Mi Primer Millón | Sam y Mon

Capítulo 7: Te vas a arrepentir.

|Sam|

Aún no podía contar a Mon sobre mi matrimonio arreglado. Ella piensa que Kirk y yo somos una pareja comprometida, lo que dificulta aún más la situación.

Estuvimos un largo rato en su habitación. No sabía en qué momento había recostado mi cabeza en las piernas de Mon mientras ella acariciaba mi pelo. Tampoco entendía porqué ella actuaba así conmigo.

—Mon, ¿te puedo preguntar algo?—dije en un tono de voz bajo, ya era tarde.

—Lo que quieras.

—¿Por qué te preocupas por mi? Sólo somos vecinas... ¿o amigas? No lo tengo claro, lo siento, mejor me callo—dije sin poder articular aquella frase.

Y es que así era, no tenía claro si Mon y yo éramos amigas o sólo vecinas que de vez en cuando hablan y la pasan bien. Ella soltó una risa y respondió:

—Porque sé lo que es vivir por lo que tú estas pasando en este momento.

Levanté mi cabeza de sus piernas para mirarla, ella continuó hablando.

—No lo viví yo, pero si lo hizo mi mejor amiga, su nombre es Yuki, pasó mucho tiempo con ese chico, estaba convencida de que él la amaba, que su nivel de celos eran normales, que los golpes y discusiones tan fuertes eran parte de la relación, hasta que se dio cuenta de que no era una relación sana como ella creía, pues era su primer novio y no tenía experiencia, pero con el tiempo empeoró todo, ya no la dejaba salir, la encerraba en su habitación mientras él salía de fiesta con sus amigos, llegaba borracho y Yuki tenía que aguantarle todo, sus gritos, llantos, más golpes, que la tratara como si fuera una sucia, que no valía nada, y yo... no quiero que eso también te pase a ti, Sam.

No sabía qué decir, pero tampoco quería que eso me pasara. Desde que Kirk comenzó a estar más agresivo no podía ni pensar que era el comienzo de lo que pasó en la historia de la mejor amiga de Mon. Él debía irse ya de mi casa.

Me levanté de la cama y caminé a la puerta.

—Sam, ¿estás enfadada por lo que te conté?—Mon me detuvo

—Lo contrario, no dejaré que me pase algo así—tomé la manilla de la puerta para abrirla.

—¿Adónde vas?

—A sacar a Kirk de mi casa.

Comencé a caminar, pasando por la sala de estar donde los padres de Mon seguían durmiendo, ella me seguía.

Una vez cerró la puerta de su casa comenzó a correr detrás de mi.

—Sam, tienes que calmarte un poco—dijo Mon.

Ignoré sus palabras, seguí caminando, saqué las llaves y mientras buscaba la correcta, Mon se puso a mi lado.

—Lo que harás ahora es muy importante, pero por favor respira.

—Me veo así por fuera, pero no sabes el miedo que tengo.

—No permitiré que te toque un pelo, lo prometo.

|Mon|

Claro que no permitiría que Kirk tocara a Sam, estaría con ella en todo momento. Al contrario de Sam, yo no le tenía miedo a Kirk, su altura no me intimidaba, ni su cara, ni sus palabras.

Sam me dedicó una sonrisa nostálgica antes de abrir la puerta, yo entré tras ella. Por un momento se detuvo, supuse que algo la había paralizado.

—No te dejaré sola—susurré.

Tomé su mano, ella me miró a los ojos y asintió con la cabeza.

Comenzó a caminar, a paso lento y sin soltar mi mano, tomándola con fuerza.

Llegamos a la sala de estar, donde Kirk estaba sentado viendo televisión. Al oír nuestros pasos volteó la cabeza hacia nosotras, Sam soltó mi mano y se acercó a él.

—Hola, cariño—le dijo Kirk.

—No finjas frente a Mon.

—¿Te pasa algo?

—Quiero que te vayas de mi casa en este instante.

—¿Por qué?

—Y encima tienes la cara para preguntarme la razón, sólo toma tus cosas y vete.

—¿Podemos hablar a solas?—dijo él viéndome.

—No, Mon se queda.

—¿Qué cosas le metiste a Sam en la cabeza?—esta vez se dirigió a mí.

—La hice entrar en razón, es todo.

—¿En razón? Tú no sabes nada de nuestra relación.

—Puede que no, pero lo que si sé, es que ese golpe nunca debió ser.

Kirk miró a Sam, con furia.

—¡Lo sabía, te dije que...

—Si, que no dijera ninguna palabra de esto a nadie y no lo hice, Mon notó la marca que dejaste en mi brazo sin querer—lo interrumpió Sam.

—Y que bueno que lo hice—dije yo.

Kirk se llevó las manos a la nuca, frustrado.

—¿Qué esperas? Dije que sacaras tus cosas de mi casa y que te fueras, no puedo seguir viéndote la cara.

—Te vas a arrepentir, Sam.

Kirk salió de la sala de estar, Sam se quedó viendo el lugar por donde había salido.

—Lo hiciste bien, tranquila—acaricié su espalda.

—¿A qué se refería cuando dijo que me voy a arrepentir?

—No le des vueltas, lo dijo sólo por decirlo, desde ahora no te hará más daño.

Se quedó en silencio unos pocos segundos y me miró a los ojos.

—Gracias por darme el empujón que necesitaba que alguien me diera, sin ti no me hubiese atrevido a hacerlo.

—Ahora eres parte de mi vida—dije tomando su mano nuevamente, besando sus nudillos.

Cuando me di cuenta de lo que hice y de lo que dije, me sonrojé. Sam miró hacia otro punto, también sonrojada.