Capítulo 8

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*Morgana Pov.*

Estaba realmente sorprendida de que Kara tuviera esas habilidades. Y desde que la vi hacer todo eso, comprendí lo que me había contado de ella y entendí lo que me quiso decir cuando me dijo que entiende a la perfección el hecho de que escondo mi magia por miedo. Sí, ella sabía perfectamente de lo que hablo.

Decidió no irse, no se fue con los druidas. Esperaría a que la vinieran a buscar para poder protegernos de mientras. No quería que lo abandone todo por nosotros, me hacía sentir culpable. Solo que la veía sonreír con Mordred y mostrarle sus habilidades, incluso a Lancelot que se quejaba que ahora no era justo luchar contra Kara para practicar. Aunque ella le estaba enseñando técnicas de lucha.

El invierno había llegado y mientras que en las montañas estaba nevando ya, aquí hacía mucho frío. Es extraño que nieve en esta cabaña, solo hace mucho frío y Kara ha estado ayudando a reforzar la cabaña con Lancelot. Tanto que están haciendo una nueva habitación para que entremos todos. Luego de celebrar Yule, en el cual Kara se mostró emocionada como un niño contando que donde viene ese festejo se llama "navidad" e hizo collares de regalo para cada uno y fue adorable, nos estábamos preparando para la ausencia de comida y los fríos intensos.

Estaba buscando a Kara y me acerqué al establo, fue cuando escuché un llanto que me hizo detenerme. Me rompía el corazón escucharla y cuando me acerqué lentamente y entré, tuve la imagen más dolorosa que jamás creí ver. Kara estaba de pie abrazada a uno de los caballos y lloraba desconsolada. Mi labio tembló y se me rompió el corazón verla así. Fue peor cuando soltó el caballo y se dejó caer lentamente para abrazarse a sus piernas. Me acerqué a ella y me arrodillé, quedando a su nivel y abrazando sus hombros.

—Kara... ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras?

—Morgana... No aguanto... —Dijo y me observó, la imagen fue muy dolorosa—. Me siento abandonada... Siento que mi familia se olvidó de mí. Hace meses que estoy aquí, los extraño. Me siento sola, me siento muy sola.

—No estás sola, me tienes aquí contigo. —Le dije y la abracé para que llorara tranquila en mis brazos—. Ven aquí, tranquila. No lo guardes, déjalo salir. Yo estaré para ti, tranquila. Y tu familia no se olvidó de ti, Kara. La magia... No es como la ciencia que mencionas, tiene sus propias leyes y debes respetarlo. Si no han venido por ti es porque tienes algo que aprender en tu estadía aquí.

Yo también lo había perdido todo, también me sentí abandonada y con el corazón roto. Sé lo que Kara está sintiendo a la perfección y me duele verla así, pero me siento bien de estar para ella. Mientras la tenía en mis brazos, me sentí bien de ser quien esté para consolarla. Es tan dulce, tan tierna... tan linda. Kara es tan hermosa, que no se merece estar así de triste. Por un momento, me sentí egoísta por disfrutar de que quiera mi abrazo, por dejarme consolarla en su momento más débil. Esta chica, que es fuerte como el acero, brilla y vuela bajo el sol... Puede ser tan frágil como una pluma y quebrarse como una rema seca. Teniéndola a mi lado de esta manera, me hacía sentir que podía protegerla como la más pura de las magias y que podía ser ese campo de energía en el que siempre podía sentirse a salvo.

Noté que Kara levantó la mirada y me observó a los ojos. Esos ojos celestes, que ahora estaban rodeados de rojo por haber llorado, me miraron con atención y mi corazón explotó cuando miró mis labios. Tragué saliva y temblé ante la imagen, me paralicé en donde estaba y dejé que se apoyara en mí para seguir llorando. Quiso besarme, quiso besarme y no se animó. En cambio, seguía triste, rota. No, no quería verla así.

Tomé su rostro y la hice verme. La observé profundamente a los ojos y sostuve su rostro con mi mano mientras me acerqué. Las dos cerramos los ojos al mismo tiempo mientras dejó que le bese.

The Time Traveler -  Supercorp AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora