Volver a verte

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Mi pulso estaba acelerado.

- Max, tu puedes chico, vamos a ello. -murmuré dándole unas cuantas palmaditas a mi caballo.

Él bufó en respuesta y me reí.

Estaba lleno de gente.

Era la final.

Durante el verano no habría competiciones.

Tenía que ganar.

Aceleré con Max, saltando las vallas con facilidad.

Corrí y aceleré mientras el pueblo aplaudía a mi alrededor.

Escuchaba los gritos de mi mejor amiga y mi familia.

Aceleré para la última valla.

Max saltó conmigo encima y aterrizó con una gracia salvaje.

Pero el retumbar de uno de los palos cayendo al suelo me tensó el cuerpo entero.

Habíamos tumbado uno de los palos.

El silencio se hizo a nuestro alrededor.

Me retiré con Max a mi puesto.

Éramos los últimos en actuar.

Así que esperé.

Anunciaron los malditos ganadores.

Max fue el tercer ganador.

Terceros.

- Lo has hecho genial, Max. -apoyé mi cabeza contra su hocico.

Estábamos en las cuadras, estaba peinándole cuando mi mejor amiga y mis padres llegaron.

- ¡Lo has hecho fenomenal! -gritó Carla corriendo hacia mi.

- Hemos quedado terceros. -me quejé.

No me gustaba perder.

Max resopló a mi lado.

- Parece que alguien está enfurruñado por haber perdido. -se rio mi madre.

- Iré a dar una vuelta con él por la playa, después volveré a casa, me cambiaré y me iré a hacer el turno en el restaurante. -hablé.

Estaba un poco agobiada.

- Tenemos algo que decirte. -habló mi padre algo serio.

- ¿Puede ser después? necesito estar sola. -admití.

- Está bien, mi niña, ve. -anunció mi madre.

- ¿Nos vemos después de tu turno? hay que ir a la hoguera. -me preguntó Carla.

- Pasa a recogerme, puedes dormir en casa. -le sonreí mientras me subía sobre Max.

Ella asintió.

Salí cabalgando de las cuadras, directa a la playa que tanto adoraba ir desde niña.

Max la adoraba también, adoraba chapotear el agua con fuerza.

Corrimos por la orilla al llegar, el viento golpeaba mi cara con fuerza.

Levanté una mano y deshice mi trenza, dejando que mi pelo volase libre detrás de mi.

Max bufó y yo me reí.

- ¡Corre Max, la playa es tuya! -grité abriendo los brazos a los lados.

Él aceleró y dejé que el viento me golpease de nuevo, con los ojos cerrados.

Confiaba en ese caballo más que en mi vida.

Abrí los ojos y bajé mi cuerpo, para que Max pudiese correr mejor.

Volver a ti +18 - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora