CAPÍTULO 41.

1.4K 142 17
                                    

CAPÍTULO 41.

Cassiano:

Los grandes portones de la mansión me reciben pasada las nueve de la noche. Ha sido un día agotador, entre recorridos por las bodegas y algunos de nuestros clubs junto a Lorenzo. -Lo más didáctico que hice en este día fue torturar a la rata que Lorenzo termino por calcinar-.

Cuando escuche el disparo, luego de haber quedado de encontrarme con mi hermano allí, pensé que pasaba algo malo pero solo era Lorenzo torturando al idiota que se negaba a soltar palabra hasta que se topo conmigo.

«aprendió a la mala , quien es el jefe y porque me llaman diablo» Yo no tengo piedad, no la conozco y he permanecido en las sombras por mucho tiempo.

Es hora de resurgir y si quiero tener el efecto adecuado sobre mis enemigos... lo mejor es que mi regreso sea estruendoso.
Por eso apoye la idea de quemar vivo a ese infeliz. -bueno admito que también se me hizo divertido- pero lo importante es que el mensaje llegará, y la perra que nos delató sabrá a quien se enfrenta.

No tengo ni una mínima sospecha de quien puede ser... a decir verdad no hay muchas mujeres involucradas en la mafia, al menos no en los negocios.-no por machistas- solo que no hay mujeres aquí que tengan lo que se necesita para disparar un arma sin que les tiemble el pulso o para matar a sangre fría o torturar.

Las que están suelen ser familia de alguien, esposas, hermanas, madres, etc. Pero no participan en las reuniones, ni los negocios, por lo que se me hace difícil imaginar quien pudo delatarnos, pero lo averiguare. Es solo cuestión de tiempo.

Bajo del coche pero me detengo a pasos de la puerta cuando noto la silueta de la mujer que está sentada sobre un escalón de la entrada principal. Lleva una blusa de tiras y un pantalón pijama a cuadrados rojo con negro, su pelo cae suelto y salvaje como siempre y sus ojos sin una gota de maquillaje brillan con la luz de la luna cuando se posan en mi. Sus labios dibujan una enorme sonrisa cuando me ve, la cual me llena de calidez como lo ha hecho desde el día en que la conocí en aquel callejón.
Trago grueso cuando se pone de pie y meto mis manos en los bolsillos del pantalón para evitar el impulso de tocarla. Retomo el andar y paso por su lado, no me detengo, simplemente asiento con la cabeza en un saludo mudo y me dirijo a la puerta pero me detengo cuando siento su mano sujetando mi brazo, aferrando su agarre sobre la tela del saco.

-Porfavor... habla conmigo. Al menos creo merecer una explicacion del porque de tu comportamiento.-
Pide en un susurro y me niego a voltear a verla.

«Un maldito cobarde, eso es lo que soy»

Retiro mi brazo con sutileza y sigo mi camino alejándome de ella pero cuando llego a la puerta vuelve a hablar.

-¡Se lo de Laura! -Dice y todo mi cuerpo se tensa con la mención del nombre de Laura en labios de Amelia y sobre todo por la tristeza que siento en su voz.

-Yo... lo siento mucho Cassiano, pero... porfavor... no me alejes, no me dejes sola. Déjame apoyarte como tu lo hiciste conmigo.

Sus palabras son como un puñal, porque lo que menos quiero es hacerle daño y se que lo estoy haciendo. Pero pronto esto acabará y ella podrá ser libre, como debió serlo siempre.

«Mi Ángel...»

Volteo y la miro fijamente a los ojos cuando suelto las palabras que no quiero, pero son necesarias para que se aleje.

-Gracias pero no necesito el apoyo de nadie Amelia. -Me obligo a sostenerla la mirada pese al dolor que reflejan sus ojos -Y en verdad... lo siento Amelia... lamento haberte traído conmigo, fue un error que pronto remediare.

El Ángel del Diablo ©(TERMINADO)#libro1 "Almas Corrompidas"[AÚN PARA CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora