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Jungwon apretó el asa de la bolsa que reposaba en su mano, con la comida aún tibia que había pedido para Sunghoon dentro.

Sus manos estaban heladas y la mochila en su espalda parecía pesar cada vez más conforme se acercaba al hospital, traía un gorro que le tapaba las cejas, cubrebocas y un hoodie que le quedaba gigante. Sus pasos se detuvieron a la mitad de las escaleras para entrar al hospital, pudo ver a través de los cristales del edificio a Sunoo sentado con Sunghoon a un costado, ambos en sus celulares.

Allí supo que no estaba preparado, su corazón se aceleró al punto de hacerlo creer que tendría un espasmo, solía ser una persona bastante centrada siempre pero por alguna razón su cerebro no lograba controlar al resto de su cuerpo cuando Sunghoon estaba cerca. Hasta ese momento no había dimensionado lo ansioso que estaba por poder verlo y saber que estaba bien.

Tomó aire cuando notó que Sunoo ya lo había visto y lo invitaba a entrar haciéndole gestos con una mano.

—Vamos Jungwon, tu puedes.—Se animó.

Entró sosteniendo con fuerza la bolsa en una mano y el ramo de narcisos azules en la otra, exactamente igual al primer ramo que le había pedido llevar a Ni-ki la primera vez. Sus pasos se detuvieron a un metro de dónde estaban los mayores.

Sunghoon tenía la cabeza gacha y un cubrebocas negro al igual que el resto de su vestimenta, Jungwon esperó unos segundos a hacer contacto visual para asegurarse de que no estaba invadiendo su espacio de ninguna manera y se sentía cómodo con él allí.

El de cabello plateado, ya algo deslavado, se fijó en él unos segundos después, el menor pudo notar las grandes y oscuras ojeras bajo sus ojos, aún así no le apartó la mirada a pesar de sentir como toda su comida se revolvía dentro de su estómago.

—Won, ¿Vas a acercarte o?—La voz de Sunoo se abrió paso a su cerebro en cuanto el mayor estuvo más cerca empujándolo levemente hacia donde anteriormente se encontraba sentando.

—Buenas tardes, Sunoo hyung, Sunghoon hyung—El pálido subió la mirada y le ofreció un asentimiento de cabeza como saludo. Luego simplemente volvió la cabeza hacia su célular.

De cerca se veía incluso más cansado.

—¿Cómo fue el viaje hasta acá? ¿Y pedir la comida en el restaurante?—Preguntó el de cabello oscuro.

—Estuvo bien, solo que ahora me debe 68,723 wones—Respondió algo divertido.

Sunoo se ahogó un poquito.

—¿¡Qué!?—Jungwon solo guardó silencio mientras el contrario se giraba al de cabello claro.—¿¡Un plato en 55 dólares!?.

Sunghoon solo lo miró sin aparente reacción.

Se levantó de la silla con mucha lentitud y tomó su bolso de mano que reposaba a un lado, de la nada unas seis o siete personas, del staff quiso suponer el menor, se le acercaron para preguntarle si ya se quería retirar y él simplemente asintió, aún con la mirada algo perdida y la cabeza gacha.

Yang notó cómo su cuerpo parecía estar más delgado a comparación de antes bajo la cantidad de capas de ropa que tenía, era pálido por naturaleza pero en aquel momento su piel podría estar rozando más una tonalidad grisácea que otra cosa. Y sus movimientos eran sumamente débiles, tanto que sintió que si en aquel momento por la puerta se colaba el aire probablemente lo tiraría al suelo cuál hoja.

Eso solo lo hizo sentir aún más impotente.

—Te agradezco mucho por venir, Won.—Mencionó Kim poniendo una mano sobre su hombro derecho. —Supongo que ya quiere irse, ¿Quieres que te acerquemos a casa?.

Jungwon lo pensó un segundo y luego negó.

—No, gracias, luego iré a hacer unas cosas y demás, no hace falta que me lle-.

Las palabras se atoraron en su garganta cuando vió un brazo dirigirse a su espacio.

Sunghoon le extendía el brazo en dirección al suyo pero el pelirojo estaba demasiado ocupado reacomodando sus ideas como para saber lo que quería. El mayor soltó un suspiro sonoro y tomó las flores que permanecían olvidadas en la mano contraria con rapidez.

—Vas a ir con nosotros, no te estoy preguntando— Luego de eso simplemente se llevó las flores al rostro, bajó un tanto su cubrebocas y procedió a olisquearlas.

El menor permaneció pasmado.

—... Podría acostumbrarme a esto—Mencionó el más alto casi en un susurro.

Luego de eso lo miró y Jungwon cómo cada vez que lo veía en la televisión sentado desde su cómoda sala quiso mirarlo más de cerca, tuvo que reprimir su respiración y obligarse a apartar la mirada antes de dejar que su inmadurez y fanatismo actuaran primero por él.

—Gracias por la comida.—Habló el mayor con la mirada un tanto perdida.

»Y por las flores, gracias por venir también, por todo en general. Sunoo se aclaró la garganta a unos pasos de ellos.

—En realidad las flores son de mi parte—Habló con entusiasmo recibiendo una risa grave y burlona de parte del más alto.

—En la vida me has comprado flores, ya metiste al enano en esto, no te aproveches—Jungwon abrió la boca ofendido.

—Vaya y yo que pensé que estabas lo suficientemente herido como para respetarme— Soltó jungwon.

—Me internaron en un hospital, no es que volví a nacer, no pidas tanto tampoco—Dijo dándole en la cabeza al que era su mejor amigo con el ramo de flores.

—¡Ey! Te traje comida también y así me pagas.

—La comida también la trajo él, y por mentiroso ahora págale los 55 dólares, estrella de fama mundial—Se burló desde adelante haciéndole ademanes al más bajo que se quejaba yendo detrás de él.

Aunque Jungwon estaba demasiado ido como para reírse con la escena.

Sunghoon lo estaba notando, y para él, eso por primera vez, valía más que los millones de fotos que tenía del patinador.

Que su mirada se cruzara con la del cenizo era casi como estar en el cielo, incluso si duraba unos mínimos segundos.

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𝐒𝐓𝐀𝐍 𝐓𝐖𝐈𝐓𝐓𝐄𝐑 | heesun au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora