CAP 11 - TENSIÓN

34K 594 308
                                    

*Capitulo con +21.

Aaron Corth

Ya eran las diez y media y yo seguía sentado como un estúpido esperando a Kendra en mi oficina. Habíamos acordado vernos a las nueve, pero a alguien no se le dió la gana de venir si no hasta ahora. Hace diez minutos me llamo diciendo que ya estaba cerca, y como yo estaba cabreado, le colgué.

Me estresa, me estresa todo de ella. La forma tan fácil que tiene de distraerme, sus incumplimientos, su actitud de princesa decente a veces, su forma de mover el culo cuando camina, sus ojos azules que parecen blancos de lo claros que son, su extraño cabello rojizo oscuro, su impuntualidad, y podría quedarme tocó el día recalcando todo lo que me estresa de ella.

Es una maldita. Porque, yo no debería estar llamándola, ni cosas como esa, no debería estar haciendolo con ninguna mujer. Si quiero sexo, voy a un bar caro y ya me sirven las putas, si quiero hablar con alguien puedo hablar de negocios con gente importante. No entiendo porque babosada hablo con Kendra.

Es una princesita orgullosa y fuerte que necesita ser corrompida. Lo pide a gritos. Pero no es importante como para gastar mi tiempo en ella. Es casi que prohibida, si algún miembro del trabajo se enterará de que tenemos sexo o por el estilo, todo se iría al carajo.

Mi mente divaga y divaga pero se obliga a parar cuando unos toques en la puerta me llaman.

—Pase.—anuncio y toco un botón que se encuentra abajo de mi escritorio el cual permite que la puerta de abra ya que no tiene perilla porque es un cierre digital.

Ella entra con el pelo mojado y la misma ropa de ayer. Luce agitada, como si la hubiera perseguido un leopardo.

—Hola... Disculpa la tardanza.

—Impuntual. Una de las características más importantes en un soldado y usted capitana, no puede serlo—digo con tal seriedad que dirige su mirada al piso.

—Lo siento, tuve cosas que hacer.

—Me importa una mierda Wade, o llegas puntual o te jodes y busco tu reemplazo.

—Tu, ¡tu no podrías echarme!

Me río internamente.

—Puedo. Cuando se me plazca.

Tener los contactos y a la gente de mi lado mueve muchas cartas. Solamente una llamada a uno de los ministros y ella se va. Eso significaría no más culos redondos ni tetas perfectas a la vista cada día joder no puedo perderme eso.

—Capullo—refunfuña.

—Princesita malcriada.

—Acaso cuántos apodos me tienes—pregunta con disgusto.

—Todos suenan a tí; mocosa, cria de mierda, princesita malcriada... Aún que cria de mierda es mi favorito por ahora.

—No se de dónde sacas tanta imaginación, inútil. Yo apenas y me sé tu nombre—dice rodando los ojos.

—Ah—suelto una risa ironica—¿Enserio? Y dónde quedó: descarado, cretino, capullo, idiota, imbécil y los otros miles insultos por los que me llamas.

—E-ehh—se aclara la garganta —En mi defensa, cualquier tonto con ojos vería que eres todo eso. Y mi favorita es descarado, porque eres eso en persona.—se cruza de brazos y mira a otro lado con desagrado.

—Asi que... Soy un descarado eh—me levanto de la silla para caminar a su dirección. ¿Me podrías decir en qué aspecto?—Kendra se encuentra parada al frente del escritorio entonces yo me recuesto a un lado de él cruzando los brazos. Ella se inquieta por nuestra cercanía y da un paso hacia atrás.

MISIÓN ©Where stories live. Discover now