𝗦𝗲𝗿𝗲𝗻𝗱𝗶𝗽𝗶𝗮 | 𝗝𝘂𝗹𝗶𝗮𝗻 𝗔𝗹𝘃𝗮𝗿𝗲𝘇

ʚ𝟯ɞ

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐒
“𝗔𝗯𝘂 𝗗𝗵𝗮𝗯𝗶”
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— Rory, princesa —la llamó Catalina con voz suave. Ella se removió un poco—. Hija, ya llegamos.

Aurora abrió sus ojitos al oír aquello y se sentó media dormida. Refregó ambos ojos con sus manos y agarró la mochila en donde llevaba algunos juguetes, libros para pintar y colores, y más. Su madre esperó pacientemente a que bajara mientras soltaba un bostezo.

Cerró la puerta cuando la niña bajó y se acercó a saludar a Elisa antes de que se fuera. Después agarró las dos grandes maletas que le pertenecían a ella y a su hija, Aurora la más chica suya y Lionel la otra más chica de Lina junto con la suya, para después entrar.

Se dirigieron a hacer el check-in y a realizar todos los controles necesarios, para después ir hacia la puerta de embarque. Allí ya se encontraban varios jugadores; recostados en el suelo, medios dormidos en las sillas, tomando mate, hablando o jugando a las cartas, junto con Pablo y algunos más del cuerpo técnico.

Para ser las 04 de la mañana están muy despiertos. Pensó Cata.

— ¿Qué onda, banda? —saludó la chica Scaloni con una sonrisa.

Todos voltearon y saludaron a las castañas con entusiasmo soltando algunos; "¡Hola, chicas!", "Buenas, buenas".

Mientras Lionel se iba a hablar con el cuerpo técnico, Catalina y Rory se acercaron a donde estaban los ex jugadores de River y Franco Armani.

— Hola, tío Cache —murmuró la pequeña adormilada hacia Gonzalo "Cachete" Montiel. Besó su mejilla y se sentó entre él y Julian.

— Hola, mini Lina —él besó su coronilla.

— Hola, Juli —saludó esta vez un poco más animada.

— ¿Cómo están? —Cata los miró a todos.

— Bien, ¿y vos, meju? —sonrió Enzo desde el piso, jugando un juego en su celular.

— Con sueño —murmuró.

— ¿Meju? —Gonzalo alzó sus cejas.

— Sí, de mejor amiga —respondió como si fuera obvio.

— Pero raja de acá, culo sucio —Franco lo fulmino con la mirada—. Cata es nuestra mejor amiga —se señaló y a Gonzalo—, nosotros la conocimos primero con el Chino. Búscate otra.

Julian rió por la cara ofendida de su amigo.

— Bueno, che, uno más no viene mal —Lina sonrió inocente.

— Le voy a acusar a Lucas que nos estás cambiando —Montiel se cruzó de brazos indignado.

Alvarez se paró y se acercó a la chica, extendiéndole un vaso de café con una mano y una pequeña bolsa con la otra.

— Es un capuccino, tu favorito. Imagine que no tomarías nada, así que te compré uno —le sonrió—. Y a Rory le compré dos yogures firmes con cereales junto con unas oreos para que coma más tarde.

Cata sonrió con ternura y mostrando sus dientes blancos hacia él. ¿Cómo era posible que siempre fuera tan atento con ellas dos?

Su pobre corazón latía fuertemente y acelerado en su pecho con esos pequeños detalles.

— Gracias, Ju, sos un amor —él sonrió nerviso, y Gonzalo golpeó las costillas de Franco con su codo para que mirara la escena—. Pero no debiste molestarte —agarró las cosas que le extendía y quitó su mochila de sus hombros, para después colocarla sobre una de las valijas. Buscó su billetera y lo miró—. ¿Cuánto te debo?