O24

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Cuando Ivan cerró la puerta principal detrás suyo, enseguida buscó las manos de Rodrigo con algo parecido al desespero, y entrelazando sus dedos entre los suyos, jaló el cuerpo envuelto en varias capas de ropa del castaño contra el suyo. El frío ya estaba pasando la cuenta en la ciudad y más que otoño parecía invierno, Rodrigo tenía las orejas congeladas y la nariz roja por el viaje en motocicleta hasta allí, cosa que le pareció sumamente tierno a Ivan, añadiendo que su pequeño se veía como un tierno osito por el abrigo café achiporrado que traía, y que lo hacía lucir blandito.

Rodrigo chocó con él por el tirón, tropezando con sus pies y apoyándose en el pecho contrario con esos ojitos brillantes que Ivan había admirado desde el primer día, y formó una media sonrisa tranquila mientras una de sus manos soltaba los helados dedos de Rodrigo y comenzaba a subir suavemente, hasta acariciar su cuello con la punta de los dedos y acunar esa suave y tersa mejilla contraria contra su palma. El chico ronroneó ante el toque, apoyándose más contra la palma de Ivan cuando este dejó una caricia con su pulgar en el pómulo.

───Te extrañe mucho, aunque no lo creas ───susurró el azabache, su aliento tibio y agradable chocando en el rostro de Rodrigo, quien dejo salir un suspiro gustoso mientras se aferraba aún más a Buhajeruk.

───Yo también te extrañé ───revoleó sus pestañas, sonriendo quedito y sintiendo la punta de la nariz de Ivan rozar con la suya.

Sintió esas manos bajar de su rostro hacia su abrigo, bajando el cierre de este suavemente mientras sus ojos volvían a conectarse, y sus labios se unian en una explosión de sentimientos que sorprendió al castaño por el contacto repentino. Retrocedió un poco, saliendo de hall de entrada del departamento y con Ivan siguiéndole mientras movía sus labios contra los del más bajo con un deseo oculto que extasió a Rodrigo en un par de segundos. Su piel hormigueó por sobre la camisa al sentir las manos de Ivan dentro de su abrigo y chaleco, y el suavemente dejó caer ambos por sus hombros y brazos mientras cerraba los ojos y abría solo un poco su boca, lo suficiente como para que el pelinegro adentrase la lengua en busca de la suya.

Enredó sus manos en la nuca de Ivan, entremedio de esos cabellos enrulados mientra lo acercaba más a él y se colocaba de puntitas. Sus pechos rozando con cada movimiento. Ivan se quitó la chaqueta que llevaba, quedando solamente en una camiseta y dejando a Rodrigo sentir su trabajado cuerpo por la fricción de este mismo, y exhaló por la nariz al sentir esas tibias manos meterse por debajo de su camisa para tocar la piel de su cintura y vientre, sus meñiques jugando con el borde de sus pantalones ociosamente.

Se separó un momento, solamente para atrapar el belfo inferior de Ivan y delinearlo con la punta de su lengua, antes de que ambas se entrelazacen de nuevo en un desordenado y fogoso beso nuevo que calentó el estómago de Rodrigo y nubló sus sentidos gustoso.

Gimió contra la boca de Ivan nuevamente cuando recibió una mordida, y dejó de tironear ese cabello para bajar sus manos a la camiseta y apretarla entre sus dedos. Se sentía caliente, una presión en su vientre completamente nueva y una tensión sexual tan fuerte sobre ellos que Rodrigo ya no estaba en todos sus sentidos, solamente quería sentir a Ivan, su piel quemar contra ese tacto y fundirse junto a él.

Ivan se separó de él, solamente para enfocar sus vidriados ojos en los botones de su camisa e intentar desabrocharlos torpemente. El castaño tragó saliva, algo nervioso pero ansioso también, y en un momento de vergüenza por la potente mirada de Ivan sobre él, giró la cabeza hacia la puerta de entrada.

Y gritó al ver dos figuras allí.

Ivan se desconcertó por un momento, viendo el cuerpo de Rodrigo ocultarse tras suyo y colocarse tan rojo como un tomatito, y arqueando una ceja se giró hacia la puerta de entrada, algo molesto por la interrupción. Pero se quedó tan blanco y helado que Rodrigo temió que cayera al piso.

Rodrigo, de lo poco que pudo ver antes de ocultarse por la vergüenza, se trataba de una mujer bajita y castaña, ya de edad, y una chica alta y delgada como un palito con pelo corto y igual de pelinegra que Ivan. Pero lo que definitivamente le quiso hacer enterrarse vivo fue lo que Ivan soltó despues de un par de segundos.

───M-mamá... Victoria... ───el azabache apretó sus labios, sin dejar de mirar a ambos y sintiendo los pequeños golpes avergonzados de Rodrigo en su espalda.

Acababan de hacer un espectáculo frente a su futura suegra, si Rodrigo no se hubiese girado tal vez la señora hubiese visto como es que su hijo le comía como un pedazo de pastel.

Escuchó un suspiro entre su ataque de vergüenza, antes de que la suave voz de la mamá de Ivan se escuchase:───Bueno... Victoria me había contado que estabas viendo a alguien... pero no pensé que ibas a ir tan rápido, hijo.

───Eh... yo... e-eh ───Ivan no sabía qué decir, sosteniendo la cintura de Rodrigo por su espalda para que el tembloroso chico no cayese y viendo el a punto de estallar en risa y el estoico rostro de su madre quien lo miraba como si esperase a que dijese algo.

Rodrigo sintió sus ojos picar cuando todo volvió a quedarse en silencio, avergonzandose más cuando aquella 'Victoria' soltó un par de risitas bajas. Ya no tenía cara para mirar a la mamá de Ivan a los ojos y solamente quería refugiarse en el pelinegro hasta que se le pasase la vergüenza.

───Bueno... ───volvió a escuchar la voz de la señora, sintiendo a Ivan tensarse un poco───¿No me vas a presentar al chico que está atrás tuyo? Tengo mucha curiosidad por ver quien logró dominar a mi hijo.

No, Rodrigo realmente no podía mirarle a la cara.

𝗙𝗢𝗥 𝗠𝗘?Where stories live. Discover now