Invierno; demasiado frío, demasiada nieve, demasiado café.
El pelirosa que entró a "Honey Tea"; demasiado guapo, demasiado reservado, demasiado interesante.
Demasiado en todos los sentidos para Beomgyu, un simple camarero en aquel establecimiento qu...
Beomgyu estaba nervioso. Desde que empezó su turno sus manos no dejaban de temblar. Tal vez se debía a qué despertó muy tarde y no tuvo tiempo de desayunar.
O tal vez, a cierto pelirosa que hoy había prometido volver.
- Gyu, otra vez estás asustandome - le dijo Jeongin cuando corto una rebanada de pastel completamente desproporcional - ¿Te sientes bien?
- Si, si, por supuesto. ¿Por qué lo preguntas?
Jeongin dudo en responder, temía saber el motivo - Bueno...metiste las tartas al horno...pero no lo encendiste, encontré azúcar en las cafeteras...en lugar de café, Jihyo ordenó una pequeña rebanada de lemon pie y le acabas de dar una rebanada tamaño familiar de pastel de naranja. - se quedaron en silencio dos segundos - ¿Enserio estás bien?
- Si...yo...creo...
Sus palabras se vieron interrumpidas por la campanilla de la puerta, haciendo que su mirada viajará rápidamente hasta ahí, pero al no ser quien esperaba regreso su vista a Jeongin.
- También está eso.
- ¿Qué?
- Otra vez, cada que suena la campaña volteas para ver quién es. No quiero escuchar lo que se que vas a decir pero, ¿Es por él, verdad?
No había sido tan obvio, ¿o si?
- Puede ser...
- Ay Beomgyu, si tienes miedo de atenderlo solo dime y yo lo haré.
¿Miedo?, ¿De atenderlo? Eso no era exactamente lo que Beomgyu sentía, más bien, estaba emocionado. Pero no se lo diría.
- No...no tengo miedo, todo está bien, no te preocupes.
Jeongin seguía dudando de sus palabras pero sin decir más, camino hasta una de las mesas para atender al cliente recién llegado.
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A las 11:35 AM, su estómago comenzó a hacer ruidos monstruosos, así que aprovecho que Jeongin estaba en el mostrador y había pocos clientes, para pedir su descanso.
Fue hasta la cocina y entro al área de empleados para buscar el almuerzo que Soobin le había preparado. A veces estaba tan atareado con el trabajo que olvidaba por completo que debía comer, lo cual alarmó mucho a su amigo, así que decidió dejarle un par de contenedores con comida casera todas las mañanas, desde hacía un par de semanas, incluso le había comprado una lonchera con dibujos de ositos. Beomgyu casi llora cuando la vio, era un detalle demasiado lindo.
Al abrir el recipiente más pequeño se encontró con fruta cortada en trozos y decorada con palitos de colores - que no sabía dónde los había conseguido -. El otro contenedor tenía una comida deliciosa que le llevo poco tiempo terminar.
Cuando su energía se recargo completamente, salió de nuevo a la barra para continuar sus labores, ni siquiera prestó atención a la campanilla.
A los pocos minutos Jeongin salió del almacén y observo las mesas.
