O19

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──Rodrigo ──le llamó Camila, al día siguiente, mientras él se encontraba secando unas copas de batido y colocándolas en las estanterías desde su lado de la barra.

Rodrigo, algo desconcentrado, dejó su labor y colgó el paño que tenía en mano en uno de los ganchos que había al costado de una encimera. Y secándose las manos en el mandil, se giró hacia Camila, alzando una ceja con curiosidad.

La castaña no dijo nada, solamente se apoyó en la barra y miró sus manos unidas encima de esta por unos instantes. Y ante eso, Rodrigo comenzó a recrearse montones de escenarios sobre lo que podria pasar por la cabeza de Camila en ese momento que tenían que ver tanto con él como con Ivan.

Luego de lo que había sucedido ayer, las cosas habían estado un poco tensas en la cafetería -o al menos así las sentía él-, pero la presencia de Ivan en ese momento le había transmitido calma y se había olvidado del tema rápidamente.

Pero claro, Camila no.

En este punto, Rodrigo no sabía como la castaña no se daba cuenta de que a Ivan le gustaban los hombres.

──¿Camila? ──preguntó extrañado al verla perdida en sus pensamientos, y se sobresaltó al verla sacudir la cabeza de un segundo al otro y enfocar sus castaños orbes sobre él, escaneándole como una presa.

──¿Vos sos gay, no? ──preguntó, con una sonrisa abierta que cualquier otra persona pudo tomar como amable, pero que Rodrigo la sentía tan rara e incómoda que no podía verla más de dos segundos seguidos.

Rodrigo tragó saliva y miró de reojo el local, nadie se percataba de la situación -porque además, habían pocas personas como siempre y estaban en sus propios mundos- por lo tanto, nadie podría salvarle de la conversación que estaba seguro que iba a tener en ese mismo momento con Camila.

──Si, lo soy hace bastante ──afirmó luego de volver sus ojos hacia la expectante Camila, y al parecer, la chica estuvo decepcionada de su respuesta tan tajante y rápida. Dedicándole una mirada poco convencida, la chica arrugó las cejas y se irguió un poco sobre el mesón, como quisiendo decirle algo necesariamente pero su boca cerrada no permitiéndoselo.

──¿Por qué preguntas? ──Rodrigo volvió a preguntar, un tanto curioso por la extraña actitud de la castaña que había vuelto a tomar como anteriormente contra él.

Camila se descolocó ante la pregunta de Rodrigo, como si no estuviese preparada para dar explicaciones. El menor la vio apretar sus labios y pestañear varias veces con sus grandes ojos antes de responderle──Es que yo... eh... tengo una duda ──sonrió algo avergonzada, y Rodrigo aspiró un poco de aire lo más discreto posible y miró la hora en el reloj de pared que había colgado detrás de Camila, en 10 minutos Cristian terminaba sus clases y no quería que llegara y se encontraran, para nada del mundo lo quería──En realidad es bastante tonta y no debería preguntártela a vos porque no se trata de vos. ──Rodrigo alzó una ceja, algo extrañado y mil veces más curiosos que antes, aunque ya se diese una idea clara de qué quería preguntarle Camila.

Rodrigo sabía leer entre lineas, y Camila quería causarle suficiente curiosidad como para que le siguiese preguntando y descubrir lo que quisiese saber de su parte y sin necesidad de preguntárselo en este caso, a Ivan.

──Mmhm... entonces no es un tema que deberías aclarar conmigo ──Rodrigo negó con la cabeza, viendo el rostro de la chica quebrarse desde la bonita sonrisa persuasiva, hasta una mueca de decepción y algo de molestia.

──Si... igual gracias ──murmuró Camila apenas perceptiblemente para su oido, antes de que tomara uno de los paños que Rodrigo tenía colgados en el gancho de la encimera, y se fuera rápida y pesadamente hacia la cocina, el bajito no le quitó un ojo de encima hasta perderla de vista a través de las pequeñas ventanitas que tenia la puerta de la cocina.

Dejó salir un largo suspiro que no sabía que estaba reteniendo, últimamente se sentía demasiado ahogado en la cafetería, y su única vía de escape era Ivan.

Esa misma tarde y 20 minutos después del suceso, la campana de la puerta de entrada sono, y Rodrigo alzó la vista con una radiante sonrisa al saber quien era.

Con una camisa negra y un gorrito del mismo color, Ivan había llegado tan simple pero imponente, y Rodrigo se sintió derretir un poquito al ver lo lindo que se veía su casi novio caminando hacia él sin quitarle los ojos de encima y con una pequeña sonrisa temblante en los labios por el frío que comenzaba a hacer.

──Hola, Rodri ──saludó cariñosamente el azabache, con esa potente voz que arrulló a Rodrigo, y dejando el casco por sobre la mesa y de paso, uniendo sus manos en un suave apretón como saludo, Rodrigo soltó una risita, acariciando con el dorso de su mano la fría mano del pelinegro.

──Estás helado ──Ivan negó con la cabeza, restándole importancia.
 
Rodrigo miró por las ventanas de la puerta de la cocina, esperando que nadie le estuviese prestando la atención suficiente. Y agachándose suavemente, tomó el té más cercano que tenía con un infusor, y comenzó a preparar un té para el congelado Ivan.

──¿Sabes? Llevo tres semanas y media sin comer carne, ni embutidos, ni nada ──volvió a hablar Ivan, viendo atentamente como Rodrigo preparaba el té lo más rápido posible. El chico le miró con una sonrisa frente a la tetera mientras hervía.

──¿Enserió? ¿Te estas haciendo vegetariano? ──preguntó, casi tan feliz como el día en que Ivan se le confesó. La idea de que el azabache fuese vegetariano como él le resultaba bonita, ya no sería un raro espécimen que no comía carne entre las personas y se alimentaba de frutas y verduras solamente.

──Si, osea ──Ivan ladeó la cabeza──Siempre me gustó el tema del vegetarianismo, pero mi mamá me lo prohibió por muchísimo tiempo mientras estaba en el instituto ──Ivan se encogió de hombros, soltando una risita──Y ahora que soy bastante más independiente, y como estoy con vos, comencé a dejar la carne y ser vegetariano, así como hiciste vos. ──el pelinegro alzó las cejas y entrelazó sus dedos en la barra.

Rodrigo se rió, tomando la tetera y acercándose a la taza que tenía puesta al otro lado de la encimera con el difusor──Osea, ¿te hiciste vegetariano porque te influencié indirectamente a serlo? ¿por mi? ──Rodrigo lo preguntó en broma, mientras vertía el agua caliente en la taza.

──Si, por vos ──afirmó, y Rodrigo sintió cosquillas en el estómago y con su cuerpo vibró por completo ante esas tres míseras palabras.

Y tal vez, luego el castaño entendió el por qué Camila había mentido con eso de ser vegetariana.




𝗙𝗢𝗥 𝗠𝗘?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora