2.

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No podía dormir. No podía dormir nada por las ideas que le había metido Kuina en la mente, se sentía tenso ¿Desde cuándo se ponía de esa manera y por algo así?

Increíble, se preocupaba por temas sobre otra persona que ni debería importarle. Quiso evadir el tema, pero no podía, le era imposible.

Niragi... ¿Por qué te atraen tanto a las chicas? Pensó.

A él mismo nunca le había gustado alguna chica, piensa que es porque en realidad no tiene ganas de interesarse en alguien pero que, tal vez, cuando tenga la oportunidad, buscará la respuesta a ese extraño sentimiento.

– Mm... –Se estiró un poco mientras se levantaba de su cama–.

Era de madrugada, eso significaba que era la mejor hora para ir a comer algo. Salió de su habitación y solo hizo su tarea de caminar y bajar escaleras hasta que llegara a la cocina.

Pero algo le interrumpió sus planes, o mejor dicho, alguien.

Ahí estaba él, con su escopeta que tranquilamente tenía sostenida sobre su hombro, caminando por el lugar como si tuviera que supervisarlo todo el rato sin importar qué. Estaba completamente en silencio, se veía muy sereno.

No sabía por qué, pero sentía los nervios hasta los talones de solo pensar que debía pasar por ahí, quién sabe, ¿Quizá era miedo? Imposible, a él no le importa eso. Siguió su camino tratando de no ser muy llamativo o algo parecido.

Pero no sería tan fácil, a Niragi sí le llamó muchísimo la atención verlo por ahí a esas horas. Siempre se iba a la cama temprano. ¿Qué importa cómo?, pero lo sabía.

– ¿Qué planeas? –Suguru lo detuvo poniendo la palma de su mano en el pecho de Shuntaro con fuerza–

El susodicho solo sonrió levemente sin mostrar dientes y, de manera inconsciente, bajó un poco más el cierre de su propia sudadera. Hacía calor, según eso, pero en realidad quería mostrarse más a Niragi por alguna razón, pero ni él sabía que quería eso.

Niragi notó eso y sintió algo extraño en el pecho, un cosquilleo efímero que lo dejó desconcertado, evitó cualquier contacto visual con el chico que tenía frente a frente y le pegó su arma a la barbilla.

– ¿De qué? –Dijo haciéndose el desentendido y metiendo sus manos en los bolsillos de su sudadera– Solo quiero comer.

– No te creo nada. Planeas algo, ¿Cierto? –Dijo acercando un poco su rostro al contrario, tratando de intimidarlo, cortando los pocos centímetros de distancia que había entre ellos. Hasta que se separó por sentirse estúpido de lo que hacía– Camina.

Chishiya miró al suelo y sonrió de nuevo, le causaba gracia esa situación, no le tenía ni un pelo de miedo a Niragi, pero igual lo "odiaba". Encogió sus hombros haciéndose el atemorizado cuando solo estaba burlándose del otro en su mente.

Comenzó a caminar siendo seguido por detrás por el otro chico que le apuntaba con su arma en la cabeza, fácil se le podía ir el dedo, apretar el gatillo y se moría en breve.

Relajó sus hombros y siguió andando con la tranquilidad que acostumbraba tener todo el tiempo, aunque extrañamente se sentía tenso junto ese tipo con el que ha estado pensando.

Cuando se llegó al lugar esperado, no tardó en darse cuenta de que el lugar estaba completamente oscuro, no se podía distinguir nada de los objetos que habían ahí, a excepción del lugar a donde llegaba la luz de la Luna a través de una ventana.

Se puso a caminar por el lugar, aún siendo seguido por Niragi, mientras observaba a ver si encontraba algún alimento a esas horas de la noche y, por fortuna, encontró un pequeño paquete de galletas en una mesa que había ahí. No era tan "fan" de las galletas, pero era lo que había.

– Hum –Expresó mientras abría el paquete de galletas para tomar una. Se dio un giro de 180° para volver a su habitación pero se encontró con el torso de Niragi a unos pocos centímetros alejado de él, le obstruía el paso– ¿Quieres una?

Sí que es alto. Pensó mientras le extendía el paquete de galletas que tenía en su mano con una pequeña sonrisa, debía ser compartido, aunque no quisiera.

– No. –Le respondió serio sin quitarle la mirada de encima. Su rostro estaba a juego con su tono de voz–.

Shuntaro volvió a su rostro normal de siempre, y colocó una galleta entre sus dientes para acto seguido guardarse el paquete en uno de los bolsillos de su sudadera. Comenzó a masticar un pedazo de la galleta mientras miraba a Suguru.

El otro comenzó a sentirse extrañado, ¿Qué hace? Pensó, era incómodo verlo ahí delante de él comiendo como si no hubiera nadie presente por ahí aparte de sí mismo.

– ¿Ya puedo irme? –Dijo para después colocarse otro pedazo de la misma galleta en la boca–.

Ah, con que era eso. Dudó, no podía dejarlo ir tan fácil, ¿Qué tal si por descuidarlo va y hace algún otro tipo de truco que tenía bajo la manga?

– No sin que yo vea qué cosas haces –Dijo sin quitarle esa mirada seria de encima a Chishiya–.

– ¿Me seguirías hasta el cubículo del baño? –Dijo burlesco, era su afición cabrear al otro–.

– ¿Eh? –Hizo un gesto de disgusto. Le causaba incomodidad esa situación–.

Vio la expresión en el rostro del otro y solo pensó: Que me siga si quiere, y comenzó a caminar pasando por el costado derecho del más alto sin mucha importancia.

El otro sólo se dio vuelta para ver cómo se iba y, sin tener otra opción, comenzó a seguirlo por detrás. Sentía que si no lo seguía, algo muy malo pasaría, sin embargo, el otro solo iba caminando mientras comía de sus galletas. Tiraba muchas migajas al suelo.

Shuntaro solo planeaba comer sus galletas esa noche y después solo ir a dormir. Por alguna razón, la tensión que tenía cuando salió de su habitación se había ido, se sentía más relajado.

Llegaron a la puerta de aquél lugar donde Shuntaro dejaba sus pensamientos, penas y emociones que tenía todos los días al estar dentro. Miró a Suguru, se había recargado en la pared afuera de su habitación, ¿Espera que me meta?

– Pareces un perro, ¿O lo eres? –De nuevo quería burlarse de Niragi–.

– Vete a la mierda. –Respondió Inexpresivo–.

Shuntaro le regaló la última sonrisa de la noche mientras entraba a su lugar privado por el marco de la puerta. Al estar dentro, empujó con sus manos la puerta para dejar aquella habitación completamente bloqueada del paso de los demás.

Imbécil, pensó Niragi antes de solamente seguir su deber de aquella noche. Extrañamente se sentía divertido.

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Nota de la autora: Muchísimas gracias por el apoyo que le han brindado a esta historia. 💓

𝘖𝘤𝘶𝘳𝘳𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 [♡︎༄] 𝘕𝘪𝘳𝘢𝘴𝘩𝘪𝘺𝘢Where stories live. Discover now