CAPÍTULO 17.

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CAPÍTULO 17.

Lucían:

Mantengo mis manos en los bolsillos recostado contra el filo de la ventana de la sala, afuera llueve a mares y mi mirada está perdida en las gotas que caen con violencia contra el vidrio, aún intento procesar lo que acababa de pasar.

«si no hubiese llegado a tiempo...»

Sacudo la cabeza para apartar esos pensamientos, imágenes pasan como flashes en mi mente... por momentos estoy en la azotea sosteniendo a Amelia y por otros estoy cubierto de sangre.

Poso mis dedos en los costados de mi cien y me doy pequeños masajes en la zona, la cabeza me duele tanto que parece que va a explotar. Últimamente imágenes de personas y lugares que no conozco invaden mi mente al igual que las distintas voces que vuelven todo un lío y se adueñan de mi cabeza dejándome confundido y una con fuerte jaqueca. La imagen de un sujeto de cabello castaño y ojos verdes que me sonríe y extiende una bebida en mi dirección aparece cada tanto, al igual que la mirada de esa joven mujer de ojos azules que ríe y me abraza en medio de mis sueño.

-Ya, sigue dormida. Los medicamentos hicieron lo suyo y creo que no despertara hasta mañana. -Habla la rubia a mis espaldas mientras cierra la puerta de la habitación de Amelia , haciendo que me voltee a verla.

Mi mirada viaja desde la puerta hacia Sofía que me mira con detenimiento y se la ve jodidamente cansada.
Asiento en dirección a la chica y emprendo mi andar rumbo a la salida.

-¡Hey... flash!

Giro mi cuerpo en dirección a la rubia que me mira aún con la ceja alzada.

-¿A donde vas?- Dice cruzándose de brazos. Necesito una cerveza.- dice - te invito una.- Y sin mas se da la vuelta perdiéndose tras la puerta que da a la cocina. Lo pienso un segundo y...

«A la mierda, también necesito una»

Entro al minúsculo espacio que es la cocina y la rubia ya está sentada en una silla con los pies sobre un banco y dos cervezas corona entre sus manos, me lanza una y la tomó en el aire.

Hace un gesto con la cabeza para que me siente en otra de las sillas frente a ella.

Mis ceño se frunce cuando se lleva la bebida contra los labios y de un solo trago se baja casi la mitad de la botella como si fuese un camionero sediento. La imito y de un golpe apoya la botella sobre la mesa mientras mira el contenido pensativa...

Hay duda en su mirada y preocupación y algo me dice que lo que está a punto de decirme no me va a gustar ni mierda!

-Vaya día de mierda no?- Murmura más para si misma y esta vez soy yo quien se lleva la botella a la boca , pero queda a medio camino cuando la chica habla...

-¡Voy a llevarme a Amelia de aquí! -Me suelta.

una corriente recorre todo mi cuerpo desde la punta de mis pies hasta la nuca, levanto la vista para mirarla a los ojos pero sus ojos están fijos en la botella que tiene entre los dedos.-continúa hablando- Tengo una tía, bueno algo así... -hace un gesto con la mano restando dale importancia- Es medio hermana de mi difunta madre, vive en Barcelona... hable con ella sobre la situación de Amelia y esta encantada de ayudarla.
Yo... por el momento y dada la salud de mi padre no podre acompañarla pero en cuanto pueda...

Me pongo de pie sin dejarla terminar de hablar arrastrando la silla a mi espalda y entonces la rubia al fin me mira.

-¡Ni mierdas! ¡Amelia no se va a ningún lado!-Le gruño e
Incluso a mi me sorprende el tono de mis palabras pero no me importa.

El Ángel del Diablo ©(TERMINADO)#libro1 "Almas Corrompidas"[AÚN PARA CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora