Cap. XI

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—No me quiero quedar solo...

La voz del demonio era ligeramente serena, se percibía la preocupación en sus honestas palabras y al mismo tiempo mantenía la mirada fija en ella, acto que Impactó a Nezuko. Se sentía avergonzada pero más que eso confundida y muy dentro de ella molesta.

La mujer se dio media vuelta, dándole la espalda.

—Soy molesta, ¿no es así? No tendría sentido estar aquí.

—Eso no es tan cierto.

—¿Tan? —lo mira por encima de su hombro.

—No me acostumbro totalmente a ti.

—Yo tampoco...

—¿De algún modo podríamos hacerlo?

La Kamado lo penso detenidamente.

—Yushiro —se gira para mirarlo frente a frente, bajando los brazos.

Yushiro se paralizó completamente al verla así. Sin duda esa bata le quedaba perfecta. Acepta que la mujer es bella, probablemente atractiva para su gusto. Pero no se había tomado el atrevimiento de verla más allá del rostro. Pero ese no era el tema.

—Dime.

—Creo que estás empezando a gustarme... Y no sé qué hacer —baja la mirada—. No estoy segura.

El demonio se quedó perplejo. ¿A que venía eso? ¿Por que lo decía? Las preguntas le llenaron la mente en un instante. Esperaba que no estuviera jugando. Era la primera vez que alguien se le confesaba.

—No puedo seguir aquí, Yushiro. Tú estás...

—Nezuko.

—Estás enamorado de Tamayo y no puedo competir contra eso.

Los ojos rosados de la Kamado deslumbraban contra la luz por las lágrimas cristalinas que empezaban a brotar. No estaba segura de por que dolía tanto decir esas palabras. Probablemente le temía a su rechazo o simplemente mencionar al amor platónico de Yushiro le causaba algún anotema.

—Solo quiero irme... —se lleva ambas manos al rostro para limpiarse.

—Nezuko, te estoy hablando, ¿me harás caso?

El joven se le acercó con calma. Ladeó el rostro para buscar su mirada pero era imposible con ella llorando y mirando el suelo enajenada.

—Déjame sola, no quiero seguir esta conversación...

—Mírame.

Las manos del chico subieron al rostro de la mujer, se sentía húmedo sobre sus mejillas pero no importaba. Necesitaba verla.

—Necesito que me veas, Nezuko. Por favor.

—¿Por qué estás haciendo esto...?

—Quiero decirte algo —intenta levantarle la mirada—. Hazlo, por favor.

Después de tanta insistencia no se resistió más.

Aquellas pestañas negras, largas y ojos llorosos lo miraron. La sorpresa de ver su hermosura de cerca lo había dejado sin palabras. Era un amante de la belleza.

—Tus... Tus ojos... son hermosos.

De ver aquellos lindos ojos pasó a sus finas cejas, su pequeña nariz y finalmente a sus labios; lugar que lo hipnotizó completamente. Nunca había sentido la necesidad de tener algún tipo de romance o de satisfacer sus necesidades con alguien. Pero ella estaba despertando aquella curiosidad. Su compañía aunque no fuera la más agradable le gustaba, su comida, sus comentarios absurdos cuando lo mira pintar o esas riñas que han tenido.

—Te voy a extrañar mucho. No te vayas...




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Pinta En Mis Labios [Yushiro X Nezuko] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora