Capítulo Dieciséis

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Aún viernes por la Noche.

Todo lo que Seungmin quería era ir a ese maldito juego de hockey y suspirar sin vergüenza a la distancia por lo bien que se veía Chan. Él no pidió tener que viajar a la sala de emergencias con Chan en la parte trasera de una ambulancia (que era probablemente el epítome del melodrama, ya que era sólo un esguince/fractura/rotura en el tobillo, pero, hey, iban a un colegio internado y no tenían coches). Pero si Seungmin se lo buscó o no, eso era exactamente lo que terminó haciendo.

¡Qué fantástica manera de mierda de pasar su noche de viernes! Y sí, había una parte ENORME de su subconsciente que lo estaba pasando bien, porque al menos lo llegó a pasar con Chan, pero la otra mitad le estaba diciendo a esa mitad que era un idiota así que Seungmin sólo trató de no pensar demasiado en ello.

Ellos estaban sentados en el vestíbulo de la sala de emergencias. Chan estaba más o menos bien por el momento, aparte de lo obvio. Se las arreglaron para conseguir cambiarlo de su equipo de hockey, así él no estaría demasiado incómodo. Chan estaba sentado en una de las sillas de ruedas proporcionadas por el hospital y le había dicho a Seungmin que ni siquiera podía sentir su tobillo ahora, lo que estaba o muy bien o muy mal en este momento. Siguió jugueteando con la blanca pulsera de plástico que le habían dado para pasar el tiempo hasta que lo llamaran. Finalmente, Seungmin no pudo soportarlo más y se inclinó y cogió una de las manos de Chan, sosteniéndola en las suyas.

—Hey—le dijo en voz baja, inclinando su cuerpo hacia Chan. —Sé que estás nervioso acerca de la radiografía, pero tienes que calmarte. No necesitas tener un ataque de pánico encima de todo lo demás de hoy.

Chan se mordió el labio y miró su mano descansando en las de Seungmin. Lentamente, él la torció a su alrededor por lo que sus dedos estaban entrelazados (y, sip, allí estaba el corazón de Seungmin saltándose un latido justo a tiempo) y asintió. —Está bien— susurró de nuevo, a pesar de que todavía estaba visiblemente tenso.

El pulgar de Seungmin acarició el dorso de la mano de Chan distraídamente, tratando de calmarlo. No sabía qué decirle a alguien cuando ese alguien le gustaba y estaba en su límite, no sabía cómo consolarlo. Hablar sobre el juego empeoraría las cosas, por lo que quería evitar eso. Pero por una vez en su vida, la mente de Seungmin estaba en blanco.

—Sabes, la primera vez que me fui de patinaje, tenía seis años.— Chan dijo de repente. Su voz era tranquila, como si esto fuera una confesión, una especie de secreto —Mi madre me llevó. Fuimos, alquiló un par de patines para mí y para ella, y solo saltamos al hielo.

—Y déjame adivinar— Seungmin lo interrumpió. —¿Eras un profesional desde el principio?

Chan resopló. —Nop. Me caí de culo.

La risa sorprendida de Seungmin atravesó la atmósfera lúgubre de la sala de emergencias, y tuvo que taparse la boca con el puño para sofocarla. —¿Fue peor que tú en patines de patinaje artístico?

—¡Hey!— Chan exclamó, ofendido. —¡Yo no fui así de malo!

—Sí, lo fuiste— dijo Seungmin de inmediato, sonriéndole. —Fuiste terrible.

—Eso no es ni siquiera un poco justo. Yo no estaba acostumbrado a usar puntas en los dedos de los pies.

Seungmin rodó los ojos. —¿En serio estás discutiendo conmigo sobre algo que ocurrió semanas atrás? Aceptaste tu derrota con gracia, Channie, vamos a mantenerlo así. No seas un mal perdedor.

—No soy un mal perdedor, lo único que digo es que hay una probabilidad del 90 por ciento de que hicieras trampa.

—¡Hay incluso un punto en la historia que me ibas a decir o prefieres seguir discutiendo conmigo?

Corazones Sobre Hielo |Chanmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora