ʚ𝟱ɞ

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎
“𝗤𝗮𝘁𝗮𝗿”
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Las Scaloni y Julián salieron del ascensor riéndose por un recuerdo en Manchester que se les había venido a la mente. Aurora le había preguntado a su madre si podían invitar al delantero a su paseo por Qatar, por lo que ella aceptó sin problemas.

Sus risas se detuvieron de forma abrupta al ver a media Selección Argentina, o un poco más, esperándolos de brazos cruzados e impacientes. Entre los tres compartieron una mirada y se encogieron de hombros al mismo tiempo, no entendían nada.

— ¿Qué hacen? —preguntó Catalina con cautela.

— Los estábamos esperando —contestó Alexis simplemente.

— ¿Para qué? —Julián frunció el ceño.

— Para ir con ustedes, bobis —Papu respondió como si fuera obvio.

Los tres abrieron los ojos como platos y volvieron a mirarse.

— ¡Corran! —gritó Aurora, y los otros dos le hicieron caso.

Corrieron hasta donde una de las camionetas que habían pedido para que los llevara al centro, con los demás atrás. Pero fue en vano, porque Gonzalo, Enzo, Leo, Leandro y Ángel subieron con ellos.

— No, ¿por qué? —lloriqueo Lina cual niña—. ¿Cómo mierda se enteraron que íbamos a salir?

— Dibu por casualidad escuchó cuando Rory le preguntó a Julián si quería ir a pasear con ustedes —empezó a contar Leo, mientras la camioneta arrancaba.

— Él se lo contó a Papu, y Papu se lo contó a Rodri —siguió Ángel.

— Y, como saben, Rodri es una vieja chusma que no se sabe quedar callada y... —continuó Gonzalo.

— La triple t nos dijo a todos nosotros —terminó Enzo con una amplia sonrisa—. Así que acá estamos.

— Por eso te dije que le preguntaras cuando estuvieran solos —murmuró la castaña hacia su hija, la cual estaba en su regazo.

— Oh, entiendo —le contestó igual—. Perdón, mamita.

— Está bien, princesa. Ya pasó —le restó importancia.

— Los que faltan también iban a venir, pero decidieron quedarse a descansar —Leandro se encogió de hombros.

— ¿Y no podían quedarse a descansar ustedes también? —bufó Álvarez.

— Nop —respondieron al unísono.

— Los odio —susurraron Lina y Julián al mismo tiempo.

— Los odio —susurraron Lina y Julián al mismo tiempo

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𝗦𝗲𝗿𝗲𝗻𝗱𝗶𝗽𝗶𝗮 | 𝗝𝘂𝗹𝗶𝗮𝗻 𝗔𝗹𝘃𝗮𝗿𝗲𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora