girarse y meter el arma pequeña debajo de la manga de su chaqueta que tiene un pequeño gancho por dentro para tenerla. Sin embargo se voltea otra vez y camina a paso decidido hacia la mesa de armas. Sin consultarme coje otra Glock y la arma con rapidez.

—No te dije que tomarás otra arma.—replico molesto.

—No te pregunté si podía tomar otra arma—contesto con suficiencia y con toda la dignidad se va de la carpa a dónde está el grupo de soldados.

Cabe decir que, Kendra no camina, todos sus movimientos son tan finos y elegantes que pareciera una combinación entre caminar y levitar. Aún que eso no es lo que estará haciendo cuando esté gateando para llegar a mi poll...—una voz interrumpe mis pensamientos.

MISIÓN ©Where stories live. Discover now