Capituló 9: Una Promesa De Lucifer A Su Amigo.

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Lentamente salí de la habitación de Adara, mientras cerraba la puerta Eudora me susurró a los oídos. "Parece que se divirtieron anoche". No me asuste, me giré normalmente hacia Eudora, esta se sorprendió al ver que no me había asustado.

—Eres un hombre muy valiente, si fuera Aarón o los niños se había asustado.

—Ya sabía que estabas aquí, además, se que es el miedo, lo experimenté por primera vez cuando mi Padre me exilio de mi hogar.

Veía como Eudora se acariciaba el vientre con mucho cariño,

—El bebe que está en su vientre... es varón, además...

Eudora se percata de mi mirada en su vientre, a lo que me pregunta si quiero tocarlo.

—Si quieres puedes tocarlo.

Acto seguido comencé a tocar su vientre, para hacer eso tuve que agacharme, Justo cuando me agaché, Eudora me quitó la capucha y vio por completo mi rostro.

—Mmm, la verdad si eres muy hermoso, Adara es muy afortunada de tener un esposo como tu.

La mire directamente a los ojos y logre ver su alma, sonreí ligeramente y me levantó.

—Debes amar mucho a Aarón, dije.

—¡Claro que si!.

Después de eso hablamos solo poco, logre ver que Eudora amaba mucho a Aarón, ya que en ese estado en el cual estaba de poca esencia, la única forma de que una persona no se enamorada de mi o quedase fascinado por mi, eso sería si esa persona ya tiene a alguien importante en su corazón, así como Bellanca y su esposo Aeneas.

Al terminar de hablar con Eudora, camine hacia el comedor donde estaba Aaron jugando con sus hijos, al verlo recordé a mis hermanos ángeles allá en el edén de Dios.

Me apoye de la pared y me quede mirado, la felicidad que emanaba del rostro de Aarón era genuino.

—Ahora que lo pienso, si me caso con Adara tendré que tener hijos, ¿no?. Pensé.

En medio de mis pensamientos, uno de los hijos de Aarón, Evan, me vio y corrió hacia mi.

—¡Tío Lucy!. Dijo abrazando mi pierna.

Aaron llegó y se sorprendió de mi llegada.

*rostro de asombro*. —¡Vaya Lucifer, estás aquí!.

Aaron cargo a Evanide, el hijo mayor, y camino hacia mi, mi que Evan, el hijo más pequeño, quería que lo cargara también, dando saltitos y alzando sus brazos.

—Tío Lucy, cárgueme también, cárgueme alto.

Lo tomé con mis dos brazos y lo cargué como el quiso.

Aarón se puso en frente de mi y me habló de cómo estaba su hermana.

—¿Como está Adara?.

—Ella esta bien, la dejé durmiendo en su habitación.

Nos sentamos en el mueble de la casa y le conté todo lo qué pasó, desde mi apasionada noche con Adara, hasta el asunto de los sátiros y las ninfas.

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Lucifer Entre Los Olímpicos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora