O11

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Al día siguiente, Rodrigo había pedido ese día como libre al despertar en el baño vomitando bilis y con un preocupado Germán llamando a Tomas para avisar que Rodrigo no podía ni levantarse.

Rodrigo lloro nuevamente, pero esta vez por el característico dolor estomacal que causaba la misma enfermedad que siempre le daba cuando era niño.

Gastroenteritis.

Retortijones estomacales que llevaban a la desesperación y vómitos incontrolables que lo dejaban totalmente exhausto. Germán se había saltado sus clases en el instituto para asistirlo.

—Tranquilo Ro, traje una infusión de peumo y un poco de medicamento —sintió las suaves manos del más grande en su cabello transpirado por el esfuerzo de aguantar el dolor, e intento enderezarse lo suficiente para recibir el asqueroso medicamento que Germán le ofrecía en una cuchara. Se la metió a la boca y trago la asquerosa y fuerte sustancia lo más rápido posible, antes de sentir como Germán retiraba la cuchara de su boca y la reemplazaba por la bombilla de metal que tenía la taza. Succionó débilmente, sintiendo el -ahora amargo- liquido caliente pasar con menor dificultad el medicamento.

Luego de que Germán le diera aquella infusión y un par de caricias para calmarlo. Cayó dormido y completamente agotado siendo recién las nueve de la mañana.

Cuando despertó, suspiro al sentir los retortijones mucho más soportables que antes y las nauseas ya habían desaparecido por completo, ya no tenía nada que vomitar, no había comido alguna cosa en todo el día y según su teléfono, eran las dos de la tarde.

Reviso su teléfono entre quejidos antes de que Germán se diera cuenta de que estaba despierto. Y para su suerte, tenía un mensaje de cierto Pelinegro que le había estado ignorando.

Ivan ♡
Rodri
Camila me dijo que estabas enfermo
¿Cómo estás?¿que tenes?¿necesitas algo?

Se lo había enviado hace un par de minutos, y tuvo la mala suerte de que Ivan se conectara mientras leía los mensajes, y comenzando a escribir de nuevo.

Ivan
¿Estas muy mal?
Me preocupa lo que sea que te haya pasado

Rodrigo fruncio el ceño. No estaba para nada de humor desde ayer, menos ahora que lidiaba con su propio cuerpo. Así que moviéndose torpemente, sujeto con dos manos su teléfono y tecleo un par de veces para responderle.

Yo:
Estoy bien.

Quiso dejar su teléfono para avisarle a Germán que estaba despierto, pero volvió a vibrar antes de que lo soltase. Por lo que con un suspiro, volvió a desbloquearlo.

Ivan ♡
Esta bien, lo siento, perdóname
No te hable estos últimos días, pero tengo mis razones y juro que te las diré mañana
O cuando vos estés mejor, no quiero que vayas a la cafetería si es que te sentis muy mal
Te quiero Rodri ♡

Rodrigo gimió de dolor al ver el mensaje, no sabía si fue la enfermedad o su nerviosismo lo que causó aquello, pero inevitablemente sus mejillas enrojecieron.

Sintió las pisadas de Germán cerca, por lo que bloqueo el teléfono e intento incorporarse entre quejidos.
Por la puerta apareció el de rulitos con una pequeña bandeja en mano, sonriendo cuando se dio cuenta de que su mejor amigo seguía viviendo. Dejó la bandejita a un costado de la cama, Rodrigo dándose cuenta de que eran simples galletitas con mermelada de frutilla.

—¿Como estás? —Rodrigo asintio, y ante eso, Germán tomó una de las galletas e intento colocarsela en la boca al castaño. El bajito hizo una mueca, no sentía nada de apetito, y su estómago amenazaba con expulsar todo lo que quedaba allí -que no era nada- con tan solo el olor de la mermelada.

Odiaba estar enfermo, ya que no le pagaban los días libres, no quería ir a gastar dinero a urgencias en algún hospital y para colmo, ahora tendría que esperar aún más a lo que Ivan quisiera decirle.

Al recordar al Pelinegro, una pequeña sonrisa surco sus labios, el le había dicho que le quería, ¿no?. Y Rodrigo tenia la esperanza de que no fuese de forma amistosa, aparte de que conocía lo suficiente a Ivan como para saber lo que decía en serio y lo que no.

Sintió de pronto la galletita en la boca, Germán se la había metido en la boca mientras se encontraba en sus pensamientos, e hizo una mueca ante lo mal que se sintió al tragarla.

Bueno, al menos durante esos dos días que eran los peores, bajaría 3 kilogramos de peso y estaría más delgado.

Ivan le quería, era una buena señal, o al menos eso esperaba.

Tomas le llamo al día siguiente, cuando todavía estaba en la cama para contarle lo mal que lo trato el rubio, y un par de cosas más para alegrarle la mañana.

Sus energías estaban por el suelo debido a que había vomitado lo poco que Germán le había dado ayer por la noche, por lo que, cuando Tomas termino la llamada, durmió todo el día con tal de evitar el dolor y los aromas de cualquier cosa que le rodeaban.

Germán le despertó a las 5 de la tarde para darle medicamento y algo de arroz blanco con queso. Y cuando Rodrigo terminó de meter la última cucharada de comida a su boca, fue cuando el más grande le dejó con la excusa de que debía estudiar.

Revisando sus chat y notificación de Twitter e instagram, vio el pequeño mensajito de Ivan que le había dejado a la hora del almuerzo.

Ivan ♡
¿Cómo te encontras hoy, Rodri?
Espero que bien
Hoy debía explicarte todo, pero no te alarmes, cuando vuelvas recuperado a la cafetería, pasaré por vos ♡

Rodrigo se mordió el labio inferior, negando con la cabeza y mirando por la ventana la bonita luna que había y la lluvia fresca volar todas las hojas de los árboles que ya empezaban a caer.

Ivan definitivamente le gustaba, y mucho.

𝗙𝗢𝗥 𝗠𝗘?On viuen les histories. Descobreix ara