AGNES

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Orión siente pura lava correr por sus venas, lento pero tortuoso calor que recorre todo su cuerpo. 

La besa, la besa de nuevo como si quisiese beber de ella. Sus manos recorren sus muslos impacientemente, tratando de no dejarse ningún rincón de esa suave piel blanca sin tocar. 

Willow suspira contra su boca, extasiada por el tacto de aquel hombre que crea tantas nuevas emociones en ella. La coneja siente la fría pared a su espalda y, aprovechando la posición, se restriega contra él buscando más contacto.

Orión pierde todo sentido de la orientación cuando oye sus tiernos gemidos. Se siente ansioso por adentrarse de nuevo en ella, por volver a probar ese trocito de cielo.

- Orión.- Susurra Willow que, aunque no quiere detenerse, recuerda la cita con Archer.- Lobito. Debemos parar.

Solo unos besos más, solo un poco más de caricias. Es lo único en lo que puede pensar ahí en esa posición junto a su coneja. 

Pero ella tiene razón, deben separarse o no lo harán en toda la noche. Y su amigo y su pareja deben estar a punto de llegar.

- Está bien.- Acepta a regañadientes el lobo tomando distancia. 

Sin embargo les duele. Ese pequeño espacio. Su piel aún arde por el contacto ahí, observando sus sonrojadas mejillas y su pecho subir y bajar errático por la excitación.

Casi puede olerla de nuevo, ese tono picante entre tanta dulzura.

- Solo cinco minutos más.- Cae en la tentación Orión lanzándose de nuevo a los voluminosos labios de su predestinada.

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El timbre anuncia la llegada de los invitados y, mientras Willow se recoloca el mono y trata de peinarse la maraña de pelo, Orión baja a recibirlos.

- Archer.- Saluda serio cuando al fin abre la puerta.- Agnes, tanto tiempo sin verte. 

El lobo sonríe formal aunque es su alegre amigo el que se acerca para abrazarlo.

- Orión, maldito perro. Espero que hallas preparado un buen chuletón para cenar. ¡Me muero de hambre!- Dramatiza el lince adentrándose a la cabaña como si fuese su casa. 

- Nada de carne. Ya sabes que Willow no puede tomarla.

Y como si la hubiese invocado su linda conejita baja por las escaleras, sonriente, aunque nerviosa por la reunión.

El primero en recibirla es Archer que, al igual que a su amigo, la abraza con fuerza haciéndola reír dando varias vueltas con ella en brazos. 

- Willow, tan preciosa como siempre.

Ambos ríen al oír a Orión resoplar. Jamás se cansará de provocarlo, sobre todo desde que es tan sencillo cuando se trata de esa linda coneja.

Cuando llega el momento de saludar a la mujer, que seria se mantiene al margen, la castaña duda. Agnes la observa de arriba a bajo con mirada crítica. Es una alta y preciosa chica de piel oscura y pelo rizado, aunque de actitud un poco altiva. 

Su pareja, previendo lo que se avecina trata de advertirla con la mirada de que no lo haga. Pero Agnes parece ignorarlo.

- Hola. Soy Willow.- Extiende la mano la pequeña coneja. 

- Yo quería chuletón.

Y sin más la deja ahí, con ese comentario tan grosero y sin estrecharle la mano. Una mueca de desagrado borra la sonrisa de la castaña, pero no piensa echar a perder la noche así que recupera la energía y sigue a Agnes que se dirige sin esperar a nadie hacia el comedor.

Un lobo para la conejaWhere stories live. Discover now