Lena y Kara son mejores amigas y desde siempre tienen sentimientos por la otra. A pesar de que la kryptoniana abandonó la capa y anuló sus poderes para ser una simple terrícola, no se había animado a decir sus sentimientos por Lena.
La jóven Luthor...
Íbamos a tenderles una emboscada y para hacerlo, teníamos que desviarlos de su camino al castillo. Así que estábamos mirando por qué camino podíamos atraerlos en el mapa.
—Es inútil, no tenemos cómo atraparlos. —Dijo Arturo y señalaba el mapa—. Pueden desviarse por cualquiera de estas vías alrededor de Camlann.
—¿Camlann? —Mencioné y me quedé pensando—. ¿Dónde escuché ese nombre?
—Es una montaña con camino estrecho. —Dijo Arturo mientras yo seguía pensando.
Y de repente, mi mente hizo memoria. Este es el nombre de la última batalla de Camelot donde se supone que Arturo se enfrenta a Mordred y ambos se hieren mortalmente. Pero claro, Mordred no es con quien hay que enfrentarse a que él es solo un niño.
—Aquí es donde tenemos que atraerlos. —Le dije a Arturo—. En este lugar estrecho podremos dar la batalla final.
Cuando dije eso, me miró y se quedó serio.
—¿Qué tan segura estás? —Dijo y le asentí—. Está bien... Pero necesitamos un plan para hacerlos girar e ir en esa dirección.
—Creo que Kara y yo podemos ayudar en eso. —Dijo Morgana y la miré frunciendo el entrecejo.
—¿Cómo quieres ayudar? —Dije y sonrió de costado.
—Hermano... —Dijo y sonrió—. Si hago un pequeño hechizo no me mandarás al calabozo como papá seguro hubiera hecho. ¿Verdad?
—Sabes que no. ¿Por qué? —Le respondió Arturo.
—Porque creo que es hora de que pida un poco de refuerzos.
Nos dividimos en secciones en el bosque, viendo que se estaban acercando. Esperamos a que callera la noche y Morgana me miró.
—¿Quieres ver la verdadera magia? —Dijo y sonreí.
Como estábamos divididos en árboles, tomamos antorchas para dar a entender que el ejército estaba aquí, listo para atacar. Observé a Morgana y su rostro se tornó serio, ajustó la mirada al frente bajando la cabeza y vi como sus ojos se volvieron amarillos mientras recitaba el hechizo.
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Observé a Arturo cerca de mí y miró a su hermana con sorpresa. Una niebla inundó el lugar, junto con el brillo de la luz de la luna. Y de la nada, Morgana metió su mano en su traje y sacó una piedra que reconocí.
—Esa es la piedra que causaba el campo de energía de la cabaña. —Dije y Morgana sonrió mirándola fijo.
Los ojos de Morgana continuaron brillando y también lo hizo la piedra. Y de la nada, todo el campo de árboles frente a nosotros comenzó a llenarse de criaturas mitológicas de todo tipo. Hadas, duendes, unicornios y todo tipo de criaturas que solo he visto en cuentos. Morgana les dijo una palabra en el idioma antiguo y los seres corrieron hacia delante, transformándose en criaturas espantosas y espeluznantes. Escuchamos como corrían y nos pusimos en marcha para hacerlos ir hacia la zona que queríamos.
