Capítulo 6: Vergüenza.

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|Mon|

Ha pasado un mes desde que nos mudamos a esta ciudad y ya estaba sintiendo este lugar como mi casa, mi hogar.

He compartido mucho con Nop, me ha gustado pasar tiempo con él, es un chico que me transmite confianza y además las risas no faltan. Aunque luego de nuestra "mini fiesta", Sam ha estado actuando raro, la veo muy poco y es como si intentara evitarme, ya no me saluda. Sólo la veo subirse a su auto con Kirk por las mañanas y en la tarde llegan juntos, supongo que de la empresa, pero por más que me intento hacer notar, ella ni siquiera levanta su cabeza para verme.

He estado preocupada por ella luego de que se fue aquel día de mi casa. Tenía un presentimiento de que las cosas no andaban bien, suponía que el motivo sería Kirk, ya que no me gustó para nada como reaccionó esa noche. Hoy tenía planeado hablar con Sam, sentía la necesidad de hacer algo y no tan solo quedarme con ese mal presentimiento.

Me encontraba en mi habitación probándome ropa que había comprado el día anterior. Me miraba al espejo y daba vueltas para tener una mejor mirada del vestido, por la parte delantera pensaba que sería muy corto, pero me gustaba mucho su color rosa. Y así se me fue la tarde, pensando en lo bien que se me veía alguna ropa, otra no tanto, pero que al fin y al cabo sabía que usaría en alguna ocasión, así que una vez ordenada toda en el closet, salí de mi habitación para ir a la sala de estar.

Mis padres se encontraban en el sofá viendo una película mientras comían palomitas. Ambos llorando ya que había una escena donde alguien fallecía. Solté una risita al verlos tan emotivos y abrí la puerta para ir a la terraza.

Me senté y y apoyé mi cabeza en el respaldo, viendo el cielo. Ya estaba oscureciendo. Cerré mis ojos por unos segundos, pero un ruido me hizo abrirlos.

Era el auto de Sam.

Vi a Kirk bajar primero, cerrando la puerta de un sólo portazo, luego a Sam, enfadada.

—¡Sam!—la llamé, sin siquiera dudarlo.

Ella se volteó a verme, pero noté que iba a seguir caminando.

—¡Sam!—insistí.

Se detuvo, pero esta vez miró hacia su casa como si buscase a Kirk, volvió a verme y comenzó a caminar hacia mi.

—Hola, Mon—dijo finalmente, sin verme a la cara.

Notaba su expresión como si estuviera triste, su rostro de cansancio. Sabía que algo le pasaba.

—¿Por qué me evitas?—pregunté.

—No te estoy evitando, he tenido mucho trabajo en la empresa y últimamente no he tenido tiempo para nada.

Suspiró, aún seguía sin mirarme.

—¿Pasa algo?

Volteó a ver en dirección a su casa y bajó la vista.

—Si no me quieres contar está bien, pero ¿te podría invitar a cenar con mi familia?

Ella negó con la cabeza y volvió a mirar hacia su casa.

—Sam, ¿qué pasa? Me estás asustando.

—Nada, debería irme, fue un gusto verte.

Se volteó para comenzar a caminar, pero la tomé del brazo para detenerla. Según yo, no lo hice tan fuerte, pero Sam soltó un quejido de dolor.

—Lo siento, perdón, en serio lo siento, no quería...

Dejé de hablar en cuanto Sam levantó un poco su brazo, dejando a la vista un moretón. Mi corazón comenzó a latir rápidamente, eso no se veía para nada bien y yo no podía dejarlo pasar.

—¿Por qué tienes eso?—me acerqué a ella para ver mejor aquella marca.

—Me golpeé con la puerta del auto.

—¿Sabes que esa es una de las excusas más escuchadas?

No me respondió. Llevé mi mano a su brazo, tocando delicadamente con mis dedos, pero de repente Sam me detuvo. La miré a los ojos, apenada.

—Sam, por favor dime qué pasa, acepta mi ayuda, ¿Kirk te hizo esto?

Luego de unos segundos, supuse que conteniéndose, ella asintió, llevó ambas manos a su cara y comenzó a llorar, la abracé inmediatamente.

Sabía que mi presentimiento era por algo, lo que supuse; Kirk está lastimando a Sam.

La ayudé con su respiración e invité a entrar. Mis padres estaban dormidos en el sofá mientras la película continuaba. Llevé a Sam a mi habitación, cerré la puerta y ella se sentó en mi cama.

—En realidad si te estaba evitando, no quería que me dijeras "te lo dije"—secó sus lágrimas.

—No te lo iba a decir, yo sólo quería ayudarte, sabía que algo te estaba pasando.

—Siento tanta vergüenza.

—¿Por qué dices eso?—me senté a su lado.

—Porque siempre te dije que Kirk no me haría daño, y ahora estoy aquí, con un moretón en el brazo.

—Sam, nunca, jamás pienses que te voy a juzgar por algo, lo que necesitas en este momento es ayuda, y aquí estoy, aquí me tienes.

Se quedó pensativa por unos segundos.

—¿En qué piensas?

—En que no sé si seré capaz de llevar todo esto.

Mi Primer Millón | Sam y MonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora