Capítulo 2: Vecina.

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|Mon|

Por fin vacaciones, el momento más esperado del año.

Hoy sería un día agotador, pues con mis padres estamos de mudanza. Tomamos la decisión de cambiar de sector debido a que mi universidad queda lejos de mi hogar y debía viajar cerca de dos horas para estudiar, así que esto me vendría muy bien.

Estoy en mi tercer año de diseño de vestuario, crear es algo que me apasiona desde muy pequeña y sentía que esta era la carrera perfecta para mí.

Estuvimos viajando muchas veces al que sería nuestro nuevo hogar, y no podía dejar de admirar la enorme casa, que hasta era parecida a una mansión que estaba atrás de la mía. Pensaba que se sentiría demasiado pequeña a comparación de aquella, pero estaba segura que mi casa sería acogedora, más aún estando con mis padres, los que me han dado todo, siempre y cuando esté a su alcance, pues no somos una familia adinerada, pero siempre hemos tenido lo esencial en nuestro hogar. Ellos insistieron en que debía entrar a la universidad, ya que sabían que era mi sueño y harían lo posible para que así fuera. Y lo lograron, ahora están muy orgullosos de mí y de todo lo que he logrado.

Somos una familia pequeña, pero muy unidos, nos apoyamos en todo y somos muy felices los tres, no podría pedir más.

Una vez llegamos a nuestra nueva casa, bajamos cajas y cientos de cosas del camión, ahora tocaba lo más agotador, que sería ordenar, decorar y ubicar todo.

(...)

Salí al jardín para preguntar algo a mi padre, cuando vi a una chica frente a la casa, la que se presentó a nosotros como "Sam", nos dio la bienvenida y se retiró. Me parecía curiosa, no sabía la razón, tal vez por su apariencia o su forma de vestir, que fuese tan elegante, pero no podía dejar de mirarla, de ver cómo se alejaba.

—¿Por qué no te haces su amiga? Así te ayudaría a conocer personas del sector o la ciudad—mencionó mi padre, supuse que se dio cuenta de que la seguía viendo.

—Claro, ¿por qué no?—le sonreí asintiendo con la cabeza.

Salí de mis pensamientos y fui a la que sería mi nueva habitación para poner en orden mi escritorio, muebles, armario y demás. Ya estaba un poco cansada, deseaba terminar de desempacar pronto para estar en mi cama, así que con mis últimos esfuerzos, comencé a ordenar mi ropa dentro del armario.

(...)

Ya habían pasado unas cuantas horas, el sol ya se había escondido y ya habíamos terminado de desempacar todo, ahora sólo faltaba ubicar las cosas ordenadamente en su sitio.

Nos encontrábamos los tres sentados en la sala de estar, por fin descansando, cuando oímos el timbre de la entrada. Nos miramos los tres, decidiendo quién iría a abrir, hasta que las miradas de mis padres cayeron sobre mí, así que me levanté de mala gana y fui a la puerta.

Al abrir me encontré con un chico sosteniendo una tarta, me dedicó una sonrisa, me miró de pies a cabeza y habló.

—Hola, mi nombre es Nop, soy de la siguiente calle, vine a darles la bienvenida a su nuevo hogar con esta tarta que preparamos con mi familia—dijo amable, sin eliminar la gran sonrisa de su rostro.

—No tenías que molestarte, muchas gracias—recibí la tarta con ambas manos.

Por un momento hubo un silencio incómodo, sólo nos mirábamos con una sonrisa, hasta que recordé que no me había presentado, de paso rompería el silencio.

—Soy Mon, un gusto conocerte—iba a estrechar mi mano pero tenía ambas ocupadas, lo que causó risas en Nop.

—Igualmente, nos estaremos viendo seguido, vecina—sacudió su mano sonriente alejándose de mi casa, me despedí con una última sonrisa y un "¡gracias, nuevamente!".

Cerré la puerta con mi pie y me dirigí a la sala de estar.

—Un chico nos trajo esta tarta de bienvenida—dije dejándola en la mesa de centro.

—Se ve riquísima y ya tengo hambre, ¿les parece si atacamos?—dijo mi padre llevándose la mano al estómago, haciendo círculos.

Mamá y yo reímos, ella asintió en señal de aprobación, fue a la cocina y repartió la tarta para los tres. Comimos sentados en el sofá, pues aún no estaba en orden la cocina, aún nos faltaba dejar los platos, cubiertos, tazas y electrodomésticos en su lugar.

Finalmente, y luego de un día muy agotador, por fin pude ir a la cama. En mi habitación aún tenía algunas cajas por desempacar, pero mañana podría dedicarme especialmente a eso.

(...)

A la mañana siguiente, a pesar de tener cosas por hacer, decidí levantarme más tarde, me di una ducha y me vestí con ropa cómoda.

Era un día soleado, hacía un poco de calor, así que quise salir a disfrutar un poco del sol antes de desayunar.

Vi a Sam saliendo de su casa, se veía ¿molesta? Luego a un chico correr tras ella, la tomó del brazo de manera brusca y noté que ella se soltó de su agarre con fuerza. No podía oírlos pero era obvio que estaban discutiendo.

—¡Buenos días, Sam!—grité sin siquiera dudarlo.

No sabía quién era ese chico, pero por la manera en que tomó su brazo preferí intervenir.

Ella sacudió su mano a modo de saludo, el chico me observó, tomó a Sam de la mano y comenzó a prácticamente jalarla hasta mi casa.

—Hola, veo que eres la nueva vecina, soy Kirk, el novio de Sam—se presentó.

Noté que Sam soltó su mano, estaba cabizbaja, como si estuviera... ¿triste? ¿enfadada?

Soltó un par de palabras inaudibles e incomprensibles, Kirk la miró amenazante y se dirigió a mí nuevamente, con una sonrisa falsa, supuse que esperando que también me presentara.

—Mi nombre es Mon—le estreché mi mano y él la tomó.

Sam rodeó los ojos, cruzó los brazos sobre su pecho y comenzó a alejarse, se subió a su auto, pero Kirk al notarlo corrió nuevamente tras ella, sosteniendo la puerta para evitar que la cerrara.

Mi Primer Millón | Sam y MonWhere stories live. Discover now