O17

4.2K 373 97
                                    


















Cuando Rodrigo escucho a Ivan cerrar la puerta de su casa detrás suyo, soltó un suspiro cansado y aliviado, el cual no tenía idea de que debía soltar.

Aquellos simples 10 minutos de discusión en su trabajo le habían dejado exhausto, y eso que él ni era el que había discutido con la Castaña. Y de camino a casa, Rodrigo comenzó a pensar y a cuestionarse si su comportamiento iba o no afectar en su relación con Ivan, si Camila seguiría sospechando -ahora aún más, y con más razones- y si se debió quedar callado y oculto con tal de que Buhaje se librase del problema por su cuenta.

De pronto, y en medio de sus más profundos pensamientos mientras se mordisqueaba el labio y la punta de su dedo indice, sintió la presencia de Ivan detrás suyo, su aroma varonil y aquella fuerte respiración chocando contra su nuca. La preocupación de que Ivan estuviese enojado se esfumó al sentir aquellos brazos rodear su cintura y dejarse caer hasta el hueso de la cadera, entrelazando sus dedos en el vientre de Rodrigo y acercándolo suavemente del cuello, como si fuese un objeto frágil, codiciado y querido.

Sintió el duro pecho de Ivan en su espalda, y tirando un poco la cabeza hacia atrás, la apoyo en el hombro de este mismo, mirándole entre sus desordenados rulitos castaños con una mueca de mal gusto. Y Ivan, de alguna u otra forma, intuyó aquello que pasaba por la cabeza de Rodrigo, con solo ver esos ojitos, supo lo que atormentaba a su pequeño. Por lo que, con una pequeña sonrisa, dejó un sonoro beso cargado de cariño en la frente descubierta y tersa, justo en el surco despejado de su cabello.

—Me haz salvado de una grandisima, Rodri, muchas gracias—le habló, con total sinceridad y viendo el rostro de Rodrigo iluminarse, esas pequeñas y gorditas mejillas abultarse ante la sonrisa que le dedico, y Ivan pudo jurar que cayó un poquito más por Rodrigo con tal imagen.

Rodrigo, colocándose de puntitas, dejó un pico en la mejilla de Ivan, con las mejillas levemente sonrojadas y tirando de las grandes manos contrarias para separarse del cuerpo contrario y caminar perezosamente por la casa de Ivan, pasando de la puerta de la cocina en donde pudo ver a Molly, el gatito blanco del azabache, comer desde su plato al lado del lavaplatos, y entrando a la sala de estar para dejarse caer en el sofá de dos cuerpos.

Miró a Ivan seguirle los talones, y haciendo inconscientemente una sonrisita, estiro los brazos, diciéndole al pelinegro que viniese a recostarse con él y mimarlo.

Ivan no tardó nada en captar lo que quería, y soltando una risita por lo malcriado que parecia ser Rodri, caminó el par de pasos que lo separaban del castaño y se dejó caer a su lado, enterrándose entre los almohadones y sintiendo enseguida el peso extra en su torso. Rodrigo había colocado su cabeza en el pecho del azabache, lo suficientemente abajo como para escuchar sus latidos irremediables, y con su dedo indice, ociosamente comenzó a trazar en la suave tela de la camiseta que llevaba Ivan patrones que ni él mismo entendía.

—Realmente tuve miedo—susurró Rodrigo, llamando la atención del pelinegro, quien le miró desde arriba.

—Rodri, sabes que no tolerare si ella te dice algo cuando lo descubra, ¿cierto?—el bajito asintió, soltando un pequeño sonidito que Ivan tenía que clasificar como tierno—aparte de que, ya no voy a aguantar mucho tiempo sin ir hasta tu trabajo y comerte la boca si paso demasiado tiempo sin verte—

Rodrigo abrió los ojos como plato y se aparto sorprendido de Ivan, el chico tenía una sonrisa en el rostro, burlona, pero muy dentro de sí, Rodrigo sabía que Ivan no le estaba tomando el pelo. Arrugando la frente, le dio un pequeño golpe en el pecho, fingiendo molestia, pero con el impulso de que salió de su cómoda posición para sentarse a horcajadas en las piernas de Ivan.

Enseguida, aquellas manos apresaron su cintura, dejando pequeñas caricias en el borde de su pantalón y tanto en la piel de la misma zona debajo de su camiseta.

—Bueno, le dijiste a Camila que iríamos a ver un videojuego—Rodrigo arqueo una ceja, sin entender el punto y logrando una risa aguda de Ivan, una de sus favoritas y la que logró calentar su estómago agradablemente—¿Qué tal si jugamos?—

—No entien- —Rodrigo no pudo terminar antes de sentir los rápidos labios de Ivan impactar con los suyos, soltó un jadeo de sorpresa ante aquello, indudablemente siguiendole el beso mientras colocaba sus manos en los hombros de Ivan para sostenerse.

Esos hombros que Camila había tocado hoy mismo.

No se consideraba celoso, pero si se trataba de Ivan, el sentimiento de querer tocarlo solo él era bastante latente en muchas situaciones. Él solamente quería tomar su mano, sentir su piel caliente, esconderse en su cuello o ser rodeado por esos fuertes brazos.

Ivan adentró su lengua a la boca de Rodrigo luego de morder el labio inferior de este mismo, y Rodri no pudo hacer más que comenzar a jugar con la lengua contraria, y acercarse un poco más a Ivan, dejando caer su peso en los muslos y sus piernas encajándolas suavemente en la pelvis contraria.

Rodrigo tiró despacio de los cabellos de la nuca de Ivan, más abajo y profundo, lamiendo y succionado uno de sus belfos con vehemencia y suspirando entremedio del potente beso. El azabache le comia la boca con avidez, moviendo sus labios de una forma tan brusca y deliciosa que Rodri no podía evitar, recorriendo su boca con la lengua antes de juntarse con la contraria. Choque de dientes, pequeños soniditos y el sonido de la ropa contra el otro era lo único que se escuchaba.

Claramente, hasta que Molly llegó a la sala de estar, y clamó atención con 3 fuertes maullidos que hicieron saltar a Rodrigo sobre Ivan, y ante eso, este sacar otro gemido de dolor y separarse del beso.

...

𝗙𝗢𝗥 𝗠𝗘?Where stories live. Discover now