Capitulo 1: El Vendedor De Manzanas

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Falle...

El plan que había planifica durante muchos tiempo fue totalmente arruinado.

Había fallado en mi rebelión contra mi creador... Dios.

Mientras caía del cielo fuera del paraíso. Veía a mis incontables legiones de ángeles que me siguieron en mi afán de robarle el trono a Yahveh, caer conmigo.

¿Que fue lo qué pasó? ¿Que salió mal?... Miguel. Fue todo culpa de Miguel, ese arcángel arruino todo.

Mi rebelión había fracasado por manos del arcángel Miguel, su espada estaba aún incrustada en mi pecho. Una espada sumamente poderosa el cual le fue entregada directamente desde las manos de Yahveh, una arma que tenía su esencia.

No creí que eso terminaría así... pero estaba decidido a volver.

—No me rendiré me escuchaste Yahveh, reuniré a mis seguidores y volveré, y para al próxima Miguel... no tendrás el apoyo de Yahveh.

En ese entonces supuestamente me iba a desterrar al infierno, un lugar donde solo había oscuridad, fuego, y tormento.

Un lugar para nada digno del querubín más hermoso y sabio de los cielos... la mejor creación de Dios...

Un lugar que para el 'el portador de luz' era simplemente indigno.

Solo tenia que reorganizar a mis legiones de ángeles y planear un nuevo plan.

Eso pensaba hasta que...

*abrir lentamente los ojos*

Desperté de bajo un hermoso árbol, tenia un dulce aroma y de él crecían manzanas.

Cuando abrí por completo mis ojos intenté levantarme, pero al hacerlo sentí un dolo extremadamente fuerte desde mi pecho.

—Ahhk... ¿que es este dolor?.

La espada de Miguel estaba aún incrustada en mi pecho.

Intente sacarla pero seme hacía imposible por falta de fuerzas.

Comencé a mirar a mi alrededor y logre ver un hermoso campo de flores, podía sentir su hermosa fragancia desde mi lugar.

Logre acomodarme en el árbol detrás de mi.

—Este no es el infierno... ¿que es este lugar?.

*Golpe en el árbol*.

Le di un pequeño golpe al árbol de manzana lo cual hizo que cayeran algunas de ellas.

*Masticar*

—No es una ilusión, está manzana tiene sabor.

Lo único que tenía conmigo aparte de la espada de Miguel era mi ropa, una túnica blanca con una capucha. No me moví, me quede mirando hacia el cielo en forma pensativa.

—Estoy cansando... ¿estoy cansado?.

Me comenzaba a faltar fuerzas por alguna extraña razón, con lo último de energía que me quedaba me arranque la espada en mi pecho. La herida sano y se cerró, pero aún permanecía el dolor.

Use la espada como bastón, me levante y camine entre el hermoso campo de flores. Tiempo después de camina note algunos animales acercarse a mi.

Eran agradables por alguna razón, una de las cosas que intenté en ese momento fue sacar mis alas... pero no logre sacarlas.

Lucifer Entre Los Olímpicos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora