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Fue un sábado, cuando todo cambio.

Honey Tea  solo llevaba una hora abierto, pero ya se había consagrado como el día más movido de todo el año. Los pedidos inundaban la barra y las tartas se vendían como pan recién salido del horno, además el olor a café podía distinguirse desde tres calles de distancia.

Como era de esperarse, ambos camareros iban de un lado a otro sin parar así que el cansancio se distinguía en sus rostros, sin embargo cada pedido y preparación estaba en perfectas condiciones; la espuma de los capuchinos tenía consistencia, el caramelo no estaba quemado, las rebanadas de pastel se mantenían de pie y todas las galletas tenía 8 chispas de chocolate. Tal vez ellos estaban de cabeza pero la cafetería, por ahora, sobrevivía. 

Justo cuando faltaban 10 minutos para las 12:00 pm, el lugar empezó a respirar, había pocas personas y solo faltaba llevar un par de expresos a la mesa cuatro, de manera que pudieron permitirse un descanso.

Que a Jeongin le duró muy poco.

- Necesito que vayas a conseguir cambio, la caja está llena de billetes - le indicó Yoongi.

- Nunca habíamos tenido tanto dinero, ¿Qué tal si lo dejas ahí? - él lo miro seriamente - De acuerdo, de acuerdo, iré. Pero cuando termine mi batido de fresa.

Yoongi no dijo nada más y salió de la pequeña cocina.

- Alguien está de mal humor. 

- No lo culpes - habló Beomgyu terminando de beber un late - Ha sido un día muy agitado.

- Agitado para nosotros, él solo ha estado cobrando.

- Ventajas de ser el dueño - rio.

- Cuando tenga mi propio negocio - dijo luego de terminar su batido - Me pasaré todo el día jugando a los naipes con el dinero y después le pediré al más tarado de mis empleado que vaya a conseguir cambio.

- Tú lo haz dicho - Jeongin se sobresalto cuando Yoongi regreso a la cocina- Pero si no vas por el cambio ahora mismo, solo Beomgyu me verá jugar a los naipes. 

- Perdón señor, no era mi...

- Solo ve rápido, por favor. Le acabo de dar dos galletas a alguien en lugar de dos monedas de cinco.

- Si señor, iré corriendo señor.

Jeongin desapareció y efectivamente se escuchó como corría desde la caja hasta la salida.

- Dijo eso porque ya esta cansado, pero no habla enserio - lo excusó Beomgyu una vez que él y Yoongi se quedaron en completo silencio.

- En algo si tenía razón...el más tarado de mis empleados es el que va por el cambio - Beomgyu rio - Tú tienes más chispa para atender a los clientes, pero no se lo digas. 

- Creo que ya lo sabe - ahora fue el turno de Yoongi para reír. 

- Por cierto - agregó - Hay un sujeto en la barra. Atiéndelo mientras voy a la bodega por suministros.

Sin decir más, Beomgyu salió de la cocina con su libreta de pedidos, todavía cansado pero listo para continuar con su jornada. Al instante, su semblante sonriente cambio a uno completamente neutro. 

Él estaba ahí, puntual como siempre pero lejos de su lugar habitual, tal vez la mesa de la ventana ya había sido ocupada y se vio obligado a buscar otro sitio vacío. De cualquier manera, ahora tenía que atenderlo, no podía correr a buscar a Jeongin, mucho menos decirle a Yoongi que él lo hiciera. Solo tenía que hacer su trabajo, el pelirosa era un simple cliente. Pan comido.

 - Bienvenido, mi nombre es Beomgyu y hoy seré tu camarero - sonrío - ¿Qué te sirvo?

- Un café con leche  - mencionó sin apartar la vista del teléfono, nada nuevo.

milk coffee | yeongyuWhere stories live. Discover now