𝗟𝗔𝗕𝗬𝗥𝗜𝗡𝗧𝗛
-GRAN HERMANO
❞oh no, i'm falling in love again❞
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
𝗘𝗡 𝗗𝗢𝗡𝗗𝗘 Sabrina entra a la casa más famosa del mundo con el objetivo de ganar. Pero sus planes se ven afectados cuando un salteño con lindos ojos irrumpe e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
labyrinth chapter twenty, karma twentieth week
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
SABRI
Sabrina abrió sus ojos luego de una larga siesta gracias a todos el griterío que se escuchaba fuera de los cuartos. En especial se escuchaban las voces de Camila y Julieta, quienes parecían emocionadas.
Sabri había estado durmiendo toda la tarde gracias a que se había despertado temprano porque Lautaro le había empezado a pegar con los almohadones para molestarla, claramente lo logró porque el sueño de la morocha había sido interrumpido.
Fue por eso que después de almorzar, sus ojos ya le pesaban y decidió que lo mejor era dormir una corta siesta. Aunque de corta no tuvo nada, ya que ya habían pasado tres horas desde que la morocha se durmió. Por lo menos ahora se había despertado.
La morocha se puso de pie y fue hasta su placard para tomar un short negro y colocárselo debajo de la remera que tenía puesta. Remera la cual era de su novio y aún tenía su perfume.
Sabrina se arregló y peinó un poco y decidió salir de la habitación para ver que era lo que estaba pasando en la casa.
Apenas salió, lo primero que vio fue que en la parte de los espejos, Rodo se encontraba cortándole el pelo a Marcos mientras algunos de los chicos estaban por ahí.
Sabía que Rodo era peluquero y que toda la casa había estado pidiendo que le lleven los materiales para que pueda trabajar. Al parecer se los habían dado y ya se había puesto en marcha.
Sabri apenas vio a su novio sentado mientras le cortaban el pelo, se acercó lentamente con la mano en la boca un poco sorprendida y asustada. Amaba el pelo de Marcos, pero no iba a negar que tenía miedo de que lo arruine.
—Hola, mi amor—El salteño saludo a la chica por el espejo
—Gordo, no—La morocha miraba apenada la situación aún con su mano en la boca
