Capítulo Ocho

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Domingo en la mañana.

El pálido sol entraba por la ventana, inundando el cuarto de Seungmin con la luz del nuevo día. Seungmin estaba acostado en la cama, sintiéndose más cómodo de lo que se había sentido en su tiempo quedándose en Stray Hills. Su mejilla estaba presionada en contra de la almohada, su brazo tirado perezosamente a través de ella. Con un suspiro contento, apretó el agarré, acurrucándose más en el cálido cojín y— espera un segundo.

Los cojines no son cálidos, en general. Tampoco eran firmes; al menos, el suyo no. Y Seungmin estaba un cien por ciento seguro que no respiraban y mantenían un brazo colgando en sus hombros mientras dormía.

Seungmin se tensó al instante, lentamente levantando su cabeza para ver que el cojín al que estaba abrazando no era en lo absoluto un cojín— era Bang Chan.

Seungmin estaba seguro de que su corazón iba a saltar a fuera de su garganta cuando lo vio. Sabía que se había dormido durante la película la noche anterior, pero no se había dado cuenta si Chan se había dormido también. Aparentemente sí.

Chan estaba en el lado de la cama presionado contra la pared. No parecía que se haya dado cuenta de que Seungmin estaba despierto y siguió durmiendo, su cara suavizada, carente de emociones. Se veía mucho más joven cuando estaba dormido, no había palabras cortantes o muecas creídas. Sus rasgos parecían... suaves, esa era la palabra que Seungmin podría elegir para describirlo. Había una fragilidad que hacía que el corazón de Seungmin latiera un poco más rápido de lo normal.

Porqué se había despertado en esa posición era un misterio, sin embargo. Bueno, no es como si Seungmin y Hyunjin nunca se acurrucaran (no es como si fueran a admitirlo ante todos) pero su amistad con Chan era tan nueva. Demasiado nueva para que su cuerpo considere aceptable enrollarse alrededor de Chan durante la noche.

Chan suspiró e hizo un ruido que no era adorable de ninguna manera y se movió, empezando a acercarse. Consciente de lo cerca que estaban, Seungmin, como el idiota que es, entró en pánico, haciendo un pequeño sonido grave (podía sonar muy masculino en las mañanas) en el fondo de su garganta, rodando lejos de Chan... directo al suelo.

—¡Mierda!—gritó, cayendo torpemente, sus extremidades agitándose y un dolor sordo atravesando su cuerpo.

Chan jadeó, tirando hacía arriba en la posición de sentado inmediatamente —¿Min?—preguntó, mirando a su alrededor frenéticamente. Cuando se dio cuenta de la posición del chico en el suelo, inclinó la cabeza hacía un lado, sus ojos dormidos llenos de confusión. —¿Por qué estas en el suelo?

Jesús, Chan sonaba diferente cuando se acababa de despertar. Su voz, que ya era profunda, sonó una octava más baja, sonando toda ronca y áspera y— bueno, ¿Qué tipo de pensamientos platónicos eran esos? Era raro, ¿bien? Esa voz junto con el hecho de que Chan aún parecía un feto por su sueño, era confuso.

Además, ¿exactamente cómo se supone que Seungmin respondiera a esa pregunta? Oh, ya sabes, estoy en el piso porque me levanté y estábamos malditamente acurrucados y como que me asusté y rodé de la cama. Sí, eso estaría bien. Chan no parecía darse cuenta en el estado en el que habían dormido, y Seungmin prefería que se quedara de esa manera.

—No pensé que estuviera tan cerca de la orilla y me caí,—Seungmin mintió sin problemas, esperando que no sonara completamente estúpido.

Chan río y dejo caerse en la cama. —Tú harías eso.

Seungmin se indignó. —¿Y que se supone que signifique eso?

—Oh, ya sabes—Chan suspiró divertido, evidentemente aún cansado. —Para alguien que es tan ágil en el hielo, eres sorprendentemente torpe afuera de este.—Una pequeña sonrisa tiró de los labios de Seungmin... hasta que Seungmin lo golpeó en la cara con una almohada.

Corazones Sobre Hielo |Chanmin|Where stories live. Discover now